El cura encargado del adoctrinamiento en mi centro de estudios condujo un día la meditación apoyándose en un peligroso juego de palabras que, entonces, a todos nos pareció de lo más normal... Planteaba que “si no se vive como se piensa, se acaba pensando como se vive”...

Y tenía parte de razón... sólo parte... porque hay quien no llega a asumir un pensamiento/ adoctrinamiento que le viene impuesto por una supuesta Voluntad de Dios (= voluntad de los directores)... y, por otra parte, nadie en el opus tiene verdadera libertad intelectual ni posibilidades de consulta (Dios libre a un opusino de consultar nada con el Obispo ni con ningún cura ajeno) como para permitirse tener un pensamiento propio, independiente del que ofrece la institución... de tal manera que el opusino medio mantiene –por fuerza- una disociación, mayor o menor, entre pensamiento-institucional-no-asumido (en mayor o menor medida) y organización vital impuesta por la institución en coherencia con el pensamiento preestablecido.

Los que escuchábamos, numerarios captados durante la niñez o recién estrenada la juventud, no teníamos todavía un pensamiento muy definido, realmente nada definido. Las escasas líneas definitorias estaban trazadas por lo que la institución nos había dicho sobre ella misma antes de ir al centro de estudios... es decir, muy poco.... en plan “Dios te ha elegido” y adornada la escasa información con el misterio de la supuesta revelación de Dios a Monseñor Escrivá (no me acostumbro a lo de San Josemaría que, como suele decirse en España, no es santo de mi devoción).

En ésta situación, con nuestro voto de obediencia a cuestas (años 1978-1979), y con la posibilidad de crítica anulada por la prohibición del espíritu crítico, nuestro pensamiento estaba dirigido, realmente vivíamos y pensábamos como otros (los directores, la Delegación, etc., en última instancia el Fundador) pensaban que debíamos vivir. Ellos transmitían una forma de pensar y, a renglón seguido, exigían coherencia entre “nuestro pensamiento” y nuestra vida.

Decía aquél cura que “si no se vive como se piensa, se acaba pensando como se vive”...

Es lo que les pasa a los del opus, que acaban pensando tal como viven... y como viven conforme al “pensamiento único” de la institución, ya ni siquiera intentan pensar (tentación diabólica donde las haya), porque ya está todo pensado... Así que, a vivir sin pensar... y si alguno intenta pensar ya sabe el camino que tiene que recorrer: charla urgente para reconocer el pecado, confesión inmediata, y, en casos persistentes, al psiquiatra de la opus (miedo me dan esos galenos).

Saludos cordiales a todos los amigos de la web.

José Antonio.