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 Tus escritos: VLADIMIRO PUTIN Y EL DEL JAMÓN SERRANO.- Satur

100. Aspectos sociológicos
Satur :

En la opus las anécdotas suceden y después se transmiten con una velocidad pasmosa. Como una ola gigantesca que pasase de país a país, de ciudad a ciudad, de pueblo a pueblo, a través de convivencias, retiros, tertulias, charlas, círculos… la ola crece y crece hasta convertirse en un sunami de proporciones devastadoras. Sí, al principio es una olita de nada, que cuando alguien la ve a lo lejos dice “mira, ¡una olita que viene, vamos a cruzarla de cabeza!“, y uno se va con su abuelita – gorrito en la cabeza, traje de baño de una pieza y mollares desparramados – a pasarlo guapamente. Pero no; la ola se acerca y crece y crece y eso ya no es una ola, eso es la pared de la presa de Assuan que se te acerca gritando “¡¡¡nieto y abuela, a la cazuelaaaaaa!!!.

 

La anécdota ha pasado de ser una historia más o menos edificante y se convierte en fábula, en leyenda urbana, en mito.

 

Es algo muy natural. En las paradas de autobuses de los colegios las mamás cuentan unas cosas a las otras mamás de sus hijos que no me extraña que alguno salga tarao, y con la autoestima a la altura del betún. Y es que hablan y hablan delante de los críos sin saber los efectos de semejantes confidencias. Porque no se cortan un pelo las chicas. Mi madre también lo hacía, y me jorobaba que no veas… A veces daban ganas de decir “joder, mamá, ¿por qué no me tiras al río ya, hombre?. Y es que se pasan pueblos...



-         Ay, pues a mi Borja le ha salido un ronchón en el culo y que no sabemos de qué es de lo que es, y hoy vamos al médico… a ver , Borja, ven aquí….

 

Y Borja va para allá, con la cabeza baja, como oveja muda ante los trasquiladores, y la madre le da la vuelta, le baja el pantalón y un poco de calzoncillo y señala con la seguridad de un dermatólogo fino “¿ lo véis?, ¡¡¡es horrible!!!!. Y todas “¡uyyyyyyyy, vaya rostróóóón!. ¿Y cómo fue lo del ronchón?”.

 

Y Borja mira al resto de niños de la parada, los niños le miran a Borja, y como en “viva la gente” hasta el lechero y el cartero, y el policía saludó… y todos mirándole el culete. Eso no se hace.

 

Cualquier periodista de Salsa Rosa, o de Dondi istás corazón, al lado de una mamá de parada de autobús es un bendito. Porque, ya puesta con el roscón de Borja, llega otra y afirma “pues mi Luisín es tremendo, el otro día se chupó once vinagretas y tres goyures de fresa y se la ha puesto los genitales de color verde…¡¡¡ Luisín, ven aquí!!!. Y Luisín se acerca, mientras Borja piensa “prefiero lo del culo, colegui”…

 

Me he perdido. Lo que quería decir es que si en gente que nos quiere las cosas se airean, se agrandan, se deforman, se transforman, pues cómo no va a ser igual con gente que admiramos, o instituciones que pertenecemos. Y cuela todo. Todo es todo.

 

Y viene a cuento la introducción porque  hace unos días me llamó una persona de la prelatura para contarme una anécdota fresca fresca. Se la habían transmitido en el círculo de aquella semana con la introducción “de esto no es para de contarlo por allí, más que nada por humildad colectiva… bueno, si acaso, a algún cooperador muy encajado”. Y éste ser humano me la transmitió, no  porque yo sea cooperador, sino para echar unas risas.

Y es que érase que se era un supernumerario, afamado y exitoso empresario del mundo del embutido, que fue de visita a Rusia. No se aclara si fue visita de negocios o privada. Y unos días antes de abandonar el país envío un jamón serrano a Vladimir Putin. Para el que no lo sepa Vladimir Putin es el P.A.B. R. (el Puto Amo de la Barraca de Rusia).

