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 Correos: Medias verdades.- José Antonio.

070. Costumbres y Praxis
Jose_Antonio :

Os voy a contar un par de cosas que escuché en la opus cuando era joven y mis reacciones a las mismas. No tienen más valor que el de pequeñas experiencias vividas en el centro de estudios, pero me consta que el relato de nuestras experiencias y las reflexiones desde la distancia de muchos años ayudan a mucha gente.

 

La primera cosa:

 

*** “...Con algunos numerarios hay que andar con pies de plomo...”

 

Para los que no sois españoles aclaro que la frase “andar con pies de plomo” significa, más o menos, andar con cuidado, comportarse con precaución, desconfiar del otro (cuando se dice en referencia a otra persona)...

 

Pues bien, esa frase me la dijo, tras recibir mi charla semanal, un subdirector del Centro de Estudios, y aunque me pareció que no se refería a mí (porque yo estaba totalmente entregado) sino a “otros” numerarios..., éste comentario me dio muchas vueltas en la cabeza...porque yo no terminaba de encontrarle el sentido...¿Porqué había dicho eso?

 

Si no se refería a mí, sonaba a confidencia...pero ésta interpretación me dejaba algo perplejo, dado que en la opus no caben confidencias de los directores hacia los dirigidos...

 

Quizás podría ser una metedura de pata del director -en plan desahogo- con el dirigido...pero no me parecía una hipótesis razonable, porque ese desliz supondría una falta de unidad bastante grave...

 

Así que no terminaba yo de captar el sentido...

 

Por otra parte, si no se refería a mí, sonaba a que en la opus había numerarios en los que no se podía confiar, lo que era un asunto muy delicado –porque podías ver a uno de los muchos que habíamos en el centro de estudios y pensar ¿éste será clase a) o clase b)?-... Además, el fundador decía que se fiaba más de lo que dijera un hijo suyo que del testimonio de cien notarios...

 

Pero, claro, si no se refería a mí, cabía interpretar –con buena fe- que yo era una persona de confianza a la que se le podía hacer ese comentario sobre la realidad...y esto me resultaba más aceptable...quizás lo único aceptable (porque yo estaba entregado, a pesar de los engaños padecidos)...

 

Creo que inconscientemente en mi fuero interno acepté ésta última posibilidad por eliminación de las demás... Yo estaba totalmente entregado (eso pensaba), en consecuencia yo era un numerario de aquellos en los que se podía confiar...Conmigo no había que andar con pies de plomo...El sólo hecho de que quisiera saber la verdad y me hubiera quejado de ciertos engaños no era razón suficiente para que desconfiasen de mí... sobre todo porque seguía allí a pesar de todo...

 

¡Qué inocente era mi pensamiento!...

 

Con el paso de los años he llegado a pensar que posiblemente sí se refería a mí aquel subdirector, porque –después de muchos años- he encontrado razones para ello en ésta magnífica web.

 

Las razones son muy sencillas, pero yo sólo no era capaz de verlas, así que han estado ocultas durante años...Simplemente aquel director y yo estábamos hablando de cosas distintas, quizás hablábamos idiomas diferentes...lo que él sabía del opus y de la entrega que exigía no tenía nada que ver –o muy poco- con lo que a mí me habían transmitido antes de llegar al centro de estudios...así que yo creía estar entregado y él, seguramente, creía que no lo estaba...vería buena voluntad, pero algo fallaba...

 

Y es que yo estaba entregado con lo que me habían dicho que era el opus dei antes de ir al centro de estudios... pero en el centro de estudios -lejos de mi ciudad, lejos de mi familia, lejos de mis amigos, lejos de todo- se me planteaba otra entrega diferente...empecé a ver que me habían engañado en muchos aspectos... y lógicamente ya mi entrega era, en mi subconsciente, “forzada”...a regañadientes...con el dolor de sentirme engañado, con la sospecha de que pudiera haber más engaños por descubrir...y con la triste situación de desarraigo e indefensión en la que el opus me había puesto, lejos de toda posible ayuda.

 

Yo no quería defraudar a Dios, pero la opus me estaba defraudando a mí...Y esto era un laberinto al que no le veía salida porque la opus decía proceder de Dios y yo me lo creía... ¿Dónde estaba el fallo?...Pues en los engaños de la opus... que te meten en un laberinto mental del que no es fácil salir...

 

La segunda cosa:

 

*** Todavía recuerdo una de las primeras meditaciones del centro de estudios, en la que se nos anticipó que el cura iba a tratar aspectos jurídicos importantes de la opus... Aquello era novedoso, principalmente para los que no estudiábamos Derecho... Con mucha pompa y solemnidad nos habló el cura de las sucesivas aprobaciones jurídicas de la opus... y nos dijo que no se llamaba en realidad “opus dei” sino “Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei”... Que hubo que ponerle éste nombre porque, si no, la Iglesia no lo habría admitido, pero que a nosotros eso nos daba igual porque sabíamos que no era un asunto de curas... que no podíamos pararnos en formalidades y que, en todo caso, teníamos alma sacerdotal...

 

Parecía que a nosotros nos daba igual casi todo lo que dijera la Iglesia en relación al opus... nosotros íbamos a lo nuestro... aunque procurábamos buscar el beneplácito de la Iglesia.

 

Mi subconsciente me decía: ¡Una sociedad sacerdotal!...¡Podían –y debían- haberlo dicho antes!...¡Yo no he dado mi consentimiento para pertenecer a una sociedad sacerdotal...! ¡Me da hasta vergüenza de que alguien se entere que pertenezco a una sociedad sacerdotal!...

 

No obstante, resolví temporalmente la cuestión echándole la culpa a las personas, y eximiendo de culpa a la organización...

 

Estaba adoctrinado para aceptar ese planteamiento, y la situación de desarraigo hacía muy difícil que pudiera contemplar otras opciones...

 

Cada cosa tiene su momento... y las otras opciones se presentaron ellas sólas tiempo después...

 

Abrazos para todos.

 

José Antonio.

 




Publicado el Friday, 30 September 2005



 
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