Después de leer su sitio, o al menos una buena parte de él, lo encuentro bastante objetivo. Yo estuve en la Obra como numerario en México por 16 años (de los 16 a lo 32), viví ahí experiencias muy buenas y muy enriquecedoras, pero la parte más feliz ha venido después, cuando por fin tomé la decisión, y la acción, de dejarla (hace 5 años)… y que es cuando con más claridad he podido ver los errores e injusticias que se manejan en la organización.

            Coincido en la mayor parte de los puntos que se señalan en su sitio, particularmente en la llamada “trampa de la vocación”, que contiene una visión fatalista de la voluntad de Dios, que interpone a terceros (los directores) entre el diálogo entre Dios y la conciencia personal para decidir la manera de seguirlo (el estilo de vida cristiano) y por último, el hecho del proceso jurídico de vinculación que está deplorablemente viciado con el tremendo chantaje moral de la “respuesta a Dios”.

            Realmente se siente uno con las ganas de hacer algo para cambiar esas situaciones injustas que tanto daño hacen pero desafortunadamente los medios parecen tan lejanos y con tan pocas probabilidades de lograrlo, que al menos es un alivio saber que hay un sitio público donde expresarse, donde se busca guardar la objetividad y donde las personas pueden encontrar información que les sirva para reflexionar al respecto.

           Atentamente,

           Héctor