Para L.D.

No se si te sirvan algunas ideas aparte de las que otros como LaBuhardilla te han dado, pero las expongo por si acaso.

En mi caso particular fue un descanso para mi el día en que escribí la carta de dispensa y la entregue –fue todo en un mismo día- y luego la pesadilla fue esperar a que me la concedieran, bueno más o menos por que esto también me dio tiempo para organizar mi nueva vivienda y hacerme a la idea de vivir solo por algún tiempo.

El día que salí por fin del centro en el que vivía, dormí muy bien y además sin la preocupación de tener que levantarme a una hora fija el día siguiente (que era sábado), luego no he tenido pesadillas, aunque si algún sueño corto en el que me imaginaba estando dentro aún.

Pienso que unas de las razones por las que me fui tranquilo es que yo, como dice LaBuhardilla, racionalice bastante mi proceso de salida antes de pisar el centro por última vez. La idea es que hay que salirse de los esquemas mentales opusianos que en muchos casos concretos no tienen nada que ver con lo que la Iglesia dice.

Debo aclarar que mis razones parten del un punto de vista Católico.

Entre otras razones que me tranquilizaron bastante estuvieron algunas que tenían que ver con las contradicciones de la prelatura respecto a la salida de esta. Por ejemplo, esta el hecho de que la salida de la Obra es irreparable –menos mal- mientras que en la Iglesia la salida de cualquier institución del tipo que sea –laical o religiosa- permite reparación si existen las condiciones necesarias. Incluso esta permitido que un sacerdote que abandone su ministerio, si luego se arrepiente y no ha contraído vicios o compromisos que se lo impidan, pueda retornar a vivir plenamente su sacerdocio. Pero lo máximo a que puede aspirar un exmiembro de la prelatura es a ser cooperador de ella, cosa curiosa.

Derivada de la anterior esta la razón de que si la salida de la obra fuera un pecado muy grave, de todas maneras la Iglesia puede perdonarlo a través de sus sacerdotes. Aunque tal vez será difícil encontrar un sacerdote no opusiano en sus cabales dispuesto a perdonar este pecado, porque para muchos sacerdotes el pecado de terminar con el opus no existe y esto parece tener piso muy firme en el derecho canónico. En opuslibros otros ya han tratado el tema.

Lo mejor es que después de haber “abandonado” el opus Dios sigue esperándote y no quiere que te compliques la vida pensando en esa situación, lo mejor es seguir adelante y centrarse en mejorar la vida presente de uno. Esto exige, por ejemplo, abandonar muchos esquemas opus que son dañinos para uno. En mi caso, algo en lo que el opus nunca me ayudo fue en llegar a ser una persona mas confiada en mis relaciones con los demás. Esto también requirió por mi parte de dedicarle tiempo a la literatura de autoayuda como la que se encuentra en recursos para salir adelante, aunque te recomiendo buscar también en librerías.

A veces mejor que buscar culpabilizar al Opus o a su gente por lo sucedido, o que buscar sentirse uno no culpable por lo sucedido es abandonar toda preocupación respecto a lo que paso entre la Obra y tu y concentrarte en resolver tu vida de aquí en adelante con los recursos que tengas. A mi me parece bueno comparar la salida de la Obra con una quiebra, por lo menos en lo económico, y pensar que así como una quiebra le pasa a cualquiera, una experiencia como la experiencia opus también y esto no le impide a uno reconstruirse si uno tiene la suficiente confianza de que esto es posible.

En otros aspectos de la vida personal, ayuda mucho pensar del mismo modo que en lo económico y pensar que mucha gente de la edad de uno todavía es soltera, viuda o separada (o ya esta muerta) y que todavía no es tarde para buscar a una persona que lo acompañe a uno si esto es lo que uno desea. Como dice el refrán, mientras haya vida, hay esperanza.

Saludos cordiales,

Austral