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 Correos: Pensamientos desde dentro.- Nemrod

010. Testimonios
Nemrod :

Pertenezco a la Prelatura. Pienso que en vuestra web hay muchos testimonios muy interesantes pero otros llenos de rabia, de furor, de intransigencia, de rencores no superados. Ello es un motivo de tristeza.También porque hay mucho victimismo y mucho negativismo. Victimismo y negativismo de quienes no supieron ser sinceros. 
 
Mi vida ha estado llena de dolor en el Opus Dei, y de agresiones físicas y morales, pero siempre he tenido conciencia de que es Cristo quien me ha llamado, no tal o cual sacerdote, residente de centro, director de colegio, o director de centro, autoritarios, faltos de humanidad, rígidos, déspotas, cuadriculados, porque carecen de amor. Y carecen de amor porque carecen de vida de oración, porque no escuchan la voz de Cristo. Esas personas destrozan el Opus Dei, y lo han deteriorado con su actividad y su conducta. No carecen de responsabilidad ante Dios Nuestro Señor, porque se han convertido en flagelo para sus hermanos, porque no les han sabido acercar a Cristo, porque no han sido el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, porque no han sabido abrir su corazón de par en par a sus hermanos necesitados, enfermos del espíritu, atenazados por las dificultades...


Pero en muchos de los que abandonásteis puedo detectar una falta clara de vida de oración de profundo amor a Cristo. Claro que me solidarizo con vosotros, con vuestro dolor. Porque yo también estoy perseguido, pero no habeis defendido ese carisma del 2 de octubre. También porque no habeis sabido profundizar en ese carisma. Os faltó la energía para defenderos y decir la verdad con claridad y caridad y la energía para saber vivir vuestras vidas con la libertad de los hijos de Dios.También la energía para no confundir docilidad con autodisolución intelectual. Y la prudencia para no entregar a personas irresponsables la propia intimidad.   
 
Estimo que la clave para los que seguimos en  la Obra y que hemos "despertado" a la realidad de las cosas - cierres de centros, existencia de gente bajo sospecha, huída de mucha gente de las actividades promovidas por la Obra, actitudes dictatoriales y rígidas, faltas de humanidad, manipulación de la amistad-, consiste en crecer más y más en unión con Jesucristo, en tener una vida cada vez más contemplativa que nos haga fuertes ante los malos tratos, los abusos las groserías y las amenazas de personas que estimo que  han recibido una versión deformada del espíritu del 2 de Octubre y que están destruyendo el Opus Dei. Es por tanto urgente ser almas de oración, de eucaristía, para dar vida, para tener vida y para resistir y para contribuir a la Reforma que vendrá, y que esperamos anhelantes, como el ciervo que busca las fuentes de las aguas, como las almas buenas que anhelan la vuelta de Cristo glorioso. Estoy seguro de que El vendrá y nos curará, y que nuestra tristeza se verterá en alegría. Una alegría que nadie, que nadie rígido y despótico, nos podrá arrebatar.  
 
Se trata-pues- de vivir ese espíritu genuino del 2 de Octubre, que la Iglesia, nacida de las Llagas de Cristo, ha sancionado y aprobado, practicando un nuevo modo de actuar y de ser sin ceder a los chantages, malos usos y rutinas que otros han implantado y que no surgieron en la época fundacional o que San Josemaría introdujo inadvertidamente por error humano, viviendo en la libertad de los hijos de Dios. Ello no es faltar a la unidad. Faltar a la unidad es hundir a las personas, presionarlas y chantagearlas, no acercarlas a Cristo, so pretexto de eficacia, de fidelidad a la vocación, etc. Porque estamos para hacer felices a los demás, para llevar a los demás la buena noticia cristiana, que es mensaje de libertad y de alegría, nunca de tristeza y de llanto. Ya hay bastante dolor y llanto fuera para que también nosotros lo procuremos a la gente de la Obra. El llanto que gentes de corazón duro como la piedra, que no saben lo que es secularidad, -porque viven encerrados en ghettos y tienen la mente atrofiada por prescripciones fariseas que ellos y no San Josemaría han inventado- provocan en los que queremos ser libres y vivir nuestra condición de hijos de Dios que se saben amados por el Padre Celestial.   
 
