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 Tus escritos: Cont. Parte III de 'La conciencia y la Obra'.- E.B.E.

090. Espiritualidad y ascética
ebe :

Parte III: Conclusiones
de
LA CONCIENCIA Y LA OBRA

La Obra como problema para la conciencia

¿Podría suceder que, en caso de la Obra, Dios haya querido manifestarse al mundo de manera paradójica? Es decir, que se cumpla lo que dice San Pablo, que Dios eligió a lo necio y lo despreciable para confundir a los sabios, ya que «la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres» (1 Cor, 1,25). Pues sólo de una manera paradójica podría entenderse el sentido divino de una institución que produce tanto daño con el supuesto fin de santificar...



Pero en el caso de la Obra no sería para confundir a los sabios, pues ha logrado confundir a un amplio espectro de personas; además, lo despreciable en el contexto de San Pablo lo es según el mundo, o sea, la debilidad, la pobreza, la ignorancia, características que no se aplican precisamente a la Obra. Me cuesta, entonces, ver en la Obra un signo de la contradicción con la cual pueda actuar Dios para confundir a los hombres.

No veo ningún misterio trascendente en la esencia de la Obra, me parece más bien una institución que se puede explicar en términos humanos, muy humanos. 

Sin embargo creo posible pensar la Obra como un misterio en un contexto más amplio, desde el punto de vista de su lugar dentro de la historia de la Iglesia y la Salvación, pues no es fácil de entender qué hace una institución como la Obra dentro de la Iglesia, con el nivel de aprobación que ha obtenido.

Tal vez haya habido otras instituciones dentro de la Iglesia atravesadas por una conducta fraudulenta y características sectarias, con consecuencias tan dañinas y generalizadas, pero lo desconozco. Ha habido instituciones que se han descaminado con el tiempo y como tuvieron un origen legítimo pudieron reformarse. En cambio la Obra resulta, hasta ahora, una institución sin ese origen legítimo al cual volver y por lo tanto irreformable en aquél sentido. 

***

Se podría comparar a la Obra con un crimen: hasta que no se resuelva, se determinen causas y responsables, la conciencia de las víctimas seguirá inquieta. 

Ya sea esto desde el punto de vista de la historia como del presente, pues la conciencia quiere resolver el problema en vida o enterrarlo una vez muerto. Lo que no acepta es la indeterminación.

El pasado puede quedar sin resolverse, aunque suponga un peso para la conciencia. Todo cadáver puede ser enterrado aunque las causas de la muerte no se terminen de conocer nunca. La muerte pone un fin, un límite. Toda muerte puede sobrellevarse mejor con un proceso de duelo. 

Pero no se puede archivar una situación que sigue vigente. Pues en gran parte, hoy la Obra se mantiene en pie gracias a la impunidad de la cual goza.

El fin de la relación institucional con la Obra no supone una solución para los problemas que ésta ha causado a tantas conciencias.  

En la medida en que la Obra siga existiendo en el estado de impunidad que la rodea, será un problema a resolver para toda conciencia que ha sido testigo y víctima del fraude llevado a cabo por esa institución.

Todo avance en el sentido de la justicia seguirá conmocionando a estas conciencias, por más que pasen los años. 

La Obra sigue siendo un pasado que no descansa (porque no hay muerte) y un presente que sigue sin resolverse (porque no hay justicia).

Todo el peso de estas conciencias seguirán siendo un peso para la Obra misma: por más que su estrategia sea escapar hacia delante, el testimonio vivo de todas las personas a las que defraudó la seguirá como su sombra.

 

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Publicado el Monday, 17 October 2005



 
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