He leido el correo de escriba (9-3-2006) sobre las tribulaciones de la obra. Me ha gustado y espero mas sobre los entresijos de la operación “Abre sus puertas” o “Uso el cilicio y soy normal” de la que es pieza importante los artículos  publicados por el diario El País de Madrid.

Quiza Alberto Moncada que conoce el medio pueda decirnos algo.

Para los que no conozcan la prensa de España les informo que dicho periodico, el de mayor difusión en nuestro país, tiene una ideología de centro izquierda, y ha sido muy critico con la obra y en general los sectores mas conservadores de la Iglesia catolica, por lo que su giro, que comenzó ya hace algunos años, es cuando menos sorprendente.

No puedo, sin embargo, dejar de comentar un parrafo del correo y autor arriba mencionado:

“Esta lucha mintiendo a los que están fuera se refiere también (y principalmente) al Papa y a los Obispos. La obra aunque quisiera –que no quiere- no puede decir como es realmente porque sería disuelta de un plumazo por la Iglesia y anatematizada. Y su santísimo fundador –un tipo hereje y malvado- tratado como merece: como Príncipe de la Mentira.”

Es imposible a mi entender que el actual Pontifice, que no es un outsider que llega al papado inesperadamente, sino un verdadero teólogo, con profundo conocimiento de la Iglesia y su situación y con magnificas fuentes de información durante años, no conozca lo que es realmente el Opus.

Lo sabe y calla.

Y lo que es peor, lo sabe, y porque le conviene, lo protege y lo bendice.  No hace falta volver a repetir los detalles.

El analisis que haces para la obra tambien sirve para la Iglesia. Esta perdiendo todas las batallas, (divorcio, papel de la mujer, investigación cientifica, celibato). No sabe como salir y lo que es peor, como reformarse. Los seminarios estan vacios en muchos países y la accion y el protagonismo ha pasado a movimientos carismaticos que son, hoy por hoy, intocables.

No hay la mas minima posibilidad de que el Opus sea disuelto de un plumazo por el Vaticano.

 Lo de que un Santo, recien canonizado por el Santo “in pectore” Juan Pablo II, sea declarado “Principe de la Mentira” raya en el delirio.

La realidad en ese ambito es así de dura

Benito