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 Tus escritos: Consejos a un joven del Opus Dei. (Cap. I).- Iván

030. Adolescentes y jóvenes
Iván :

Consejos a un joven del Opus Dei

 Iván, 24 de agosto de 2005

 

 

Para cualquier numerario/a, agregado/a o supernumerario/a de buena voluntad:

 

Con mis palabras no pretendo influir en tu decisión de permanecer en el Opus Dei, ni de que te salgas de él, puesto que eso es una decisión personal de cada uno, que tan sólo te compete a ti resolver. Lo que deseo con esta carta es darte los consejos que me hubiera gustado recibir a mí (y que no recibí) cuando era muy joven y llevaba poco tiempo dentro de la Obra...



 1 –Considera que la santidad es un viaje de lo imperfecto a lo perfecto, del hombre caído al hombre cristificado. Y como todo viaje precisa medios para realizarlo.

 

Si deseas ir de Sevilla a Santander piensas en los medios de transporte que usarás para ello, por ejemplo, el primer tramo hasta Madrid en tren de alta velocidad, hasta Aguilar de Campoo en autostop, y el resto en autobús.

 

El único responsable ante Dios en el viaje de la santidad es quien lo realiza, que es quien debe elegir y emplear en cada momento los medios pertinentes para lograrlo, y que nadie le puede imponer.

 

Lo importante es llegar al fin, y para ello cada uno debe escoger los caminos que en cada momento le parezcan los mejores; y si una vez tomados, o al cabo de un trecho, se descubre que no nos convencen o que podemos tomar otra vía más satisfactoria, no pasa nada por cambiar. Es más, podemos y debemos realizar ese cambio.

 

2 –El Opus Dei es uno de tantos medios que pueden emplear los laicos para alcanzar a Dios.

 

Con el fin de promover una conveniente distribución de los presbíteros o de llevar a cabo peculiares obras pastorales o misionales en favor de varias regiones o diversos grupos sociales, la Sede Apostólica, oídas las Conferencias Episcopales interesadas, puede erigir prelaturas personales que consten de presbíteros y diáconos del clero secular. (canon 294 del Código de Derecho Canónico).

 

Mediante acuerdos establecidos con la prelatura, los laicos pueden dedicarse a las obras apostólicas de la prelatura personal; pero han de determinarse adecuadamente en los estatutos el modo de cooperación orgánica y los principales deberes y derechos anejos a ella. (canon 296 del Código de Derecho Canónico).

 

Los laicos incorporados a la Prelatura no modifican su propia condición personal, teológica o canónica, de comunes fieles laicos, Y como tales se comportan en toda su actuación y, concretamente, en su apostolado. (Declaración de la Sagrada Congregación de Obispos sobre la erección de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, 23 agosto 1982).

En las tres manifestaciones anteriores la Iglesia nos dicen que la Prelatura del Opus Dei esta formada solamente por sus clérigos (presbíteros y diáconos), que los laicos del Opus Dei son iguales a los demás laicos de la Iglesia, y que se unen al Opus Dei como simples cooperadores suyos.

Los adjetivos reducen el campo del sustantivo al que acompañan, pero no modifican su naturaleza. Así, una casa puede ser cualquier casa del universo, pero si decimos: “una casa verde”, el adjetivo “verde” hace que se eliminen todas las casas que no lo son, ha reducido el campo de existencia posible de ese ser; y así continúan actuando los términos adjetivadores que podamos añadirle, hasta poder delimitarla a un sólo elemento del mundo. Mas lo que nunca hace un adjetivo es modificar la esencia del sujeto que delimita. Si escuchamos “la mula astingolada”, no sabemos lo que significa astingolada (porque me lo acabo de inventar) y consultamos diccionarios, preguntamos a los demás, y al final seguimos sin saber lo que significa, pero de lo que estamos seguros es que nos referimos a una mula, porque por muy astingolada que sea, no por ello deja de ser mula.

Según el diccionario Espasa, cooperador es el que coopera. Si los laicos del Opus Dei cooperan orgánicamente con la Prelatura, es que son cooperadores de ella.

Aunque no sepamos lo que significa la adjetivación orgánicamente, de lo que estamos seguros es de que no por ello deja de ser cooperación, por lo que quienes la realizan no abandonan su condición de cooperadores.

Ahora vamos a ahondar en el significado de cooperación orgánica.

 

El cuerpo humano está formado por el cerebro, corazón, todos y cada uno de sus huesos, etc. Ese conjunto de elementos es lo que forma la naturaleza del cuerpo del hombre, son constitutivos esenciales suyos y la pérdida de alguno de ellos atenta contra la unidad esencial y vital del cuerpo.

