SoFia :
Soy una ex numeraria, tengo 39 años, felizmente casada hace cinco años, con una deliciosa cría y un adorable marido (yo lo llamo el milagro de mi vida). He salido de la Obra después de 13 años de "permanencia" en la Prelatura donde he vivido cotidianamente con la firme y profunda convicción de que permanecería toda la vida. El plan emocional de mi existencia fue comprimido fuertemente, los sentimientos y los afectos intensamente congelados, el corazón demasiado ahogado...
Querría sólo citar uno de los últimos episodios que han caracterizado mi vida en aquel valle oscuro: participé en un proceso de selección que me permitiría el acceso a un curso de alta formación en el marketing de la moda. Entonces era miembro de consejo local y no había desarrollado nunca un verdadero trabajo externo. Sentía muchísima necesidad de ello, necesidad de una comparación externa y para redefinir una identidad que poco a poco se imponía fuerte dentro de mí. Mis directoras no apoyaron la participación a la selección, sobre todo cuando recibí la noticia de que había superado la prueba y la oportunidad de trasladarme a aquella ciudad durante la duración del curso. Un no rotundo por el "peligro" en que me habría puesto el entorno y probablemente por el tipo de trabajo que había elegido. Me fue hecha una "propuesta indecente": trabajar medio día en administración y por la tarde en un despacho de abogados que, sin ninguna selección y sin conocerme, ya había aceptado mi candidatura con propuesta de remuneración económica. Por "obediencia" fui a encontrarme con aquel abogado y nunca me he sentido tan menospreciada en mi persona. Mi autoestima estaba definitivamente por los suelos pero se intentó convencerme de que mi sitio estaba en Casa o a lo sumo de un abogado de Casa....
No sólo participé en el curso, que me sirvió sobre todo muchísimo en términos de experiencia humana, y mi profesión actual ha sido construida sobre aquella base formativa y sobre aquel maravilloso y apasionante empujón inicial, que fue para mí una verdadera oportunidad.
Me pregunto qué cosa sería ahora si me hubiera quedado en Casa a ocuparme de [la limpieza de] los suelos y de los códigos civiles por la tarde, con un abogado tranquilizador que me pagaba sin problemas exigiéndome bien poco en el terreno profesional.
¿Por qué tanto miedo de la vida? Creo que este error está haciendo salir a muchas MUJERES que tienen todo el derecho de sentirse realizadas por un trabajo que defina de manera precisa, una identidad fuerte y combativa.
gracias,
SoFía
El texto original en italiano
Publicado el Wednesday, 19 April 2006
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