Querida Carmen,

Tienes razón al no fiarte.

No escribo esto para que te preocupes, pero sí para que sepas lo que tienes delante y puedas actuar en consecuencia, porque si esperas que el opus vaya por las claras te van a dar las uvas del año 3000.

Lo que dice Tornasol es absolutamente cierto: bajo su piel de cordero y sus argumentos tranquilizadores, a tu casa fue una numeraria, no una amiga de tu hija.Te contó una verdad a medias, que es la peor de las mentiras...

Es curioso. A la gente del opus se le llena la boca diciendo esto último, aunque de hecho se consideran la excepción que confirma la regla: así, "hacer trampas por Dios" para ellos es un santo acto de "picardía". O lo que es lo mismo: para el opus el fin sí justifica los medios.

Pero hoy no pienso ir por ahí, porque ejemplos de eso en esta web sobran.

Como describías en tu carta, con tu hija han empleado un modus operandi típicamente opusino. Los que primero lo sufrimos en nuestras carnes y luego desperdiciamos años de nuestras vidas atendiendo clubes juveniles lo conocemos muy bien:

Uno. En el club hacen creer a los padres que están de su parte y que quieren lo mejor para su hij@.

Dos. Poco a poco le comen el coco al niñ@ hasta llegar a plantearle la "vocación", a menudo a espaldas de sus padres (sobre todo si estos no son de la obra).

Tres. Cuando ya está dentro, y por tanto "de su parte" (=DE LA PARTE "DE DIOS" - ¡qué insidia! - así se explica que luego haya gente que pierde la fe...) le cuentan a los padres cualquier milonga (como la de los adscritos), sembrando la discordia en el seno familiar. Y luego ya... ellos se quedan con la conciencia tranquila (¡!) y no se responsabilizan de nada porque están persuadidos de que ocurra lo que ocurra "todo es para bien" (¡¡¡¡!!!!). 

Vamos, que ahora a tí te dicen:

- "No se preocupe, señora... si sólo es adscrita... todavía no es de la obra..."

Mientras que a ella le van taladrando algo así como:

- "Tú, en espíritu, ya eres del opus dei, y tienes una vocación especialísima que te ha dado Dios y que es para toda la vida [a no ser, claro, que como tantas otras acabes con una depresión de caballo, en cuyo caso te devolveremos hecha un guiñapo a tus padres y nunca querremos nada más contigo]; desde ahora tienes que tirar del carro como las que llevan dentro veinte años, y las incorporaciones sucesivas que luego irás haciendo no son más que trámites jurídicos que impone la iglesia. De momento, los obstáculos que tus padres son una contradicción que Dios te envía como una señal de que tienes que abandonarte a su voluntad [que, ya te digo yo, es que seas numeraria], como le pasó a 'nuestro amadísimo fundador' con la 'contradicción de los buenos': por eso tú tienes que rezar mucho por tus padres para que 'entiendan' tu vocación..."

En otras palabras, si tu hija es efectivamente adscrita, ya ES del opus: no de derecho pero sí de hecho. O, si lo prefieres, no "pertenece" a la obra pero sí "es" de la obra.

¿Oscuro, verdad? 

Pues así se maneja a la gente en la obra: a base de dobles verdades, dobles discursos y dobles raseros, que a menudo vienen aderezados con algún que otro tecnicismo jurídico para confundir a las personas de a pie, y respaldados por todo el poder de la "voluntad de Dios" y la "aprobación de la iglesia" para amedrentar a cualquier cristiano que se atreva a discutir. 

Por eso, como dice Tornasol, cabe esperar que tu hija pronto comience a llevar una vida de "numeraria externa", con sus "normas", su "círculo", su "charla", su "dirección espiritual", su obediencia, su cilicio y sus historias. Y esto, desgraciadamente, no se cura de hoy para mañana.

Pero a pesar de todo no te asustes: aún no han tenido tiempo de comerle el coco por completo (muy distinto sería si llevase dos o tres años viviendo por ahí en una casa del opus). Pienso que con cariño y un poco de mano izquierda puedes hacer que recapacite sin mayores problemas. En esta web hay un buen número de textos que pueden despertar en ella inquietudes que en el opus no le van a saber disipar de forma convincente (si quieres, me ofrezco a buscarte algunos). Y en cualquier caso, no conviene olvidar que de l@s niñ@s que se hacen numerari@s a su edad, al cabo de tres o cuatro años perseveran en la obra un@ de cada cinco.

Porque serán jóvenes, pero no tont@s.

En los últimos días ya ha escrito mucha gente dándote consejos más sabios de los que a mi se me puedan ocurrir nunca. Además, supongo que lo que hagas dependerá mucho de vuestra manera de hacer las cosas dentro del ámbito familiar. Sólo me atrevo a aventurar que tu sitio está al lado de tu hija, hablándole muy clarito pero con cariño, sin rallar y sin perder nunca la calma, para que vea que sólo quieres su felicidad. Creo que no debes enfrentarte a ella, porque eso la aleja de ti y la acerca al opus. !Y anda que no saben capitalizar la discordia!

Ahora, lo que sí puedo decirte con ABSOLUTA certeza es que la numeraria que fue a veros a casa te ha contado la mentira oficial (o, si lo prefieres, la "verdad a medias oficial").

Y a nadie se le escapa que quien intenta arrebatar una hija a sus padres a golpe de mentiras no es de fiar.

Aunque piense que lo hace con la mejor intención.

Un abrazo,

Pero.