 

Además, dentro de ese cuerpo, en el interior de los intestinos, existen unas bacterias que cooperan con el hombre ayudándole en la digestión de los alimentos, impidiendo que otros microorganismos dañinos puedan instalarse allí, produciendo parte de las vitaminas necesarias para la vida, etc. A cambio, el cuerpo humano les da a esos microorganismos cobijo, calor y alimentos. Eso es una cooperación orgánica.

 

Algunas características de cualquier cooperador orgánico:

 

            1 —Su unidad con quien coopera no es esencial sino accidental, por ser substancialmente distinto a los elementos constitutivos del sujeto con el que coopera (las bacterias citadas son distinta a las células del cuerpo humano).

 

            2 –Puede tener existencia y vida separada del sujeto con quien coopera (las bacterias del intestino de un hombre concreto pueden vivir en el de al lado, o en otros mamíferos, se desarrollan en caldos de cultivo, etc.).

           

3 –Puede pasar de un huésped a otro sin sufrir daño alguno (de hecho conseguimos las bacterias intestinales porque nos vinieron de quienes estaban a nuestro lado cuando nacimos).

 

            4 –Si el huésped no le da lo que necesita (cobijo, calor y alimentos) lo abandona sin contemplaciones (lo que es la causa de muchas enfermedades intestinales).

 

            5 –De lo anterior se deduce que el cooperador orgánico es necesario a aquel para quien coopera, pero no al revés: el huésped no es necesario para sus cooperadores orgánicos.

 

Si los puntos anteriores se los aplicamos al laico, cooperador orgánico, del Opus Dei (numerarios, agregados y supernumerarios) quedan como sigue:

 

            1 –Su unidad con el Opus Dei no es esencial sino accidental, por ser esencialmente distinto el laico a los elementos constitutivos de la Prelatura (sacerdotes y diáconos).

 

            2 –Puede tener existencia y vida separada del Opus Dei (son iguales a cualquier otro laico).

 

            3 –Puede pasar de cooperar con el Opus Dei a hacerlo con otro grupo de la Iglesia sin sufrir daño alguno.

 

            4 –Si el Opus Dei no le da lo que necesita (paz, calor humano, sosiego, etc.), lo debe abandonar sin contemplaciones.

           

            5 –De lo anterior se deduce que el laico cooperador orgánico de la Prelatura es necesario para el Opus Dei, pero no al revés: el Opus Dei no es necesario para sus cooperadores orgánicos laicos.

 

Resumiendo: los términos cooperación orgánica de los laicos en el Opus Dei significan que los laicos son necesarios e imprescindibles para el funcionamiento orgánico de la Prelatura (que sólo consta de clérigos), como mano de obra, fuente de dinero y cantera de los sacerdotes que la componen; pero no al revés: la Prelatura no es necesaria ni imprescindible para cualquier laico que coopere con ella, por la sencilla razón de que es un simple cooperador que puede serlo igualmente de cualquier otra institución eclesiástica que le acerque a Dios.

 

De lo anterior se infiere que para nadie, nunca, se puede afirmar que el Opus Dei es el único camino para ser santo y que fuera de él será un desgraciado que se condenará, porque entonces estaríamos afirmando que el Opus Dei es el mismo Dios.

Al ser el Opus Dei sólo un medio, se utiliza cuando nos conviene y se debe desechar, sin contemplaciones, cuando nos estorba o cuando descubrimos otra manera mejor de acercarnos a Dios. Si alguien no está a gusto en el Opus Dei, debe dejarlo cuanto antes.

 

3 –Consejo para que te echen del Opus Dei por querer vivir con fidelidad sus Estatutos.

 

            Puede ser que quieras irte del Opus Dei, pero que a la vez quieras que sea él quien cargue con toda la responsabilidad de esa marcha. Aquí te doy un consejo para que pueda ser así.

 

El canon 296, antes citado, dice: han de determinarse adecuadamente en los estatutos el modo de cooperación orgánica y los principales deberes y derechos anejos a ella. Y según los Estatutos de la Obra la cooperación económica de sus laicos es como sigue:

El candidato debe ser instruido, antes de que se le admita, a apreciar el espíritu del Opus Dei, para que cada uno pase una vida de trabajo extraordinario y para que, mediante el ejercicio de la propia profesión o de un trabajo intenso, se procure los medios económicos: aquellos que sin duda son necesarios no sólo para el sustento de sí mismo y, si su situación lo conlleva, el de su familia, sino también para contribuir, de una manera generosa y conforme a las propias circunstancias personales, a sostener las obras apostólicas. (artículo 22.).

