Una noche, después de la cena alguien anunció que el director del centro de estudios iba a dar algunos avisos, por lo que todos los residentes (casi 90) debíamos acudir a la sala grande de tertulias en lugar de dividirnos en tertulias de grupos...

Uno de los avisos se refería al cuidado de los bienes materiales...Al parecer había ocurrido en más de una ocasión que la puerta interior que comunicaba el Colegio Mayor con el garaje había sido marcada con la huella íntegra de un zapato, como si alguno en lugar de utilizar el viejo método de girar la manivela se hubiera decantado por el expeditivo método de la patada frontal en el tercio inferior...

El director tenía un enfado importante, tirando a cabreo. Se ve que el tranquilizante que tomaba al mediodía había agotado sus efectos... No recuerdo si llegó a pedir que saliera el culpable, pero sí recuerdo que tomó una decisión que a mí me hizo pensar...Nos obligó a todos los alumnos del centro de estudios a ir en fila de a uno y a paso ligero hasta la puerta donde se encontraba la huella del delito, para que pudiéramos verla y encomendar a quien lo hubiera cometido...

En fin, a consecuencia de que alguien había maltratado una puerta, el director nos maltrató a todos (casi 90) con el visto bueno del consejo local.

Son cosas de la opus...

José Antonio