Supo :
Estimados Todos.
En la lectura del Evangelio de ayer he meditado sobre el siguiente tema. La lectura trata sobre el ciego Bartimeo. Bartimeo es ciego y está tirado en la cuneta. Escucha que Jesús se acerca y comienza a gritar. Jesús, al principio, no le hace caso, para ponerle a prueba. Bartimeo insiste. Jesús pide que se acerque y le pregunta qué quiere. Bartimeo dice que ver. Jesús le responde: Vete, tu fe te ha curado. Bartimeo le acompaña un rato, para ser agradecido. Hasta aquí los hechos relatados en el Evangelio.
Reflexión: en el resto de los Evangelios no se vuelve a hablar de Bartimeo. Ha sido curado, ha visto cara a cara a Jesús. Jesús no le dice "sígueme", Jesús no le reprocha que no le siga. Jesús le ha curado y le deja marchar. Jesús no dice: vaya, le cure y no se viene a seguirnos. Jesús no dice: vaya qué egoista es este. Jesús le cura y le deja con su vocación. Ni siquiera le retiene para él.
La semana pasada, en el Evangelio, Santiago y Juan, habían pedido estar a la izquierda y a la derecha en el Reino de los Cielos. Jesús les dice que no es cosa suya. Pero no se lo tiene en cuenta.
Qué amor de Jesús a la libertad individual. Cuánto deberían aprender en OD sobre este tema. Bartimeo se va del lado de Jesús y no vuelve. ¿Significa eso que no quiere a Jesús? No se puede afirmar eso. Luego, puede que siguiera amándole sin estar entre los discípulos. Jesús no le llama traidor, ni le dice a sus discípulos: volvera a quedarse ciego, porque se ha ido. Nada de eso. Jesús le deja ir, le deja vivir. Creo que los numerarios que han dicho cosas horribles a los que nos hemos marchado (no es mi caso, por suerte, pero he oído hasta decir que se podía vivir en la más absoluta soledad, o tener qué se yo que problemas) deberían meditar sobre estos versículos del Evangelio.
No os robo más tiempo.
Supo
Publicado el Monday, 30 October 2006
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