He leído con mucho interés el último mensaje de E.B.E. sobre el caso Marcial Maciel. Me da la impresión que la "sanción" impuesta al P. Maciel es consecuencia de que el Vaticano resiente la tremenda presión, de cara a la opinión pública, que conlleva el no tomar cartas en esta clase de asuntos presta y contundentemente. Pero más que eso: El abuso sexual a menores es un cancer que puede ser mortal para la Iglesia Católica, y ésta tiene que sacudírselo. En los Estados Unidos la pululación de sacerdotes pederastas le costó carísimo a la Iglesia. No se trató sólo de la quiebra económica de diócesis enteras, sino de una crisis de identidad religiosa para muchos católicos americanos.

 

Si bien me acuerdo, aunque no estoy del todo seguro, creo haber escuchado o leído alguna vez el testimonio de una pobre madre americana de una de las víctimas, la cual había abandonado la religión católica justamente por no haber podido soportar una situación tan terrible. En pocas palabras: por ser la madre de la víctima de una agresión tan cruel por parte de alguien en quien se había depositado una gran confianza como conductor espiritual,  justamente de quien menos podría esperarse algo así. Humanamente es muy comprensible que la fe se pierda y que surja en su lugar un sentimiento de repudio.

 

El asunto del P. Maciel, en mi opinión, no podría compararse con el caso del Opus Dei en el sentido de que represente el mismo grado de malestar o peligro para la Iglesia. Me parece obvio que en el Vaticano se sabe perfectamente de las prácticas del Opus Dei, de la contundencia de los testimonios de los ex-miembros. Se sabe que estas prácticas no son casos aislados o lamentables actuaciones y actitudes de unos cuantos, sino que remontan a la personalidad dictatorial del fundador y a la praxis y "espíritu" que él estableció.

 

Yo he visto hace unos días la película "El Código da Vinci". Hay aquí un gran despliegue de fantasía. Pero también hay cosas que me parecen muy meritorias. Por primera vez el Opus Dei es expuesta ante el público de manera descarnada. Me refiero a una exposición de la magnitud de un film de Hollywood exitoso comercialmente. Y hurgando en la fantasía se pueden encontrar verdades palmarias, por ejemplo la respuesta estándar del prelado a las preguntas del reportero durante el vuelo. En la medida en que la opinión pública pase de la ficción al fondo de verdad que presuponen, puede esperarse que la Iglesia se preocupe por sacudirse el "tumor" que para ella representa el Opus Dei.

 

Jesús F.