Hola Orejas, despues de bastante tiempo sin escribir me pongo al día con algunas novedades relacionadas con la querida web opuslibros.

 

En primer lugar quiero enviar en nombre de mi esposo Hugh y en el mío propio un abrazo inmenso y afectuoso a Carmen Charo. Vaya todo nuestro apoyo y nuestro cariño en este momento en que por una decisión que ha tomado le han llovido toda clase de comentarios; yo entiendo perfectamente que Carmen no se ha alejado de Dios ni ha renunciado a Él, ni de la Iglesia en cuanto conjunto de fieles a Jesus y su doctrina. Lo que Carmen ha hecho es un mero acto administrativo por el que no desea pertenecer más a la parte institucional de la Iglesia. Y eso no es dogma de fe, sino basta visitar el siguiente enlace donde se establecen muy bien los dogmas...

De todos modos, no hay que irse muy lejos y recordar las palabras de quien es el actual Papa Benedicto XVI (entonces Ratzinger a secas, prefecto de la Congregación de la doctrina de la Fe) cuando dijo que había tantos caminos a Dios como personas habitaban el mundo. Así que los que atacan a la web "por no haber impedido" que nuestra hermana Carmen Charo pidiese la apostasía, pueden guardarse sus palabras y ocuparse de su vida; que Redentor hubo uno solo y dio su vida por nosotros.

 

Querida Carmen, sos una mujer adulta, inteligente y seguramente habrás madurado esta decisión en conciencia. No has abandonado a Dios ni Dios te abandonará nunca como quienes te tenemos particular estima estaremos siempre dándote apoyo para cuando lo necesites.

 

Cambio el tema y paso a lo anecdótico. Hace aproximadamente diez días llamó por telefono un agregado del opus, ex compañero de mi marido. Como ustedes sabrán, mi Hugh estuvo muchos años medicado y en estado de pánico a causa de las amenazas, malos tratos y vida imposible que nos hicieran cuando él decidió salirse para casarse conmigo. No volveré sobre la historia porque ya he escrito in extenso sobre nosotros; lo cierto es que ya hace un año largo que mi marido no toma medicamento alguno y está hecho una flor, incluso más buen mozo porque se ha bajado unos cinco kilos producto del paddle que juega con sus hermanos un par de veces a la semana.

 

Mientras Hugh estuvo medicado se dedicó de lleno a la familia y a su profesión de abogado, donde yo también "meto mano" por las tardes cuando mis obligaciones de economista y madre me lo permiten. A pesar de que la gente del opus intentó algún tipo de acercamiento pidiendole ser cooperador o hacer alguna contribución él se negó de plano a cualquier contacto, incluso con "los buenos" que lo habían apoyado en su decisión.

 

A gente que nos persiguió, que movió "hilos" para que no se le permitiera trabajar en su profesión y no tuviese de qué vivir, a gente que nos maldijo y nos deseó desde la muerte hasta el descenso al cuarto infierno... ¿qué clase de amabilidad podría tenerse con ellos? Pasado... pisado. Por mucho tiempo el teléfono en casa fue atendido por mi o en el estudio por la secretaria, que es una sobrina mía de toda confianza. Pero hete aquí que tras su recuperación, mi marido decidió que cuando se diese la ocasión él mismo atendería el teléfono tanto de casa como de su oficina.

 

No sé si fue casualidad o causalidad pero ese día en que llamó este agregado (al que llamaré Rafael) atendió mi marido. Rafael había sido uno de los "demonios" que hizo la vida imposible a mi marido cuando su salida del opus, un insufrible que osó llamarme "puta rompevocaciones" en plena calle y al que estuve a punto de dejarlo eunuco de una patada en sus partes más preciadas. Un obsecuente total de los directores, un enfermo de las normas y un implacable con sus compañeros a los que no vacilaba en delatar ante los superiores o hacer "corrección fraterna" hasta por un estornudo echado demasiado fuerte en plena misa.

 

Hugh al escuchar su voz se sorprendió y le dijo fuertemente sin darle tiempo "no tengo nada que hablar con ustedes, no me den motivos para denunciarles por intimidación". Rafael le pidió ser escuchado y casi rompió a llorar en el teléfono "estoy en crisis y no sé que hacer, quiero un consejo" le dijo casi en un ruego. Quedó en llegar al estudio a la tarde siguiente y no voy a ocultar que preparamos "munición gruesa" para recibirlo, en la desconfianza que se tratase de alguna maniobra opusina para pedirnos dinero o volver a molestar. Convinimos con mi marido en que él lo recibiría a solas, pero si se ponía pesado o daba malas señales; intervendría yo con ayuda de mi sobrina.

 

Nada de eso ocurrió, Rafael llegó nervioso y hecho un mar de lágrimas al abrazar a mi marido. Sin darle tiempo a nada le pidió perdón por todo lo que había hecho en su contra y le dijo que estaba en una situación tal que solo Hugh podría comprenderle. Aunque escuché los primeros diez minutos tras la puerta del escritorio, no me aguanté y aparecí en medio de la charla con una bandeja con tres tacitas de café; para que quedase bien claro que yo también me quedaría a participar de la charla.