 

Cuál fue su sorpresa cuando le llaman de Presidencia diciéndole que el presidente desea recibirle y hablar con él. Y allá que se fue nuestro hombre. Se hicieron los protocolos típicos de cualquier presentación , ya sabéis, “¿paisa, Putin?, ¿cómo lo llevas?”, y esas cosas, y Vladimiro le dice mientras le invita a un vasito de wodka:

 

-         Le hi hei hiecho venir para agradecierle el ditalle, pero la vierdad es que no conocía  hi esto – se refería al jamón – y quería saber cómo se  hi comía, si cocida, frita, escabechada, helada…

-         Se come asín – le contestó el piadoso empresario. Y cortó una fina loncha dándosela a comer a Vladimiro.

-         ¡¡¡ Hummmm, está dabuten!!!. ¡Rico , rico, rico!

 

Nuestro supernumerario, aprovechando la ocasión – que la pintan calva -, sabiendo con quién estaba, y deduciendo que esas oportunidades no se repiten en la vida, le dice a Putin aprovechando que éste le está llenando de nuevo el vasito de wodka

 

-         Oye, Vladimiro, siempre he deseado tres cosas con usted y una ya se ha cumplido.

-         ¿Cuál es cosa primiera ? – le preguntó mientras se metía en el coleto una loncha de seis centímetros por seis centímetros y llenaba un vasito de vodka .

-         Pues deseaba beber de su vodka… ¡y se me ha concedido sin pedírselo!

-         Muy bien… ¿y cuál es el segunda deseio? – preguntó Putín con ojos de genio.

-         Me gustaría pedir por su conversión al catolicismo…

-         Hágalo – le contestó mientras escanciaba otro vasito de vodka-. ¿Y el tercer diseio, culi de cuali ies?

-         Regalarle un crucifijo y una estampa de San Josemaría…- musitó

 

Putín se quedó en silencio mirando el crucifijo y la estampa. Bebió otra copita de vodka. Suspiró en silencio.

 

-         Ah… el Opus Dei… ojalá hubiese muchos del Opus Dei en Rusia… ¡cuánto cambiaría mi país !.

 

Lo siento, pero aquí acaba la anécdota tal y como me la contaron (bueno, creo que me he pasado con los vasitos de vodka). Lo esencial está.

 

Y uno se pregunta. ¿ Cómo es que Putin no sabe lo qué es un jamón?. De verdad alguien se cree que Vladimir Putin – ¡¡¡oído cocina, que hablamos de Vladimir Putin!!! – no tiene ni puñetera idea de lo qué es un jamón serrano. ¿Que Vladimir Putin no ha comido jamón en su puta vida?.

 

Otra duda. Todos los presidentes  - inclusamente los más sonrientes, amorosos, y encantadores - tienen unos protocolos de seguridad y uno de los principales es no comer los obsequios que les dan. Me refiero a los obsequios fungibles – quiero decir que si le regalas una estilográfica, por ejemplo, pues no se la comen, pero no por nada, sino porque ellos son muy listos y ya saben que eso no se come). Si le regalas un jamón a Zapatero se lo reenvía a Aznar, por ejemplo, o por si acaso… y Aznar a su gato, o Carod Rovira…. y así hasta el infinito y más allá.

 

Vamos eso creo.

 

En fin, que la anécdota ya está pelín crecida… dentro de un año Putin llora por sus pecados, cae de rodillas delante del crucifijo, pide asistir a un curso de retiro en la Pilila, allí recibe el bautizo, la primera comunión y el exorcismo de manos del Prelado. Pita de supernumerario. Rusia se convierte. Invita a Zapatero a una nueva alianza de civilizaciones basada en el espíritu del opus dei. Zapatero dice que es muy buena idea. Pita Zapatero. Pita Moratinos. Pita Fernández de la Vega. Pita la Patiño. Pita la portera de mi casa que se purga con clorato de potasa. El Madrid gana la liga…. y a lo loco a lo loco, abro la boquita y un vaso de vodka me coloco.

 

Satur




Publicado el Monday, 24 April 2006



 
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