Entre tantos y tan buenos escritos sobre las perversiones que encierra el “planeta-Opus Dei” (planeta en tanto burbuja aislada del resto de la sociedad) estoy echando de menos algún escrito que glose lo que realmente yo considero uno de los aspectos más perniciosos del sistema: el uso continuado (y, por tanto, abuso) de la reserva mental (o restricción mental). A mi modesto entender ése es uno de los verdaderos cánceres de la Obra, en la que se dice sin decir, se ordena insinuando, y, al final, todo el lenguaje es trastocado hasta montar un mundo paralelo de referentes donde el que está de paso no se entera, pero el que está dentro se encuentra sometido bajo un control apabullante sin que pueda explicar exactamente (a uno de fuera) por qué.

Creo que los miembros de la Obra se convierten en auténticos expertos en la utilización de la reserva mental y de los dobles sentidos (por ejemplo: ¿cómo le explicas a uno ajeno al sistema que una cosa que un director te ha pedido “por favor” para ti debe ser una orden imperativa de inexcusable cumplimiento?).

Sé que lo que estoy escribiendo es muy enrevesado, pero posiblemente alguna de las plumas más lúcidas de la página puede cogerme el testigo y escribir sobre este asunto. No olvidemos que sin lenguaje no existe objeto y que el objeto se atiene al lenguaje que se le adjudica. Ese, para mí es uno de los secretos del “sistema-Opus”. A ver si alguien se anima. Saludos.

Jose