Flanpan :
Cara Marina,
Yo tenía tu misma edad cuando dejé la Obra, tras quince años en ella. De eso hace ya 12 años.
Salí con una mano delante y otra detrás. Salí bajo los conocidos anatemas de que me esperaba la tristeza, la desgracia, la pérdida de la fe, el rejalgar y los clubs de carretera.
Han pasado 12 años y NADA de esto se ha cumplido. TODO LO CONTRARIO: la Divina Providencia (en la que creo) junto con trabajo, mucho trabajo, me han llevado a día de hoy a ser un cuarentón feliz, con mujer, hijos y buena salud física y mental.
Hay vida después de la Obra. Yo te cuento mi experiencia. La de muchos otros la puedes leer aquí.
Y me permito aconsejarte. Trata este asunto (irte o seguir) entre tú y Dios. No oigas ni aceptes consejos interesados. Puedes tener claro que mi consejo es totalmente desinteresado: no te conozco. Quienes te llenen la cabeza de desgracias futuras y condenaciones eternas no hacen sino intentar por todos los medios mantenerte en el redil, pero no por tu bien, sino por el bien (mal entendido) de la Obra.
Tú y Dios. Pregúntale si El quiere que seas infeliz en la tierra, acabar resentida o amargada. Pregúntale si le parece mal que le sigas queriendo a través de otros caminos.
Y una vez tomes una decisión, llévala a cabo sin vacilar. Si te vas a marchar prepárate una salida lo menos traumática posible (para tí, me refiero). Organízate como mejor puedas lo material (un sitio a donde ir), lo económico (unos mínimos recursos para comenzar, un primer trabajo en lo que sea que te permita subsistir), y lo afectivo (me refiero a que sobre todo al principio te hará falta un hombro sobre el que apoyarte y desahogarte: tu familia sería lo mejor).
Si te quieres ir, corre, corre y no mires atrás. El futuro está delante. Tu edad es una muy buena edad para recomenzar.
Y lo de enseñar al mail en la charla... cuenta con que esta semana has hecho la charla con nosotros. No hace falta que enseñes tu correo a nadie más.
Un casto beso.
Flanpan
PDT: Lo del hombro para desahogarte... Cuando yo salí no había Orejas a quienes acudir. Tuve la suerte de tener un dulce hombro en que apoyarme (mi amiga y mujer), ya que mi familia respiraba opus por los cuatro costados. Si no tienes "hombro" en tu familia (la de verdad, la que te parió), siempre tendrás a los Orejas y a los que rondamos por aquí. Hombros no te van a faltar.
Publicado el Wednesday, 29 June 2005
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