Como se ve, el Opus Dei reconoce en sus Estatutos que sus laicos son simples cooperadores suyos (el candidato debe ser instruido [...] para que [...] se procure los medios económicos: [...] para contribuir [...] conforme a las propias circunstancias personales, a sostener las obras apostólicas.), ahí no se dice que

–los numerarios y agregados han de entregar absolutamente todo su dinero al Opus Dei

–para que después sean sus directores quienes autoricen cada uno de sus gastos

 –dándoles entonces el dinero de aquellos gastos que les aprueben realizar,

–ni que en los cinco primeros días de cada mes han de rendir cuenta minuciosa de todos los gastos realizados el mes anterior,

–ni de que carecen de propiedades porque han de firmar un contrato de venta (con la fecha y el futuro dueño en blanco) de todo lo que tienen a su nombre, que después han de entregar a los directores del Opus Dei.

Por tanto, siguiendo los Estatutos que rigen internamente al Opus Dei, que el mismo Opus Dei ha escrito, y que han sido aprobados por la Iglesia: NIEGATE A DAR TODO TU DINERO AL OPUS DEI, para pasar a cooperar con él tan sólo con una aportación voluntaria.

Cuando comentes esto en la Obra te argumentarán con mil razones (a fin de cuentas el Opus Dei siempre ha sido un gran justificador de lo injustificable), tal y como que sí desde un principio ha sido una costumbre que los numerarios y agregados den todo su sueldo y bienes a la Obra, que sí es una manifestación de pobreza actuar de esa manera, que sí lo que Dios te pide es que vivas con una mano atrás y otra alante... y de esa guisa te pueden dar un millón de justificaciones más. Pero tu responde siempre, de una forma cerril, con los Estatutos del Opus Dei en la mano, que tan sólo quieres vivir con delicadeza lo que en ellos se manda. Guarda tu dinero y demás bienes y no te apees del burro de cooperar solamente con una aportación voluntaria.

Si los directores se ponen muy pesados en su empeño de esquilmarte a toda costa, o te cansas de que te obliguen a hablar con uno y luego con el de arriba y después con el sacerdote y más tarde con... o deseas contárselo sólo al director de tu centro y que nadie más te maree con la misma matraca; lo que debes hacer entonces es decirle, con determinación, al jefe de turno con quien estés hablando, que para que se solucione tu caso quieres apelar a la autoridad de la Iglesia, que vas a mandar una instancia al Papa y otra al Obispo de tu diócesis para que dispongan el juicio eclesiástico preciso que resuelva tu situación, motivo por el que vas a contactar con un buen abogado experto en Derecho Canónico para que te represente. Eso sí, antes de decir esto procura llevar un pañuelo y un frasco de colonia; moja el trapo con el perfume y póntelo ante la nariz justo antes de pronunciar esas palabras, porque es muy probable que al director con quien estés hablando le entre en ese momento un ataque de diarrea tan intenso que no pueda contenerse y que los malos olores de lo que evacue inunden la habitación.

Dios mediante, por si te interesa usarlas, elaboraré un modelo de esos dos tipos de instancias (la dirigida al Papa y al Obispo) y te las facilitaré a través de este sitio.

Claro, cuando actúes de la forma antedicha, lo que va a ocurrir es que te van a echar de la Obra con una velocidad de vértigo, para que no des mal ejemplo a los otros con tu intención de vivir el exacto cumplimiento de lo mandado en los Estatutos. Pero entonces no serás tú el responsable de dejar el Opus Dei, sino él. Y te irás con la conciencia muy tranquila, porque tú sólo quisiste ser fiel a Dios en las cosas pequeñas, en el cumplimiento exacto de los Estatutos redactados por el Opus Dei y aprobados por la Iglesia; y por eso tan noble fue por lo que ellos te echaron de la Obra.

Y sé que lo anterior va a ocurrir porque no hay nada que perturbe más al Opus Dei como que sus tejemanejes sean conocidos por la Iglesia.

El Opus Dei ha gastado siempre unas energías descomunales en vivir entre dos realidades diferentes, luchando para que una no se ponga en contacto con la otra. Por ejemplo, cualquier institución de la Iglesia es sencilla y hace sus Estatutos para que sean leídos por cualquiera (autoridades eclesiásticas, la sociedad y sus miembros), pero en el Opus Dei no ha sido nunca así. La Obra siempre ha tenido, como mínimo, dos caras completamente distintas: una para sus fieles y otra para la Iglesia. Por eso ha querido siempre que sus Estatutos sólo puedan ser contemplados por la Iglesia, porque fue para recibir su aprobación por lo que los escribió de la forma en que están escritos, y sabe que si allí pone toda la verdad de lo que realmente viven sus miembros, la autoridad religiosa haría que modificara su conducta hacia ellos. Mas el Opus Dei no quiere actuar con esa rectitud. Y para que sus miembros no conozcan sus constituciones es por lo que ha optado siempre por secuestrarlas. Con las de 1950 lo hizo literalmente: la copia de los archivos vaticanos desapareció por una mano “anónima” inmediatamente después de ser aprobadas; y la que estaba bajo el techo del Opus Dei no le era mostrada a nadie de fuera, y los de dentro tan sólo disponían de ella por un corto espacio de tiempo y si justificaban la necesidad absoluta de leerlas.

