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 Correos: La página nos ayuda a poder hablar. A Claire Fischer y a Pentium.- Gregory P.

140. Sobre esta web
Gregory P. :

Queridos orejas:

 

Hace mucho tiempo que no escribía nada. Hasta no sé si, con los cambios de la página, voy a poder enviar este escrito. Os sigo leyendo, aunque he de confesar que a veces me pasan semanas sin entrar. Compruebo con gusto que muchos ex con los que me encuentro por la vida van conociendo la página, y les ayuda, como a mí me ayudó en una época.

 

La página nos ayuda a poder hablar. A poder contar las cosas que los directores no tuvieron tiempo ni ganas de escuchar. A poder razonar, con personas que nos entienen, de los motivos por los que dejamos la “santa casa” Los directores daban siempre por descontado que teníamos un problema de sexo, pero no era eso. Los cientos de confesiones de muchos ex nos lo demuestran todos los días, y deberían darles que pensar, en lugar de planear ataques. En lugar de intentar matar al mensajero.

 

Luego, cuando ya lo has dicho todo, pasas página, y la obra se va convirtiendo, poco a poco, en algo que pasó, en una “asignatura aprobada”, aunque sea en segunda convocatoria. Pero hasta ese momento, hace falta hablar. Sacar todo el pus. Curar la herida. Menos mal que alguien se encarga de eso, de ayudarnos a hacerlo.

 

Hoy he estado leyendo los correos de Claire Fisher, el correo en el que se habla de la catequista que se llevó a los niños, y los correos de pentium. Quería comentar un par de cosillas.

 

La primera es que no me acabo de creer lo que dice Luis Fernando Pérez de Bustamante. No digo que no sea cierto que se lo han dicho, pero no me creo la noticia. Yo colaboro en una catequesis de barrio, y durante unos años estuvieron colaborando unas numerarias. Nos hacían falta catequistas, y ellas nos ayudaron, quizá con algo de lejanía, ciñiéndose a sus clases, y nada más, sin participar en las reuniones del grupo de catequistas, pero colaborando, al fin y al cabo, con una labor con la que siempre me he sentido comprometido, gracias a la catequesis en la que participé siendo de la obra. Es una de las muchas cosas que le agradezco a la obra, que me supo inculcar ese amor a la catequesis. Y además fue una de las razones por las que dejé de ser de la obra: que se colase el proselitismo, como en todo.

 

Las catequistas de las que hablo no se llevaron a ningún niño, ni a ninguna niña. Se fueron, al cabo de un tiempo, sin más.

 

Por otro lado, las catequesis no duran siempre: son catequesis de comunión, o de confirmación. En ocasiones, de continuidad, pero la labor que se hace con esos niños no es permanente.

 

Y, por otro lado, es absurdo que se llevase a todos los niños, como dice el artículo. En todo caso, se habría llevado a las niñas, porque en los centros de las mujeres no pueden entrar los hombres, ni tampoco los niños.

 

Todas estas consideraciones hacen que, en conjunto, no le dé mucho crédito a la noticia. Pero puede ser cierta.

 

Por otro lado, me he alegrado de ver la nueva colaboración de nuestro amigo Pentium. Y me ha alegrado más ver que, como ya le dije hace tiempo, poco a poco va cambiando su mentalidad. Al menos, así me lo parece.

 

Lo digo por esta frase de su correo de 29 de noviembre:

 

 6.- Una de las cosas que aprendí en mi marcha de la Obra es que pertenecer a ella no garantiza la salvación del alma y no es salvoconducto para la santidad. De lo contrario, y siguiendo tus argumentaciones hasta el final, deberíamos pensar que todo el que muere en la Obra tiene la salvación asegurada y sabemos que no es así.

Bravo, Pentium. Tienes más razón que un santo. Los miembros del Opus Dei, por muy fieles que sean a todas las normas del plan de vida, no tienen asegurada la salvación eterna. Pero recuerda que Monseñor Escrivá aseguraba la salvación de sus hijos que perseverasen, que le cumpliesen las normas. No voy a buscarlo en los numerosos escritos colgados en la página, porque sé que todos los que hemos sido de la obra lo hemos oído en muchas ocasiones.

 

Pentium, tienes razón, y estoy convencido de que tus opiniones están cambiando. Es normal: antes estabas (estábamos) equivocados, en ésta y en otras muchas más cosas.

 

Un abrazo muy fuerte para todos, y, como siempre, un cariñoso saludo a los orejas. Gracias por dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, aconsejar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita. Por suerte o por desgracia, cada vez somos más los que lo necesitamos..

 

Gregory P.




Publicado el Wednesday, 06 December 2006



 
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