Firmar Por La Confianza En Terceros. – Iván

En un mail del 31 de octubre de 2005 Inés nos muestra su disgusto por sentirse como una firmante de segunda clase en el escrito que se elevó al Vaticano. Tomando píe a su carta voy a hacer unas reflexiones.

Antes de nada escribo con la seguridad de no ofender a ninguno de los organizadores de esta página, pues quedó totalmente aclarado por ellos que es un proyecto de ex miembros de la Obra ajenos a esta Web. Una vez hecha esa observación paso a contaros que la última vez que yo firmé un escrito “a barbecho” fue cuando estaba en el Opus Dei.

Confiaba en ellos y firmé contratos de venta en blanco (de las acciones de sus inmuebles que registraban a mi nombre, por lo que sólo me hacían su dueño para efectos fiscales; de mi coche, del piso en donde iba a vivir, etc) y una carta que me pusieron delante dirigida al Vaticano en la que les felicitaba por haber hecho al Opus Dei prelatura personal y otra pidiendo que se iniciara el proceso de beatificación de Escrivá y otra agradeciendo que se hubiera iniciado ese proceso y...

Se dice que el gato escaldado del agua fría huye, y ahora, después de haber descubierto como fue traicionada mi buena fe por la Obra, de manera tan sangrante, ya no suscribo nada por la confianza en terceros. Sean quienes sean esos terceros, incluidos ex miembros del Opus Dei. Ante la mínima duda razonable me abstengo de firmar. Si hoy día firmo algo es porque me adhiero totalmente a lo que rubrico, incluidos todos y cada uno de los escritos que se han publicado en esta Web.

Ante la riqueza de material contenido en este Sitio, el borrador del documento que se iba a enviar al Vaticano, colocado aquí el día 14 de octubre, lo consideré muy deficiente e infirmable, aunque sólo sea por los errores de su lenguaje, que parece escrito hace 23 años, cuando el Opus Dei era asociación y no prelatura (por ejemplo, habla de votos, cuando ya no los hay; y de socios, cuando ya no lo son, etc.).

Pero es que además hay un aspecto al que no me adhiero porque en mi estancia en el Opus Dei no lo experimenté: la violación del sigilo de la confesión, que en lo que yo conocí no puedo afirmar que haya ocurrido; así como mi ignorancia en que la Institución ordena a los sacerdotes del Opus Dei que no den la absolución a los miembros de la obra que no se comprometan a dar cuenta a sus superiores laicos de la misma materia sacramental. Son afirmaciones muy graves. No concluyo con que eso no sea verdad, sino tan sólo que yo no lo puedo afirmar —ni por tanto firmarlo—, porque no es una vivencia personal mía. Sí es un tema que conocen bien Antonio Esquivias, otros sacerdotes y laicos, pues que sean ellos los que lo firmen en solitario, pero que no me obliguen a mí a acompañarles al incluir ese punto en el escrito general.

Como, por lo dicho arriba, no me podía adherir a ese borrador, y como ya no firmo nada por la confianza ciega en terceros, me mantuve a la espera de que se publicara su versión definitiva, para poder estudiarla y obrar en consecuencia.

Cuando el día 17 Brian escribe que el próximo 24 se cuelga el escrito acabado y que al día siguiente (el 25) va físicamente al Vaticano, ya supe que no lo iba a firmar.

Por una parte porque no dispondría del tiempo necesario para estudiarlo y suscribirlo, y por otra porque intuí que lo que buscaban sus organizadores con esa precipitación en presentarlo era precisamente la de forzar nuestra firma, sea cual fuere el contenido de lo que ellos pusieran en el escrito.

¿Por qué no se coloca el documento en la web, la gente lo estudia, se hacen las correcciones pertinentes durante un mes o dos o el tiempo preciso, y después lo firma quien lo desee? ¿Para qué tanta rapidez en mandarlo de un día para otro? ¿Qué más da presentarlo el 25 de octubre cuando no ha dado tiempo a percatarse de lo que se dice o un mes después cuando ya todo está claro?

Entendí que lo que se pretendía con esa actuación era conseguir las firmas mientras era un borrador, que es lo mismo que decir que lo que buscaban sus redactores era nuestra firma en blanco, basada en la confianza hacia aquellos que lo van a presentar y no en el contenido de lo presentado.

En esos momentos me resonó en la cabeza lo acaecido en la Obra con ese firma este papel en blanco y confía en nosotros. Estate seguro de que lo que vamos a presentar en el Vaticano es algo bueno.

Y por todo eso yo no lo firmé.

Iván

Nota de Agustina. Querido Iván: es tremendamente cansado estar dando explicaciones continuamente y parece que las tengo que dar yo porque al fin y al cabo, yo soy la coordinadora y la web está a mi nombre. Y a veces -y sabes que te aprecio y no es nada personal, como también aprecio a Inés y a Marypt que inciden en el tema-, me dan ganas de dejar la web y a veces me pregunto por qué la habré puesto en marcha si yo sólo quería colocar unos cuantos libros y nada más. He explicado que no ha sido una carta de la web sino una iniciativa que hemos recogido y colocado para que firmara quien quisiera, lo mismo que se ha colocado el aviso del nuevo libro de Isabel de Armas para que lo compre quien quiera. Todos los que escribieron dando sugerencias para mejorar la carta, se les reenvió esas sugerencias a quienes estaban trabajando en ella. Yo firmé la carta, nadie me obligó. Y si llega otra carta y no me convence, no la firmaré. Aprovecho para decirle a Inés y a Marypt que la web no ha enviado nada a Religión Digital y que si no aparece el nombre de supernumerarias, prometo que no tenemos nada que ver porque algunas botellas de cava nos hemos tomado Inés y yo (con Marypt todavía no pero he leído sus escritos, como todos los que se colocan), como para saber que Inés fue supernumeraria, lo mismo que Marypt. Cuando hay un fallo o algo que se considera un fallo, no paran de llover peticiones de explicaciones. Cuando hay aciertos, la web no existe: como es una máquina o un programa informático, no merece la pena darle una palmadita en el hombro. Sabes que no es el tono habitual de mis contestaciones y quizá me he ablandado un poco -una no es de piedra-, pero es lo que siento en este momento, aunque sé que me pasará dentro de 5 minutos. Y también sé que, por la confianza que tenemos, he aprovechado tu hombro para decir algo en voz alta que no me hubiera atrevido a decir y que me está empezando a agobiar. Besos de mucho cariño como sabes que te tengo. Agustina.