Para Autralopitecus,:

Sin ánimo de entrar en ninguna polémica y vaya por delante, Austro, que estamos en el mismo lado.

¿Debería un ex-numerario o ex-agregado intentar tener una relación de pareja? Sí, por supuesto, y ¡faltaría más!

¿El riesgo de herir a otra persona por ser un bicho raro lo obliga a evitar cualquier intento en ese sentido? Lo obliga a poner los medios necesarios para dejar de ser ese bicho raro. Y esos medios pueden ser con ayuda de su pareja o con su intento de pareja. Pero las cosas claras.

Quizá se me ha entendido mal por mi contestación a Eutimio, pero tengo testigos tan valiosos como Jacinto Choza, Sonsoles, la misma Agustina, de que una de mis preocupaciones en la reinserción de los ex en la sociedad no es cómo gestionan una hipoteca sino el aspecto afectivo de su vida. La vida de sus sentimientos o los sentimientos de su vida.

Voy a contestar a tus dos escritos del día 3 de abril porque no tienen desperdicio ninguno. Creo que has metido el dedo en la llaga.

Dices que “Con un poco de suerte, creo que no será imposible conseguir a alguien que quiera amoldarse a uno o que mejor aun considere una ventaja poder estar con uno”. ¿Ves? Pues yo ahí veo un error porque la cuestión no está en que alguien quiera amoldarse a uno, sino que ambos se amolden al otro.

“Por todo eso me parece inhumano recomendarle a alguien que no se arriesgue a comenzar una relación con alguna persona del sexo opuesto con la perspectiva de lograr que esa relación sea muy estable y de por vida si esto le interesa. No se, es mas sano recomendarle que busque ayuda terapéutica si es necesario o que trate de ser muy cuidadoso para no herir innecesariamente a otros.” Austra, a mí también me parece inhumano, a mí y a todas las que han escrito sobre ello. Guiomar, Sonsoles e Isabel Nath así lo han expresado. Pero todas han hablado de la valentía que se necesita para reconocerlo y ponerle remedio. Ya sabes que cuando se leen escritos en los que se dicen cosas duras acerca de algunos comportamientos, siempre identificamos ese comportamiento en un amigo y casi nunca nos vemos retratados en él.

Me decía una amiga a la que quiero mucho y que tuvo una relación con un ex numerario, que éste le comentaba que para él un “te quiero” no significaba nada. Ella es más bien una pardilla (perdóname amiga, pero eso tú ya lo sabes) y pensó que sería ella quien le demostrase que un “te quiero” tiene significado, que lo que le había pasado a ese pobre hombre es que todas las mujeres (y creo que han sido unas cuantas) que habían pasado por su vida no lo habían querido nunca y que ella lo sacaría de ese error. ¿Error?, error el suyo, el de ella. Con razón un “te quiero” no significaba nada, pero es que el que lo decía vacío de contenido era él. Él era el que no la quiso o no la pudo querer nunca. Y le pido a mi amiga que si no le resulta muy doloroso que escriba a la web, que sé que la lee, para corroborar lo que digo.

Lee a Alberto Moncada el 3 de abril, que incluso dice que la Obra lo que trabaja con los numerarios y agregados es hacer “fríos robots infantilizados”. Por cierto, Alberto, muy bueno tu artículo.

Lo que yo digo es que primero hay que curarse. Que no es ninguna vergüenza tener un problema inducido conscientemente por la santa institución. Y que es una gran muestra de inteligencia reconocerlo y ponerle remedio.

Un saludo

Inés

P.D. Edu, eres un encanto. Y tú sabes que somos muchos los que te queremos. Déjate ver, anda.