Queridos orejas y querido Jai:

Ante todo muchas gracias por compartir con nosotros esa parte de tu vida. Te felicito por no tener rencor, es la mejor forma de afrontar esa experiencia. Creo que muchos de nosotros tampoco lo tenemos, otros están en el proceso de librarse de esa pesada losa del rencor y quedarse de lo más anchos perdonando sinceramente. Olvidar ya es más complicado, porque como cantaba María Dolores Pradera (fíjate si soy carroza que me acuerdo de esas canciones de antes de que tu nacieras) “es imposible olvidar lo que tanto se ha querido.” Lo que me lleva a una fascinante conclusión, que si la Prelatura ha tenido tanta agilidad y facilidad para olvidarse de los ex es porque nunca nos quiso, solo nos utilizó.

Eso de tener sueños o, mejor dicho, pesadillas, en las que vuelves a estar en el lado oscuro, es algo que nos pasa a muchos. No te preocupes, seguramente es una forma que tiene el subconsciente para evacuar los posos malignos que nos quedaron. De todas formas, el día que deje de tenerlas me quedaré muy a gusto porque son muy poco gratas.

Lo que dices sobre los supernumerarios solteros como cantera de numerarios me parece interesantísimo. Siempre se ha intentado, pero entiendo por tus palabras que en estos momentos se hace más. Yo conocí varios casos y todos menos uno acabaron fuera de la cosa. Por otro lado los supernumerari@s solteros lo tienen bastante crudo para encontrar pareja fuera del gueto (te tomo prestada la acertadísima expresión). Hoy no encuentras a muchas personas dispuestas a seguir la corriente de las innumerables rarezas que acompañan a la vida de un supernumerario. Cuando encuentras a una, las probabilidades de que le interese ser numerari@ son bastante altas. Conocí a un supernumerario que estaba el pobre bastante confundido, porque ya llevaba tres novias que se le hacían numerarias. Los curas le felicitaban, los demás se cachondeaban de él, y él sonreía para afuera y sufría para adentro.

Dices que es falso que la obra solo haga solidaridad con fines proselitistas. Como demostración presentas tu propio caso. Si te empeñas puedes añadir mi caso también, ya que creo que hice más visitas a los pobres que el promedio y estuve en catequesis durante muchos más años que el numerata clásico, pero creo que con eso no demuestras la supuesta solidaridad institucional. Te recuerdo lo que se nos decía con respecto a las visitas a los pobres, que no se trataba de arreglar o solucionar ningún caso, sino simplemente de que los chicos de San Rafael tuvieran un contacto que les sirviera para remover sus conciencias. ¿Utilizar a un pobre para remover conciencias es solidaridad? ¿Desde cuándo? Se decía, en cambio, con meridiana claridad que el opus dei no tenía como objetivo ayudar a los necesitados, que eso quedaba a la iniciativa de cada uno. La prelatura se desentendía expresamente de cualquier compromiso con la gente pobre. Cuando he tenido la oportunidad de conocer los orígenes de cualquier obra corporativa de tipo educativo que estuviera enfocada en sectores sociales desfavorecidos, he comprobado directamente, de primera mano, que para los directores de la prelatura aquello era fundamentalmente una oportunidad de hacer propaganda para disminuir la mala imagen de elitismo social que les acompaña. Incluso la publicitada labor que han hecho en Yauyos, Perú, fue en buena parte una maniobra política para impresionar al Vaticano cuando el opus estaba en la cuerda floja. Además, los réditos publicitarios que le saca el lado oscuro al Yauyos y a cualquier otra cosa parecida que tenga en el mundo, me traen a la memoria algo que dijo el divino Maestro sobre la mano derecha y la izquierda. Yo sé que soy un ingenuo, pero todavía no entiendo como la prelatura personal encaja lo uno con lo otro. También podría recordar los sueldos de miseria que he visto pagar (yo era el pagador) a muchos empleados de obras corporativas. Una auténtica afrenta a la Doctrina Social de la Iglesia. ¿Será eso solidaridad? Resumiendo, y con todo respeto a tu experiencia personal, todavía no veo demostrado que el opus tenga un genuino y desinteresado sentido de solidaridad. Incluso no me extrañaría nada que los que estamos fuera, gracias a Dios, estemos siendo mucho más solidarios que los que siguen dentro. Lástima que eso no se pueda probar con números.

Con todo cariño

Dionisio