Hace unos días encontré vuestra página, ya me he registrado y ahora quería saludaros. Fui numeraria durante 8 años, hace ya más de 30. Ha pasado toda una vida, había dejado en el fondo del desván mi experiencia en aquel lugar y ahora… os encuentro y empiezo a recordar… situaciones, gentes, alegrías, tristezas, indignaciones, incomprensiones, soledades… Mi último contacto con ex, fue a raiz de la publicación del libro de Mª Angustias “El Opus Dei, anexo a una historia”, soy una de las firmantes de la carta de apoyo publicada en la prensa, “beneficiaria”, por tanto, de una de las visitas que giraron en Madrid aquellos dos curas siniestros, después de todo aquello y del fracaso de la demanda interpuesta contra los marionetas que se prestaron a hacer aquel juego siniestro de difamación, decidí dejar pasar el tiempo. Por mi propia salud mental o, quizás, por cobardía (no voy a analizarlo ahora), decidí alejarme de todo lo que pudiera recordarme mi paso por la Obra. Tenía que iniciar, con la menor carga posible, una nueva vida y me puse a ello, mientras seguía dando vueltas a todo aquello, sentía que no terminaba de arrancar.
Ahora todo es distinto, el tiempo, la experiencia, la familia, lo amigos, las lecturas…en fin, todo lo que constituye una vida, ayuda a poner las cosas en su sitio. Sin embargo, paseando por vuestra página vuelvo a sentir la misma indignación que sentí al salir y, sobre todo, cuando constato que, tantos años después, siguen y siguen machacando a la gente de la misma manera ¡qué increíble!!!
Lo que yo me pregunto ahora es si no sería posible “meterles mano” de alguna forma, la sociedad ha cambiado, la dictadura terminó (el mismo año que yo me marché: fue un buen año, desaparecieron Franco y Escribá), me encantaría ver alguna vez a los representantes del Opus Dei sentados en el banquillo, acusados de defraudar a la Seguridad Social por no pagar las cuotas de sus trabajadores, o de evasión de capitales, o de robo de obras de arte o de manipulación de menores. En fin, de unas cuantas cosas que practicaban, y parece que practican, con absoluta impunidad. Además de todas las barbaridades a que someten a sus socios tengo la sensación (no soy jurista) de que algunas de sus practicas están tipificadas como delito ¿o no?
Hay que ver, sólo pretendía saludaros y ya me “enrollé”, felicidades, gracias y suerte. Me gustaría estar con vosotros en esta aventura, ya veremos cómo, hasta pronto, besos.
Marisa
