Hola!!! me alegro de saludaros y de poder deciros que mi historia es semejante a la vuestra.

Marina:

Acabo de leer la carta dirigida al Prelado. Me parece que refleja perfectamente lo que todos nos hubiera gustado poder decir en la nuestra.

Pero la mía aunque breve, también transmitía esa sensación de haber sido engañada y de la profunda desilusión.

Yo lloraba constantemente también y nadie se cuestionó nunca nada... mientras la burra tirase...

Ahora hace mucho, mucho que no lloro. El año y medio que llevo fuera no lo cambio por nada.

Te aconsejo que te asegures la retaguardia. Te insistirán en hablar personalmente contigo para darte oralmente la dispensa de parte del Padre. Yo no quería intercambiar palabra con nadie, por aquello que ya conocemos de que uno no decice por su propia cuenta, sino que "le dicen lo que Dios piensa de lo que ha hecho" para dejar así un complejo de culpabilidad aplastante...

Me esperaron en la puerta de casa de mis padres sin yo saberlo ni haber quedado con nadie.

Y me dijeron "Se buena por favor". Yo le contesté a esa persona que tiene un gran peso moral sobre las n.: "Y tú también".  No veas la cara de desconcierto que puso.

Evita que te dejen peso moral o complejo de culpabilidad. Para eso el corte tiene que ser radical. Porque una tiene su corazoncito y a la gente se la quiere y porque una ha tenido buena intención durante muchos años y ha querido hacer las cosas bien.. y tenemos un grado de dependencia de la opinión ajena muy fuerte... y una inseguridad bastante seria a la hora de tomar decisiones.

Pero no te preocupes, que eso se pasa rápido. Verás como enseguida estás hecha a la vida normal y consigues quitarte la camisa de fuerza y lo que es mejor: Dios sigue cuidando de tí.

Besos, Penélope.