EL DIA QUE ROBARON EN EL OPUS DEI

   Domingo por la tarde hacia el año 1996. Centro de numerarios cercano al estadio Santiago Bernabéu de Madrid. Aunque sea centro de numerarios, algunos agregados entonces nos disponemos a preparar el círculo y las charlas de formación que tenemos que impartir a los supernumerarios que dependen de nosotros. También aprovechamos para leer publicaciones internas (fundamentalmente las revistas “Crónica “ y “Obras”, así como los documentos y cartas del fundador o de alguno de sus sucesores, monseñores Álvaro del Portillo y Javier Echevarría, a los que internamente se les llama “el Padre” y así se les distingue del Fundador, al que se denomina internamente “Nuestro Padre”...

 El centro ‘Lima’, que así se le denomina internamente en recuerdo de una plaza cercana de este nombre, es un oasis de paz. De repente, esa tranquilidad se ve interrumpida por un fuerte ruido, que procede de la zona llamada “de la Administración”, desde un grupo de mujeres de la Obra atiende a los doce o catorce numerarios que allí residen. Son sobre las siete y media de la tarde y ellas ya se han ido, dejando libre su zona hasta el día siguiente. El freno del robo fue que la otra parte de la casa estaba habitada. Al romper la puerta del comedor observaron que había vida. Eso frustró sus propósitos de llevarse algo de la otra utilizada por las mujeres opusianas.

   El director  hizo unas gestiones y confirmó que nadie estaba al otro lado de los teóricamente “50.000 kilómetros” que, según San Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, su fundador,  separan a los hombres y las mujeres del Opus Dei.. Me pidió que le acompañara y lo hice. Nunca había visto una “administración” de un centro de mujeres de la Obra, pero aquel día fue una excepción.

   Era un robo. Los ladrones observaron que aquella casa –a ella se accede por una escalera distinta del centro de numerarios—se encontraba sola y les pereció que era el momento de dar un golpe. Por ello, pusieron todos los medios para que fuera un éxito su operación. Lo que no esperaban era que aquel piso no tenía dos cerraduras como aparentaba desde fuera, sino cuatro, pues existían otras dos por dentro.  Con el paso del tiempo, todo se olvidó. Me comentaron entonces “mis hermanos” que eso era lo habitual. Yo ahora lo reproduzco.

   Jamás pensé que una “administración” de un centro de numerarios fuera así. Una gran habitación dedicada a “planchero”, lugar donde planchan la ropa las mujeres que atienden los centros de numerarios; una zona de lavadora y secadora; la cocina, y poco más. Los numerarios del Opus Dei están muy cuidados.  Unas sirvientas (ellos les llaman numerarias auxiliares) les sirven la comida vestidas de cofia, una cosa inusual en estos tiempos; les limpian la casa y, hasta en algunos casos, hasta les abren la puerta cuando llama alguien de fuera. Esa es la pobreza que se vive. No me extraña que cuando abandonan su entrega los numerarios del Opus Dei no saben  freir un huevo en la sartén o poner en marcha una lavadora.

   Me di cuenta del trabajo tan importante que desarrollan las mujeres del Opus Dei que se dedican a tareas de “administración” de los centros de varones. Es la estructura clásica de las casas del Opus Dei, que no han evolucionado en el trato que se da a las mujeres. Alguna vez he oído a la hermana numeraria de alguno de la Obra que a ellas no les parece bien el machismo existente dentro de la prelatura. Es lo que se vive en las casas de ricos. Que no me digan que eso es una familia normal, pues de familia tiene poco.

 Copio el texto de una de las canciones internas que cantan las mujeres del Opus Dei. Se titula “Ancilla Domini” (Esclava del Señor), aludiendo a la Madre de Jesucristo en la oración del Angelus. Por cierto las reuniones internas de las mujeres de la Obra terminan con la frase: “Santa María Spes Nostra, Ancilla  Domini”, que pronuncia la que hace cabeza o preside la reunión. Las demás contestan: “Ora pro Nobis”. En el caso de los varones es: “Santa María Spes Nostra, Sedes Sapientiae” (Sede de la Sabiduría). También se contesta “Ora Pro Nobis”. Ellas, las mujeres, son las “esclavas del Señor”; ellos son “Sede de la Sabiduría”.

   Veamos el texto de la canción:

   “Barriendo y lavando

     cantaba María.

     Llena de alegría

     Reía de amor.

    Cosía la ropa

     Y fregaba el suelo

     La Reina del Cielo

     La Madre de Dios.

    Como a mi me llama

    le llamaba el Niño

    Lleno de cariño:

    ¡Su Niño y su Dios!

   Como yo le miro

    Ella le miraba.

   Feliz trabajaba

   Lo mismo que yo”.

   Hasta ahí la canción de las mujeres del Opus Dei. No lejos de allí, en la casa donde residió hasta su muerte un famoso compositor ciego del siglo XX, existía un centro de agregados , al que éstos  denominaban “el K”, por ser ese el nombre de la zona donde se encuentra. Se trata de un piso que no habita nadie, pues el Opus Dei no prevé que los agregados vivan en residencias, salvo cuando son mayores, pero se cuida muy mucho que no tengan la estructura de los centros de numerarios. Estos pisos reciben el nombre de “apeaderos”.

   Pues bien, también al estar  sin habitar también recibió la visita de los ladrones  por la misma época. Como no existía “administración” llegaron a toda la casa. Y claro, no había nada. Lo que sí había era una caja fuerte de peso muy levado, que no se atrevieron a llevarse. Eso sí  los ladrones rompieron  la puerta y se llevaron lo que pudieron.

   Son dos casos de robo en el Opus Dei. Con ellos se demuestra la vida que unos y otros hacen. Pensando presentar la vida real de la Prelatura como es, no como la presentan el los artículos almibarados de la Oficina de Información, me acordé de estos datos. Cada uno que piense lo que quiera.

NACHO FERNÁNDEZ