El fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá de Balaguer, ha sido uno de los personajes que ha incluido Televisión Española en su espacio teatral de los miércoles por la noche en la segunda cadena, presentó “El retablo de las maravillas”, de Miguel de Cervantes, en versión de Albert Boadella y la compañía “Els Joglars”.  La puesta en escena ha supuesto una reproducción exacta de las tertulias de este santo de Barbastro (Huesca)...

 En algunos momentos de la historia de Televisión Española se llegaron a emitir películas con sonido directo de las tertulias del hoy San Josemaría. Esto supuso un golpe de audacia para los encargados del AOP (Apostolado de la Opinión Pública) del Opus Dei. Los que entonces pertenecíamos al Opus éramos informados internamente de que se iba a emitir tal programa, para que se lo comunicáramos a nuestra familia y amigos. Con el tiempo, algunas de las intervenciones de las tertulias han sido dobladas durante la década de los noventa del siglo XX en Madrid en un colegio de la Obra, alegando que se oían mal.

Ahora TVE ha dado un paso más y se ha atrevido a presentar “El retablo de las maravillas” de Cervantes, con una clara alusión a monseñor Josemaría, al que interpreta un actor de la compañía de “Els Joglars”, con una sotana, unas gafas y unos ademanes muy parecidos a los de Escrivá. Se notaba que para la puesta en escena los responsables de la representación se habían visto varias películas de este personaje eclesiásico. Previamente se había anunciado el espacio con trozos de la representación en las que sale el fundador del Opus Dei.

Uno de los puntos en los que se trató en la representación de “El retablo de las maravillas” fue el de que monseñor Josemaría se informaba previamente de las preguntas que le iban a hacer los que acudían a sus tertulias. Así fue con el santo y lo ha sido con sus sucesores: monseñores Álvaro del Portillo y  Javier Echevarría. Los  directores y los responsables de los centros del entonces instituto secular y hoy prelatura personal “ofrecían” a los que iban a ir a las tertulias que formularan tal pregunta. Casi todos lo llevaban por escrito, para no confundirse. Raras veces falló este sistema. Sin embargo, para una persona no metida en el Opus puede parecer que hay mucha espontaneidad. Incluso muchos de los de dentro lo ignoran. Yo lo comprobé una vez.

Era frecuente que con motivo de una tertulia o un viaje de monseñor Escrivá  –internamente se le llamaba entonces “El Padre”— los directores del Opus Dei propusieran a algunas familias que se desprendieran de joyas que guardaban, con el fin de hacer sagrarios, cálices o copones y así satisfacer al hoy San Josemaría, que deseaba ofrecer eso a Nuestro Señor. En realidad esas joyas iban los principales centros del Opus Dei, sobre todos a las representaciones nacionales  y otros cargos de gobierno interno, como son lo que ellos denominan las delegaciones. Se ponía como ejemplo que una piedra preciosa de un valor muy elevado se encontraba en uno de los cálices con los que oficiaba la misa lo que entonces se llamaba “Presidente General del Opus Dei”. Esto quedó perfectamente plasmado en la representación de “El retablo de las maravillas”.

En noviembre de 1972, tres años antes de su muerte –en el Opus Dei no se hablaba entonces de la muerte del fundador, sino de “su marcha al cielo”—el hoy San Josemaría hizo un viaje a España, al que se denominó internamente “Dos meses de catequesis”. Los directores nos transmitían la pobreza en que vivía Escrivá con una sotana muy remendada y otra que usaba para especiales acontecimientos. Esto contrastaba con el automóvil marca Mercedes de color vino de Burdeos que uso en ese viaje y que conducía uno de los directores de la Obra en España. A mi me extrañó y  lo comenté dentro del Opus Dei. La explicación que se me dio fue que ese vehículo

 había sido cedido para la ocasión por un cooperador o simpatizante de la Obra. No me valía tal argumento, puesto que los pocos que tenían un automóvil entonces era o un SEAT 600, un SEAT 850,o un Renault  Gordini. En todo caso era un coche utilitario y como mucho un SEAT 1500, que entonces se veían muy pocos en España. Hoy un coche Mercedes sigue siendo un lujo. Pues el fundador llevaba vehículo de lujo, aunque fuera cedido. De ahí que la representación de “El retablo de las maravillas” me haya resucitado lo que he comentado. Puedo decir, con términos periodísticos, que Boadella ha dado en la diana de San Josemaría.

NACHO FERNANDEZ