Comentarios a  la última colaboración de Terpsícore

(Informes secretos y estadísticas.- Terpsicore - 19 jun 06).

Estimado Terpsícore: Lamento informarte de que tus peores temores van a verse confirmados.

Durante años fui miembro de varios consejos locales, y en unos cuantos era  el director “de facto”, ya que el director “de iure” acumulaba varios cargos, además de su trabajo profesional, y no daba abasto por lo que, muy sensatamente, delegaba muchísimo. Vamos, que estuve muy en el núcleo (a ese nivel).

Los informes se hacían tal y como se ha descrito en Opuslibros. Quizás con algo más de crudeza antes que ahora. Cuando  se enviaban informes sucesivos de una misma persona (por ejemplo, de un numerario o agregado que no acababa de hacer una incorporación por problemas de diversa índole) siempre se hacía referencia a informes anteriores, aunque  fueran de varios años antes. No eran, pues, infrecuentes las expresiones del tipo:  “Tal y como comentamos anteriormente (Cfr. Cam-agd  303/98 )continúa teniendo dificultades en vivir la pobreza....”  . Vamos, que tanto los consejos locales como las delegaciones, comisiones regionales....conservan cuidadosamente todos esos informes durante años.  En los órganos de gobierno inferiores se destruían cuando ya no eran necesarios, por ejemplo porque el numerario en cuestión ya había hecho la incorporación (o se había marchado). En las Comisiones o en Roma supongo que se guarda casi todo, todísimo. Si a una persona se le quiere nombrar para un cargo importante, seguro que se remueven todos los archivos para recabar toda la información necesaria sobre el candidato. Esa información será analizada con lupa y se contrastará la evolución de la “vida interior” del candidato informe tras informe. Esto lo puede confirmar cualquier otro colaborador de Opuslibros que haya estado en consejos locales o delegaciones..

Respecto a los supernumerarios jóvenes, de quienes me ocupé una buena temporada. Había dos tipos: aquellos que realmente  estaban en su sitio y vivían su vocación con una entrega similar  en esfuerzo a la de los numerarios o agregados. Eran poquitos pero muy ejemplares en todos los aspectos, tanto el económico como el apostólico y en  la “pureza” (se me hace muy antipática la expresión, pero así nos entendemos). Otros eran chavales que no acaban de reunir las condiciones para ser numerarios y después de eternizarse en los clubs de san rafael se les admitía como supernumerios jóvenes. Eran una mezcla de forofos simpáticos y blandengues amerengados. Servían muy bien para hacer número, para quedar bien, para enseñarlos, para acompañar a numerarios a convivencias de esquí y similares (ocultando a los chavales de san rafael su condición de supers). Mi experiencia es que entre estos eran  bastante frecuentes los dichosos problemas de “pureza”. Eran bulto, dicho sea con todos los respetos.

Y sobre el vocal de san gabriel que en su vida había visto un supernumerario.... Eso es corriente en la Obra. A mí me nombraron subdirector de un consejo local de un club de bachilleres sin haber estado en mi vida en un club así, más que de visita. Estuve luego de “director” en un centro de agregados en donde tuve que ir aprendiendo de los propios agregados en que consistía eso de ser agregado.( Por cierto, que de los agregados que entonces traté guardo un excelente recuerdo. Gente esforzada, sincera, dura, apostólica, y muy laical. Con gente así se salvaría el Opus Dei, si les dejaran. En mi opinión “daban pal pelo” a los numerarios. Me incluyo). Lo mismo cuando tuve que incorporarme a la labor con supernumerarios.   En el Opus Dei solventaban esta falta de práctica y de formación previa con aquello de que “hay un solo puchero”, o sea que la formación que te da uno cualquiera sirve para cualquier otro. Se quedaban así tan contentos y no tenían que solucionar los problemas de formar previamente a la gente. Pero luego pasaba lo que pasaba con los inexpertos.

Tuve que aguantar durante años las visitas de directores varios que venían a pegar la bronca si no pitaba gente y a darnos instrucciones  y exigencias delirantes. Si lleno de buena intención, pretendías comentar con ellos la situación, a ras de tierra, con datos concretos, para poner en práctica mejor lo que te pedían.... acababan cortándote con mas o menos brusquedad: “eso vosotros veréis”, y cogías fama de puñetero, poco dócil....Lo único que les interesaba eran resultados; nada de  ayudar, enseñar, ilustrar o apoyar. Eran una auténtica cruz esas visitas. Hicieras lo que hicieras, dijeras lo que dijeras, siempre te pillaban, porque todo estribaba en que el director de turno que visitaba tu centro tuviera alguien a quien culpar, y así librarse él de la bronca.

Hay un chiste que ilustra lo que yo viví con los directores:

En un examen de Geografía, el profesor quiere suspender al alumno y le acosa a preguntas dificilísimas, pero no consigue nada: el alumno se las sabe todas. Finalmente le pregunta: ¿Cuál es la población exacta de la China según el censo más reciente? Respuesta: Según los datos publicados hace treintaycinco minutos, la población de China es 1.275341 habitantes. A lo cual el profesor, triunfante, repone: ¡No,no, nombres, nombres!.....  Pues así: dijeras lo que dijeras, aparentaban escucharte y después  ¡nombre, nombres!....

Para acabar: casi todo lo que aquí cuento está inspirado en la reunión que tuvimos un consejo local de un centro de agregados con el que entonces se ocupaba de agregados en la comisión de España y  ahora es el Consiliario: Ramon Herrando PdR. Sí que debía haber visto agregados, sí, pero no tenía ni idea de lo que era la labor apostólica que realizábamos ni sus dificultades; no nos dio la más mínima  ayuda ni consejo, nos exigió unas metas totalmente desanimadoras y nos riñó fuertemente por no entusiamarnos instantáneamente con ellas. ¿Resultado? Pocos centros de agregados había tan numerosos, tan variados, con gente tan valiosa y con tanta iniciativa. Y añado: con un consejo local tan identificado con ellos (lo contrario de lo que te ocurrió a ti, nacho...). ¿Os imagináis como está ahora ese centro? Hecho unos zorros.

Luis