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 Tus escritos: El camino del agua II.- Samurai

010. Testimonios
samurai :

Hoy haré un ligero ejercicio de reflexión antes de contar las anécdotas de rigor.

Pienso que en el opus aquello de que "el fin justifica los medios" es creido y vivido a pies juntillas.

La formulación del principio para un tipo del opus podría reducirse a lo siguiente: "el bien justifica los medios". También "el bien de la obra justifica los medios".

De hecho, si el bien supremo o salvación del ser humano ha de ser lo primero, si yo te torturo para que te salves, te estoy haciendo un bien objetivo.

Si pienso que si te vas del opus te vas a condenar y te introduzco en una especie de checa para que no te vayas, le estoy haciendo un favor a tu alma. Cuando te doblegue la insistencia de personas aparentemente desconectadas entre sí, volverás al buen camino, o pensarás que estás loco. Te darás cuenta de que estabas equivocado...



Si contar cosas íntimas que me has contado pienso que va a conducir a que tu alma se salve, está justificado el hacerlo.

Es la perversión del pensamiento que no concibe la entrega a Dios como libertad, sino como obligación.

Si Dios nos ha dejado libres para que le amemos si nos "da la gana", aquí está el opus para obligarte a amarle, porque, como he oído repetidas veces en centros de la obra, "hacer el mal no es ejercitar la libertad".

Esta frase es una simplificación estúpida de la idea de libertad contenida en la filosofía tomista.

La gente del opus, en general, es buena. Es muy buena. Sus objetivos son cojonudos. El problema es que la idea corporativa descansa sobre la base de que es preferible una "dictadura de la virtud" a una democracia. De hecho, el sistema de organización interno se asemeja precisamente a eso, a una "dictadura virtuosa", en la que nadie se sale de la cola hacia el cielo. Al menos, no formalmente. Es como si pensasen que si la gente fuese obligada a ser virtuosa por un tiempo -al menos formalmente-, se rendiría a la vida de virtud.

Es lo más parecido al sistema soviético que he visto en mi vida. Desde el secretismo, pasando por la maquinaria propagandística, -aquí entras tú, Santi Mata- hasta los lavados de cerebro, y los "centros de concentración", donde se destierra a los que se han roto, o discrepan de los superiores, o están gravamente enfermos, o...

No creen en la libertad. Es como si te estuvieran diciendo: "es mejor para ti no ser libre. Ser libre significa extraviar tu conciencia y tu vida."

No hay vida fuera de la obra o de su esfera de influencia. Es este el mensaje.

Como a Agustina, el máximo escándalo para mi ha sido el del  trasvase de información entre superiores. La exposición, descontextualización y banalización de mi intimidad más descarnada. A mi nadie me había dicho esto.

Tuve que enterarme mucho tiempo después de conseguir largarme de allí, en uno de mis intentos de reciclaje. Y aquí vienen al caso las anécdotas de hoy.

Debo tener tatuado en algún lugar un logotipo con dos flechitas y la inscripción "PET". O quizá es que mi salida coincidió con instrucciones internas de mantener en la esfera de influencia a los que se van. Supongo que era demasiada gente en contra. Ahora, intentan ganárselos. Y lo consiguen, debo decir. Aunque no por mucho tiempo en muchos casos.

Es el espíritu que guiaba a mi director cuando, al darme permiso para irme, me enseñó una ficha según la cual me había hecho "cooperador". Sin mi consentimiento, por supuesto.

Siempre guiado por consejos familiares, me dirijo al centro universitarios de la ciudad donde nos habíamos trasladado, para decirle al director que a pesar de no ser ya numerario estaba interesado en recibir lo que se llama "formación de la obra". Concretamente, ir a círculos, ya que había finalizado el ciclo de charlas.

Para mi sorpresa, soy introducido en una especie de grupo de charlas, en la que se nos imparte doctrina de primera comunión. Vamos, la misma que se le podría dar a un hindú con ganas de convertirse.

Además, noto un ambiente bastante raro en el centro. Noto, de hecho, que por no ser ya un objetivo de guerra la peña no me hace el menor caso. Me convierto en un bulto sospechoso.

