Sobre los daños colaterales:

 

Quiero agradecer a Nuria, que no ha sido de la Obra, y que ha escaneado y editado en texto el libro "Crecer para adentro" -es decir, que se lo ha tenido que leer varias veces-, que no me haya tirado el libro a la cabeza ni hayamos perdido la amistad. -Y qué te ha parecido?, le pregunté. Su respuesta: "No me extraña lo de las enfermedades mentales, yo estoy a punto de pedir hora a un psiquiatra... Lo del leproso es para nota."

 

Lo del leproso:

 

Nos encontramos, pues, como leprosos ante el Señor. Mirando a este enfermo del Evangelio, nos vemos también a nosotros mismos. Su aspecto no puede ser más miserable; tiene los labios carcomidos, las mejillas raídas, un ojo está a punto de desprenderse, los dientes no encajan en sus alvéolos, la piel está manchada de verde y amarillo, y brilla a trechos con tonalidades de escama. El hedor de sus pústulas toma insufrible su proximidad... (La curación del leproso)

Leprosos, dentro de la obra; el rejalgar, fuera de la idem.  La alegría de la huerta el fundador.

 

Sobre las frases estúpidas:

 

Quiero decirle a "Canoas/Steve", que de tanto leer tonterías como la que incluye el libro "Crecer para adentro", se puede llegar a escribir lo que él escribió, de las que entresaco la frase de una película que tanto le impresionó:

 

"Esto es lo que me debes, encanto, si quieres recuperar tu pasaporte. Veamos: cenas, transporte, ramos de flores, medias de seda, entradas a museos.... Son 5000 euros en total". Ella le mira estupefacta y, sin poder contener las lágrimas, le contesta con una frase que nunca he podido olvidar: "¿Que te dé cinco mil euros? ¡Pero si te he dado toda mi vida!"

 

Si tú no eres de la Obra, yo soy la directora de la Asesoría Central. 

 

Abrazos,

Agustina L. de los Mozos