La obligación de secreto se extiende en particular a la Constitución; en circunstancias normales, ni siquiera los miembros estaban autorizados a verla. María del Carmen Tapia, que estuvo durante diez años encargada de la sección de mujeres en Venezuela, no disponía ni de un ejemplar [...] Cuando en más de una ocasión necesitaba consultarla, se le dejaba bajo la estricta condición de que debía devolverla rápidamente. [...] La Constitución, pues, no estaba en el estante de la biblioteca de cada centro del Opus. Ni siquiera era, como lo son, por ejemplo, las constituciones de los jesuitas, tema de estudio para los miembros de la Obra, como podría esperar.” (Michael Walsh , El mundo secreto del Opus Dei)

 

Para evitar que en el futuro, ante unas nuevas constituciones, se les escapara ese férreo control, el Fundador del Opus Dei dejo escrito que los Estatutos de la Obra no se publicaran, que no se divulgaran, que estuvieran escritos en latín y que no sé tradujeran a ninguna lengua vernácula (así el pueblo no puede entenderlas, aunque las consiga), salvo en los puntuales fragmentos que pueda comentar alguna autoridad del Opus Dei.

 

Volvamos al tema que traemos entre manos. ¿Por qué el Opus Dei no habrá puesto en los Estatutos que sus numerarios/as y agregados/as deben ingresar todos sus bienes a la Obra, cuando luego les obligan a actuar así? ¿No habría sido más sencillo reflejarlo explícitamente en los Estatutos?

 

Quien por cualquier razón se despida de la Prelatura o sea dimitido por ella, no puede exigir nada de ésta por los servicios prestados a ella, o por aquello que, bien por trabajo o por el ejercicio de la profesión, o por cualquier otro título o medio, le haya dado en compensación.” (artículo 34 de los Estatutos del Opus Dei.).

 

            En el artículo anterior está la razón del porqué en las Constituciones no se dice que los numerarios/as y agregados/as han de entregar todos sus bienes a la Prelatura: PORQUE SI UN LAICO LE DÍO AL OPUS DEI TODOS SUS BIENES, POR LO QUE SE ENCUENTRA SIN NINGÚN MEDIO ECONÓMICO PARA SUBSISTIR, ES INJUSTO Y AUSENTE DE CARIDAD QUE CUANDO SE VA DEL OPUS DEI ÉSTE LO ABANDONE SIN AYUDA ALGUNA.

 

Ahí está el doble juego del Opus Dei:

 

1 –Para que las autoridades de la Iglesia permitan que los laicos que abandonan la Obra se vayan sin ninguna compensación por parte del Opus Dei, éste ha escrito previamente en sus Estatutos que el candidato debe ser instruido [...] para que [...] se procure los medios económicos: [...]  para contribuir [...] conforme a las propias circunstancias personales, a sostener las obras apostólicas. (artículo 22.). Lo que, además, es congruente para la Jerarquía de la Iglesia, pues sabe por el Código de Derecho Canónico que los laicos del Opus Dei son simples cooperadores suyo, se imagina que todos contribuyen con una aportación económica, no con todos sus bienes. Y por eso aprueba las Constituciones del Opus Dei, sin obligar a la Prelatura a retribuir a quien la abandona.

 

2 –Y para poder exprimirles a sus laicos célibes todo su dinero, sin que rechisten, no les permiten leer las Constituciones para que no se enteren de que allí no se ordena que ellos tienen que dar todos sus bienes al Opus Dei.

           

            Y si podemos leer las Constituciones del Opus Dei es a pesar de él. Es porque hubo una filtración de ellas y la revista Tiempo las publicó en 1986. Y, es más, para que alguien del Opus Dei pueda leerlas ahora, tiene que recurrir a esa edición (la que está puesta en esta Web) porque dentro de la Obra no tienen acceso a ellas.

 

Y como lo que menos busca el Opus Dei es que todo esto se airee en un juicio eclesiástico, que además puede fallar a favor del laico, es por lo que el Opus Dei fulmina, en horas, echándole, a quien intenta perturbarle.

 
          
En posteriores cartas seguiré dándote mis consejos y pensamientos sobre el Opus Dei (por si los quieres escuchar), hasta entonces recibe todo mi afecto; créeme cuando te digo que siento un gran cariño por ti, porque yo fui como tú del Opus Dei, durante 35 años, por eso te comprendo muy bien y conozco tus necesidades.

 

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Publicado el Monday, 22 August 2005



 
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