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 Tus escritos: Haceos amigos de las riquezas injustas.- Satur

120. Aspectos económicos
Satur :

Muy pobablemente hoy acabaré por tirarme piedras sobre mi propio tejado, entre otras razones, porque uno en su vida ha sido un baboso rastrero y pelota de algún ricachón, ha sonreído bobalicón a las gracias de un señor importante que prometía soltar un buen fajo de billetes para la causa e, incluso, ha llegado a pensar que ese tipo era “un buen hombre”. Sea como fuese, me lanzo a la piscina. Doble tirabuzón con plancha y palante.

 

Hace años me encontraba por la mañana en el centro y me  llamaron de un banco requiriéndome a que abonáramos antes de fin de año 12 millones de las antiguas pesetas. Al parecer se pidió un crédito para comprar el inmueble todo y quedaban por pagar dos años...



Aquel club lo atendíamos once residentes que estábamos más pelaos que el cojín de Ironside. Como botón de muestra contaré que pasó unos días por allí un numerata de esos que ganan un pastón, su familia vive de las heces que caga este país, y cuando regresó a Madrid cayó en la cuenta que se había dejado el neceser. Llamó reclamándolo de un modo muy cortés. Fui a la habitación que habíamos dispuesto al líder y no sólo estaba vacío el neceser marca Giorgio Armani, sino que estaba hecho un higo. Allá dentro no había nada: ni siquiera el cepillo de dientes. No le di más importancia. Hice un paquetito y se lo envié. A los dos días me llamó con un tono que recordaba al tío ese de “Apocalipsis  Now” gritando eso de  “¡¡¡ huelo a victoria!!!, ¡¡¡siento el nápaaaaallll!!!. Pues eso.

 

-         Oye – me dice tenso -, ¿no había nada dentro del neceser?

-         Pues no, yo no observé nada.

-         ¿QUE NO VISTE NADA? ¿QUE NO VISTE NADA?. ¿NO VISTE UN CEPILLO DE DIENTES ELÉCTRICO, NO VISTE UNA PASTA DENTRÍFICA MARCA ELUGEL, NO ABRASIVA CON FLUORINOL, ¿EIN?, ¿NO VISTE UNA WILKINSON CUATRO HOJAS Y UNA ESPUMA DE AFEITAR LOEWE? ¿EIN?... ¿NO VISTE UN AFTERSHAVE EN CREMA TONI MIRÓ?, ¿NO HABÍA TAMBIÉN UN CEPILLO PARA EL CABELLO DE CERDA IBÉRICA Y UN CORTAUÑAS?, ¿EIN?, ¿NO ENCONTRASTE UN CHAMPÚ ALOE FASHION?

-         Pueeees… no, la verdad, no los supe encontrar o, no sé…

-         ¡¡¡CÓMO QUE NO SÉ!!!. ¡¡¡PUES YO SÍ QUE SÉ!!!: ¡¡¡CHORIZOS, QUE SOIS UNOS CHORIZOS!!!. ¡¡¡Y ESTO NO QUEDA AQUÍ!!!

 

Desconozco si quedó allí la cosa o fue a mayores, pero a nosotros no nos llegó nada .

 

En las pelis americanas e inglesas es frecuente ver al policeman paseando por el barrio mientras gira la porra alegremente, normalmente cerca de una farola. Y en los centros de la opus es frecuente ver al dire paseando por los pasillos y las habitaciones blandiendo alegremente el rosario y musitando avemarías. Eso hice aquella tarde. Como quien no quiere la cosa, deambulé de aquí para allá, de una habitación a otra, del comedor a la sala de estar, pasando bola y observando lavabos, y cual no sería mi sorpresa al ver en los armaritos, junto a un cilicio, un champú aloe fashion, y en otro una wilkinson cuatro hojas, y en otra habitación un dentífrico Elugen… y, el colmo, en el lavabo del sacerdote el cepillo eléctrico. Ya había notado que últimamente sonreía de oreja a oreja y que parecía decir “tócame los dientes, machote, que parecen las teclas de un piano”, pero de allí a pensar que, el muy Ríííchaaaal, le afanara el cepillo de dientes a un hermano nuestro….

 

Con este cura sucedió una anécdota que no sé como calificar. Regresábamos de Torreciudad en autobús y paramos en un área de servicio de la autopista. El cura se me acerca muy en secreto mientras me disponía a meterme una flauta de jamón serrano al coleto y me dice “ven al lavabo, que no te lo vas a creer”. Fuimos al lavabo y me señala una máquina expendedora de preservativos. La verdad es que era la primera máquina de preservativos que veíamos en nuestra vida –esto sucedió hace años.

 

-         Macho, esto no puede ser… ¡esto es muy fuerte , macho! – me dice.

-         Ya. ¡Joé cómo está el patio, macho! –le digo.

-         Cárgatela, tío. Cárgatela…

-         ¿Que me la cargue?. ¡Hazlo tú, macho!

-         Hombre, yo soy cura, macho…

-         Y esto… ¿cómo se rompe?

-         Pues muy fácil, tirando del cable de atrás y a tomal pol saco

 

Y uno, convencido de estar apoyando la Santa Infancia, la natalidad en Europa, y el Dicasterio para la familia, le pega un tirón al cable y, ¡¡¡patapám, pám!!!, que salta un chispazo de traca, se cortocircuita el sistema, y se queda a oscuras toda la cafetería. Salimos como los gatos, ¡fiuuu!, y con la impresión de ser unos héroes.