El adoctrinamiento que se imparte a este tipo de reciclados en que me convertí, insiste en que lo importante para uno no debe ser el aprecio de las personas de la obra, que por otra parte uno siempre tuvo mientras fue un objetivo militar, sino la recepción de la formación pura y ortodoxa que la obra imparte. Que es un "infantilismo" fijarse en si la peña con la que asistes a dichos medios te ignora, o incluso te trata con desprecio manifiesto.

El caso es que yo hablo con un cura muy simpático, "amigo mío", que vive en un centro diferente al que voy. Hablo a su vez, de cuando en cuando, con el director del centro al que voy. Hasta ahí todo normal. Hasta que un día, hablando con el director del centro, me pregunta por "tal cosa". "Tal cosa" era algo de mi intimidad, sin más importancia, que yo únicamente había contado al cura. A nadie más por los siglos de los siglos. Y resulta que el tipo lo sabía. Le pregunto: "quién te ha dicho eso?", y me responde, divertido, "un pajarito". Al repreguntar un par de veces más, confesó que había sido el cura en cuestión.

Tras lo cual no volví a hablar con dicho cura, una excelente persona que también piensa que el bien justifica los medios.

Y no volví al centro por un tiempo.

Después, al regresar al reciclaje, esta vez ya sin charlas para hindúes, el director me dijo: "vas a hablar con menganito". Menganito era un tío muy simpático al que yo no conocía de nada. Cual si fuera del opus, me asignaban un "amigo" para hablar. Y si no es tu amigo, pues nada.

Tragué. Lo sé, no debí hacerlo, pero tragué.

El caso es que menganito era buen tipo, y congeniamos. Jamás le hice una confidencia personal, al igual que con el director del centro, pero él me animaba a realizar las "normas" del plan de vida.

Hasta que un día le dije que no quería volver a lo de antes. Que eso de las normas, como que no. Se cogió un cabreo de padre y muy señor mío, pero se contuvo. Me dijo entre dientes que "no pretendía que yo pitara", y que "eso era muy difícil para mi, que había dejado de ser de la obra".

Todo esto, simplemente por decirle que no quería hacer las normas.

Ya no he vuelto por el centro. De hecho, todo el mundo parece haber perdido el interés, de repente, por que vuelva. Lo que me hace pensar que realmente había algún interés o tenían alguna esperanza de que yo pitara como supernumerario, o como lo que a ellos les pareciera o pareciese. Ya se sabe que excusatio non petita...

La última vez que quedamos, el tío me pidió dinero. Yo recién casado y montando mi casa. Le di algo para que me dejara en paz y me largué de allí. Y hasta ahora.

No puedo terminar este cursillo sobre reciclaje y sensibilización medioambiental sin contar otro par de sucedidos:

Tengo una hermana, que también salió, que comparte mi idea sobre los reciclados, aunque sigue yendo a los "medios deformación" porque, según dice, a ella le sirven. Pero coincidimos en que te conviertes en un bulto sospechoso. De hecho, la llamaban cuando colaboraba en una de sus actividades, totalmente de gratis, claro está. Todas la trataban con gran simpatía y "cariño". Dejó, por circunstancias familiares, de ir, y hasta hoy no tiene noticias de sus "amigas".

Y el segundo: el famoso director que me hizo cooperador, hoy sacerdote con carguete, vino a nuestra ciudad a hacer una visita, cuando estaba en un pueblo cercano de curso anual. Fue recibido en mi familia con gran alborozo, como si fuera el Mahatma Gandhi. Me dijo que me acercase a hablar con él un rato.

Yo fui, más por curiosidad que por otra cosa. En realidad, no fue una conversación. Me dijo que "no se acordaba" de las circunstancias de mi salida, y así cortó la posibilidad de temas espinosos. Fue un intento de interrogatorio con pocos resultados, y un monólogo en el que me explicó que los únicos medios de formación que me servirían eran los del opus. Que no encontraría mi sitio espiritual en otro sitio. Que yo había sido educado en el opus y que como que no.

Se creen la reserva espiritual de occidente, de oriente y del resto del mundo.

Menos mal que sigo el camino del agua, que si siguiese el del vino...

Samurai

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Publicado el Friday, 02 September 2005



 
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