Se arguye que San Josemaría dejó escritos y glosas internas sobre muchas cosas.Pero muchos de sus escritos han sido mal interpretados y otras veces se pudo equivocar. El problema sigue siendo que apenas las conocemos los que somos sus hijos porque es difícil tener acceso a ellas.  Porque aunque su santidad es excelsa y evidente, San Josemaría era hombre y pudo equivocarse. Al menos, él lo reconoció siempre. Pero hoy otros nunca reconocen sus errores. No se puede andar siempre buscando consuelos y repuestas fáciles a todo. Números cantan. Testimonios que no se habrían debido de producir, se producen. ¿No hace eso reflexionar a más de uno? Oh, ¡que dureza de conciencia, que insensibilidad! ¿Abdicaremos de que la Obra sea un recinto de paz, de justicia, de amor, de comprensión? Ya lo es, ciertamente, pero hay elementos en el trato interno y externo que producen amargos frutos. 
 
Como sugirió San Josemaría hay que vivir la sinceridad. Esa sinceridad pasa por manifestar -a riesgo de ser marginado y perseguido en la propia Institución-lo que va mal para que se corrija, por los cauces adecuados, y en no dejar de corregir abusos y atropellos, con espíritu de mansedumbre y serenidad, que no ha de estar exenta de energía y de firmeza. Esa firmeza devendrá del conocimiento de los documentos jurídicos, no interpretados torticeramente, sino con ánimo de servir a Dios, a la Obra, a las almas, para defender la herencia de libertad y de amor del 2 de octubre frente a los que optan por la tiranía, el celor amargo y el control mental y espiritual.   
 
Se trata de tomar conciencia de que Dios nos ha llamado en la Obra a la Esperanza, a la Alegría y a la Libertad que dan estar cercad de El, porque la Obra es de El, porque no quiere El que ese espíritu se pierda, porque sabe El cuántos somos los que gemimos en la oscuridad aguardando el momento en que se promueva la Reforma. Una Reforma que por supuesto tiene que empezar por nosotros mismos, pero que llegará al plano institucional impulsada por nuestra Madre la Iglesia, o por algún Prelado futuro -el actual es un hombre muy santo, muy de Dios, cuyo rostro transpira ternura y amor, pero no es el Prelado de la Reforma- que vea que es preciso volver a la pureza del 2 de octubre, es decir, un volver el Opus Dei a remachar que ese espíritu del 2 de Octubre se basa en lo esencial de santificar el trabajo, de hacer un apostolado desinteresado, de amistad y confidencia verdaderos, que respeta la libertad y la intimidad de las conciencias, y basado en la Libertad y la Espontaneidad de los Hijos de Dios que están en la Casa de Dios y que por ello están siempre genuinos y libres, sin amenazas ni vigilancias ni coacciones   
 
Por otra parte, se trata de conocer muy bien la propia posición que cada fiel de la Prelatura ocupa, los propios derechos y deberes, y el ordenamiento eclesiástico. Somos hijos de Dios en el Opus Dei, pero también, hijos de la Iglesia sobre todo y primeramente.Tenemos uin carisma que defender y ello exige nuestras oraciones y nuestra palabra, nuestra fortaleza y nuestra acción. No es-pues- momento de vacilar, sino de creer. Meternos con todo nuestro dolor en las Llagas de Cristo, para que El nos de Su Fortaleza y Sabiduría que nos lleven a resistir.
 
 Saber que El nos ha amado y nos ha traído para que realicemos una peculiar labor pastoral interna y externa, basada en el Amor que El mismo vertió en el corazón de San Josemaría, y que también tenemos nosotros, los que sufrimos persecución por causa de la Justicia. Esa labor por ser cristiana, y por ser católica, lleva a impulsar, a formar, a hacer crecer, con respeto a la privacidad de cada uno, y a la libertad de cada uno que Cristo nos ha ganado en la Cruz y nos lleva por tanto a rechazar la labor de quienes se han inventado un Opus Dei diferente al que existió el 2 de Octubre de 1928. Que sea un Opus Dei sobre la base de la Libertad libre de requerimientos fariseos que acogotan y entristecen y apocan el alma.
 
Esta es mi oración hoy. Pido a mi Angel Custodio que la presente en el Cielo, ante Nuestro Señor y Su Madre. También ante San Josemaría, don Alvaro y los primeros de la Obra. Amén. 
 
Nemrod.



Publicado el Monday, 28 November 2005



 
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