 

Una ventaja de ser director es que ante problemas de esos gordos lo único que tienes que hacer es llamar a la delegación. Eso hice. El administrador me remitió al presidente del patronato del club, un señor muy importante, con decenas de consejos de administración, de los que pisan moqueta. Le llamé y el hombre me dijo que ya me diría.

 

A la semana me anunció que vendría a visitar el club con otro cuerpo persona humana muy importante, de esos que van con dos guardaespaldas, que salen en los periódicos como prohombres de empresa y altas finanzas y que años después aún están en la cárcel. Me dijo que llegarían a tomar un café.

 

El administrador no conocía al One y me dijo que él asistiría. También me comentó que no sería bueno que la gente supiera que Onasis estaría allí “porque está algo en entredicho”. Ni siquiera debían de conocer la visita los residentes.

 

Llegaron puntualmente los dos Notas. No sé qué tienen los ricos de cuna, en general, que además de tener un pastizal, y casas aquí y allá, y unos trajes supertrouper, son como más guaperas… pero en el caso del que hablamos, la verdad, no se podría decir que fuera un Petronio. Algo en ese hombre desentonaba de su condición de Tío Gilito de casta. Sus andares denotaban que no siempre había pisado moqueta, sus ojos, saltones y claros, hablaban de millones de noches de infancia con terrores nocturnos, su cabeza, algo grande, con un peinado poco fashion, desordenado, mostraba un hombre preocupado que tiene la manía de rascarse el cabello cada vez que tiene un problema… bueno, a lo mejor no era así, y no hago más que escribir gilipolleces.

 

Rápidamente le enseñamos el centro y nos sentamos en la sala de estar a tomar un café, primorosamente preparado por nuestras hermanas. Yo estaba emocionado de tener un tipo que salía en la Tele y en los periódicos y que, en esos años, era el más de lo más. Hay gente que te hace sentir importante a su lado… señal indudable de que uno es un perfecto imbécil –si lo que  crees que te hace importante es el dinero y la pool position del otro. Pero entonces uno era así de imbécil.

 

Cuando el Notas se puso a sorber el café nos quedamos mirando todos unos a otros perplejos y confundidos. Se había puesto de rodillas sobre la pequeña mesa de la sala de estar, había cogido la tacita de café con las dos manos, temblorosas, y le pega un sorbetón sonoro como un silbo; vamos, que todos los pajaritos de la calle se asomaron a nuestra ventana pensando que papá golondrino había vuelto de África. Fue algo inesperado. Hago yo eso ese día y el administrador me pega una leche que me deja como a Krischner, con un ojo para leer y otro para repasar.

 

-         ¿Está enfermo? –le pregunté para romper el silencio que allí se había creado.

-         No, que va, es que acabo de llegar con el helicóptero desde X y todavía tengo las consecuencias de las turbulencias.

 

¿ Cómo no había caído yo en que el tío usaba un helicóptero, lo mismo que mi madre al llevarnos al colegio?. Fallo.

 

El amiguete que nos facilitó el encuentro rompe el rollo que estaba contando sobre porqué había un club de la opus en ese barrio, ése de “un grupo de padres preocupados por la formación humana y espiritual de sus hijos…”, y me dice “ oye, tenemos prisa, dile lo que le necesitáis”. Yo, la verdad, nunca le había pedido a nadie 12 kilos, y no es trago fácil. Me puse muy coloradote y digo algo así.

 

-         Pues que necesitamos 12 millones de pesetas para pagar un crédito al banco, y eso antes de fin de mes.

 

Hala, en vena, sin anestesia y con una sonrisa que manifestaba mi condición de gilipollas. Y el líder va y dice.

 

-         ¡Vaya!, ¿puedo tomar otro café?.

 

Yo pensaba “ ¿cómo que otro café… ¡¡¡y mil cafés!!!, y si quieres te lo echamos por el suelo y te pones a darle a lenguetazos con fruicción. Lo que quieras, majete.

 

-         Es el café más caro que me he tomado en mi vida y, la verdad, me gustaría probar otro para ver dónde está la calidad de su grano.

 

Reí la gracieta palmeándome el culo.

 

Si en ese momento me dicen que le cante “Lo importaaaaante es la rosa, lo importante es la rosa, lo importante es la roooooossa y nada más”, se la canto. A capela.

 

Marcharon los dos dejando un rastro de perfume que no he vuelto a reconocer jamás. Estos, como Jesucristo, podrían decir “mi cuerpo está embalsamado para la sepultura”.

 

Un mes después el crédito estaba pagado.

 

“Mi cuerpo está embalsamado para la sepultura”, respondió Jesús a sus discípulos que se indignaron por el derroche del perfume derramado. Y uno se pregunta si “ese derroche” de aquel hombre fue motivado por el amor, por la generosidad, por el interés, por quedar bien con su amigo, por comprar voluntades, por ganarse en la bolsa del cielo un trocito de nube con alas de diseño y arpa con alerones… Uno se pregunta si dio de donde le dolía o de donde no le dolía, si lloró al darlo, como la Magdalena, o si, sencillamente, era lo que tocaba hacer.

 

“Haceos amigos de las riquezas injustas”…

 

Satur

 

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Publicado el Monday, 28 November 2005



 
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