 

¿Qué le estaba pasado al agregado Rafael? Como hace un tiempo largo narró Nacho Fernández en un escrito: un pisito para perseverar. Rafael a sus 37 años lleva una doble vida, tras veinte años en la obra haciendo labores internas, y los últimos diez como representante de uno de los colegios... no sabe qué hacer con su vida. Tras la muerte temprana de sus padres decidió comprar un departamento para vivir solo (departamento que directamente fue adquirido a nombre de una "sociedad" vinculada a la obra) y en ese hábitat han venido pasando muchas cosas, mejor dicho: muchas señoritas. Según Rafael, en un principio él tomaba esas "licencias" como tirar una canita al aire que luego en confesión purgaría su falta. Tanto el sacerdote como los directores sabían de estas "escapaditas" pero como Rafael nunca había dado muestras de montar escándalo, lo dejaban pasar. No era tampoco tan frecuente que se quedara alguna chica a dormir en el departamento, era muy de cuando en cuando. Hasta que apareció una señorita muy bella, arquitecta de profesión, con 30 años recién cumplidos y buena independencia economica. La señorita le dio a Rafael una buena lección de moral (un tortazo en plena cara) cuando el muy atrevido creyendola una mujer fácil la quiso llevar a pasar la noche con él.

 

La arquitecta, llamémosle Silvia, una chica socialmente desenvuelta, económicamente resuelta y que viste muy bien; se mostró furiosa, lo cacheteó y aún cuando Rafael se deshizo en disculpas, lo trató de atrevido e inmaduro dejándolo plantado en plena calle. Bastó eso para que Rafael se enloqueciera con la chica y le pidiera una nueva oportunidad; que le fue concedida. Nos dijo que la ama, que quiere casarse con ella pero que teme quedarse en la calle. El departamento legalmente no le pertenece aunque fue comprado con el dinero de la sucesión de sus padres (no hizo el mentado testamento porque en Argentina solo se puede testar un 20% de los bienes, el resto se resuelve por juicio sucesorio y es común en estos casos poner en vida a nombre de otros o de una sociedad los bienes) y su trabajo depende totalmente de la obra.

Pidió una entrevista especial con su director y llorando le explicó lo que sucedía; pobrecito mejor no hubiera hablado ¡le ordenó inmediatamente terminar esa relación, hacer oración y penitencia por su vida licenciosa! "No puedo dejarla, yo la amo" respondió llorando, a lo que el director tajantemente respondió "entonces tendrás que poder dejarla porque si te vas, te quedas sin trabajo, sin casa y sobre todo sin salvación de tu alma"

 

Deshecho de dolor habló con su novia acerca de su situación (que ella ignoraba) y ella aunque molesta por el ocultamiento, le dijo que debía luchar por la verdad, que debía darles a entender que una persona no podía permanecer en un lugar donde no era feliz retenida por amenazas de quedar en la calle y sin trabajo. Lo hizo y la respuesta fue más tajante aún "la vocación nosotros la defendemos a capa y espada, y nuestro amado fundador dejó bien claro que teníamos que poner todos los medios para que los interesados en estos casos revisaran sus decisiones".

 

Finalmente Rafael nos dijo lo que ya suponíamos "lo peor de todo es que no soy el único; la mayoría de los que somos agregados llevamos una discreta doble vida; lo que no esperaba era enamorarme". Cuando escuché eso pensé "como dijo Nacho en la web: un pisito para perseverar" y me pregunté hasta qué punto son tan hipócritas, tan descarados que prefieren gente que lleve doble vida o que esté dentro por la fuerza con tal de mostrar números.

 

Rafael y su novia quieren casarse, el matrimonio es un sacramento y ser agregado no conlleva un sacramento (no son curas ni monjes, por lo que no tienen el Orden Sagrado) ¿es que acaso no entienden que el amor humano es un amor santo? ¿siguen los muy necios vinculando celibato a un "amor de orden superior"? No sé si mi marido tomará el caso del departamento de Rafael para llevarlo a la justicia y demostrar que ese dinero provino de la sucesión hereditaria de sus padres; Hugh no está convencido de poder ganar ese pleito y mucho menos de verles las caras a "esa gente" en un tribunal. De todos modos tranquilizamos a Rafael y le dijimos que fuera preparandose poco a poco para la salida: unos ahorros, le dimos algunos contactos para conseguir un nuevo trabajo y en cuanto al departamento...no sería el primero ni el último que de recién casado alquilara una vivienda hasta establecerse y poder comprar casa.

 

Mientras escribo ésto pienso ¡cómo son las vueltas de la vida! Quien más nos había juzgado y deseado las peores plagas acabó tomando un trago de su propia medicina. No se lo dije en la cara, pero se dio cuenta.

 

Saludos a todos y ¡felicitaciones porque la página está mejor que nunca!

 

Adri