José Botella,

en Italia se dice “ma ci fai o ci sei?”, que màs o menos se podrìa traducir por: “eres despistado o lo simulas?”

Leyendo tu correo del lunes, me quedé sin palabras, porqué después de tantos documentos escritos alrededor del problema, desde el de Ebe acerca de “La vocaciòn sacerdotal en la Obra”, hasta el testimonio que no creo exagerado definir desgarrador de la carta de don Antonio Pérez –Tenessa, me parece ya muy aclarado a estas alturas que lo de la vocaciòn al sacerdocio, dentro de la obra, no està nada claro. No està nada claro porque quien quiere ser sacerdote y lo pide, nunca va a ser ordenado, y sòlo se va a ordenar a quien no tiene ninguna inclinaciòn para hacerlo. Esto lo sabìamos muy claro hasta en la secciòn femenina, y por lo tanto no creo posible que nadie, en la secciòn de varones, pueda haberse desentendido en buena fe de este criterio. Ahora, serìa muy interesante exponer este criterio y esta praxis a la prudencia de la iglesia y de sus pastores de fuera de la obra, y a lo mejor descubrirìamos, como señalé en otra intervenciòn mìa del 22 de diciembre 2004, que muchas de estas ordenaciones quizà son invalidas. Pero ademàs de esto creo inevitable que cuando empieza a desgarrarse la seguridad de la propia vocaciòn, en el caso de que uno haya sido ordenado, como la “llamada al sacerdocio” se apoya sobre la “llamada a la obra” (y no lo contrario) es inevitable que al desmoronarse la segunda vaya abajo también la primera.

Sin ir màs lejos de mi experiencia personal, me acuerdo muy bien que en mi larga temporada de crisis vocacional y no obstante mi actitud totalmente acrítica hacia la obra, en el esfuerzo de hacer hincapié en algun aspecto positivo de mi existencia cuando todo se me venìa por abajo, pensaba muy a menudo: “Menos mal que no soy varòn y que la obra no me haya pedido ser sacerdote, si no ahora me lo pasarìa por cierto mucho peor”.

Por esta razòn te digo que el tono con que haces esta pregunta a Antonio Esquivias me parece ofensivo, porque pareces provocarle acerca de un asunto personal y por supuesto dramático de su biografia, haciendo el desentendido frente a un problema que fué analizado profundamente en màs ocasiones en esta web cuando tu ya participabas de ella.

Yo no conozco a Antonio Esquivias de nada, y por supuesto no pretendo contestar en su lugar. Lo que te digo es lo que prueba, leyendote, una persona con conocimiento de espiritu y praxis vigentes en el opus que encuentra tus palabras en la página. Y no vale contestar que muchos salen de la obra sin renunciar al sacerdocio. A parte de que cada cual resuelve de forma personal sus problemas de conciencia, creo también muy posible que muchos no lleguen a hacerlo porque ya no tienen alternativas.

Un saludo cariñoso para todos,

Aquilina