Querida Anna (Itaca), ¡qué gusto me ha dado volver a saber de ti!.

Yo, aquí estoy, enganchada totalmente y sin remedio. Llevo así dos años, pero que han sido para mi una ayuda inestimable. ¡Cuántas heridas se me han curado y cuántas vendas se me han caído! Estos dos últimos años han sido más eficaces que los 14 anteriores. Esta página sí que es providencial. Creo que he cambiado mucho y para bien. Si tienes ganas mi testimonio está publicado en la web (Recuerdos del camino), aunque cada vez me doy más pena al leerlo y me siento más lejos de esa pobre mujer. A esta web le debo haber encontrado, entre otras cosas, una firmeza muy grande que siempre ha estado en mi, pero que tenía tapada.

Yo también conservo muy buen  recuerdo de aquella boda a la que asistimos de aquella ex numeraria, de la que tu decías que era como tu hija, y a la que ayudamos a salir de la obra reclamando un mínimo para poder vivir.  Pues no sé si tuvo algo que ver, pero a partir de entonces se empezó a asegurar a las numerarias que trabajaban en la administración. Igual contribuimos un poco a ello.

Aun sigo en contacto con ella. Sigue felizmente casada, pero sin ganas de volver para nada la vista atrás. Ya no le queda rastro de su pasado de numeraria.

Le diré que he vuelto a saber de ti y de la muerte de Jordi. Seguro le gustará ponerse en contacto contigo. ¡Qué maravilla contar con este medio, ¿verdad?. Has tenido que ir a Bulgaria para volvernos a encontrar.

Siento mucho que te hayas quedado sola. Ya hablaremos, y si necesitas cualquier cosa, ya sabes que estoy bien cerca cuando vuelvas a España.

Bueno Anna, te mando un fuerte y entrañable abrazo y hasta siempre.

Carmen Charo