acabo de descubrir de manera absolutamente casual esta web y me he quedado sorprendido, gratamente sorprendido. No andaba buscando peluquerías.

 

Intentando encontrar a un viejo amigo, al escribir su nombre en el buscador, entre los muchos links encontrados ha salido esta página tan fenomenal. Jamás habría pensado que pudiera existir algo así. Felicito sinceramente a quien/es hayan tenido la iniciativa y sigan trabajando manteniéndola. En concreto a Agustina López de los Mozos Muñoz. Lamento no ser un ex-supernumerario. Os tendréis que conformar con otro ex-numerario.

 

Estuve en el Opus Dei casi diez años, desde los 14.5 hasta un año después de finalizar la carrera universitaria. He estado leyendo los últimos mensajes y me identifico con muchos de vosotros y vosotras, hasta el punto de que me he animado a participar en la página. Si a los mensajes unimos los libros y demás artículos, hay mucho que leer. No podré con todo.

 

Hace 18 años que decidí desvincularme del Opus Dei (aunque es fácil calcularla, mi edad actual es 42). Nunca formé parte de un consejo local. Nunca recibí la charla fraterna de nadie y, en el último año, que pasé de San Rafael a San Gabriel, nunca llevé grupo de Supernumerarios alguno, ni de Cooperadores, ni ná de ná. Llegó un momento en que -fundamentalmente- me asfixiaba la falta de libertad que impregna la vida de los numerarios (hablo de libertad en el sentido más amplio del término). Entonces decidí, quizás por primera vez en todos esos años, tomar yo el timón de mi barco. Una mañana, después de ducharme con agua fría, hacer media hora de oración (no se imaginaban los que tenía a mi alrededor en el oratorio lo que meditaba, ¿o alguno sí?), asistir a misa y desayunar un huevo frito, salí aparentemente para ir a trabajar. Cogí el tren y fui a ver a mis padres, y después de hablar con ellos, que han sido y son un gran apoyo, auténticos papá y mamá, tuve todo claro. Regresé al Centro como si volviera de trabajar (comía en el trabajo), planteé mi salida y unos días después me fui. No hubo mayor interés por retenerme. Lo más que tuve que hacer fue viajar a la Delegación y hablar con el Director de San Miguel, a quien le fastidió mi pretensión de salir (al menos eso es lo que parecía). Después, nunca recibí llamadas intentando que volviera al rebaño y, por motivos para mí desconocidos, me consta que ahora mismo, personas nuevas que me acaban de conocer (no saben nada de mi pasado) y son del Opus Dei, pese a que yo soy Profesor Titular en una Universidad pública española, no intentan captarme para la Obra. ¿Alguien puede explicármelo?

 

Tengo cuatro hijos. Somos una familia maja. Para nosotros la familia SÍ importa. Sin embargo, insisto, ¿o los del Opus Dei de mi ciudad han perdido afán proselitista o me buscan en los archivos y enseguida aparece mi ficha? Quizás sea esto último. Pero, ¿y mi mujer? Ella sí que no está fichada en absoluto. Su primer contacto con la Obra fue a través de mí, años después de que yo recobrara la libertad. ¿El Opus Dei de ahora, es acaso diferente al de hace 20 años?. No me quiero extender más, que este es mi primer escrito. Más adelante contaré otras cosas y entraré en la dinámica de responder a los participantes en la página. Quiero saludaros muy cordialmente a todas y a todos. Vosotras/os sí que sois estupendas/os.

 

Sólo una cosa más en la que me extenderé con mayor profundidad en otro momento. Lo que en realidad quiero contaros es mi secreto (secreto a voces): ellos pasaron de mí. Yo pasé y paso absolutamente de ellos. Si alguien lo necesita, que haga lo mismo.

 

Jotaeme.