Querida Elena,
Últimamente me está empezando a saturar ese estribillo que os gastáis los cercanos al opus dei para empezar vuestros correos: ‘He entrado por casualidad en esta Web…’. Como comentaba en alguno de mis correos anteriores, si una se creyese que entráis todos ‘por casualidad’, era como para abjurar de Dios y pasar a creer en el azar. O no?. Porque me reconocerás que es demasiada coincidencia que los Ex entren unos por casualidad pero la mayoría porque alguien les mando el link, pero justo todos los que sois cercanos de alguna forma al opus dei, entráis ‘por casualidad’. Vale, como tú digas, aquí os escuchamos a todos con afecto y en la mayoría de las ocasiones con ‘santa paciencia’, pero a ver si hablas con los del apostolado de la opinión pública y cambiáis un poquito de argumento porque se os ve a la legua… Yo por vuestro bien lo digo, que no es que tengáis que dejar de usar ese socorrido recurso a la casualidad, pero mujer, una de cal y una de arena y disimularíais mejor. A mi me está empezando a extrañar, porque en el opus dei de eso de mostrar lo que no es para que la gente se haga un lio y no sepa a qué atenerse sabéis casi tanto como de repostería (la mejor del mundo, eso hay que admitirlo; Amapola, Nieves, Mercy, y demás ex nax que pobláis la Web y no os conozco, un besazo inmenso y mil gracias con mucho retraso).
Pero no era eso lo que quería explicarte Elena. Me ha hecho más gracia todavía lo de los nombres. Porque es verdad que hay gente que escribe con seudónimo por las razones mas variadas, pero hay cada vez mas gente que firmamos con nuestros nombres y apellidos. Y tiene gracia porque justo el día anterior a escribir tú, mandé yo dos correos firmados con mi nombre (Isabel Nath), lo que me dice que mucho-mucho no has leído. Claro, que ahora que lo pienso, cómo sabemos nosotros que tu nombre real es Elena Martínez y no Ataulfo Argenta, no?. Que os ha entrado una con eso de los nombrecitos… Por qué no nos das tú la lista de todos esos miembros del opus que te han ayudado tanto (y que no dudo de que sea cierto, que conste). El hecho de ‘dar la cara’ como tú dices, o no, no es una cuestión de justicia sino un derecho a la intimidad que cada persona ejerce en libertad. Y sí, ya comprendo que siendo del opus dei hay algunas palabras de esta frase que te resultan como conocidas pero en desuso: intimidad, persona, libertad… Frecuenta más esta Web y las oirás con frecuencia y recordaras, creeme.
‘Aquien teneis miedo?’, preguntas. Yo personalmente a nadie, me parece que es evidente. Pero entiendo bien que los hay que sí lo tienen. Sabes por qué?, porque los han tenido muchos años amedrentados, los han medicado innecesariamente para curar enfermedades que no tenían, les han amenazado con la condenación eterna y la infelicidad más total cuando han dicho que querían marcharse, les han perseguido hasta el aburrimiento con las más sibilinas estratagemas después de que se marcharon, y todo eso querida Elena, deja su huella. Yo he defendido en esta Web que sería mejor poner el nombre, pero sobre todo he defendido el derecho de cada cual a hacer lo que le parezca más oportuno.
Me encanta eso sí lo que dices de que quizás no hemos sabido entender ese camino que a lo mejor no era para nosotros. Efectivamente, tienes toda la razón, ni gracias a Dios supimos entenderlo, ni gracias a Dios era para nosotros. Punto. Y respecto a si nuestros testimonios hacen algún bien, demuestras una vez más que no has leído nada de esta Web, que te han dicho como a tantos otros de tus hermanos que escribas tal y cual, que digas lo de los nombras, que digas que no eres del opus, que digas que entraste por casualidad, y tú lo dices, santa obediencia, para eso estas ahí, no?. Si hubieses leído solo un poquitín, habrías encontrado la palabra ‘gracias’ infinidad de veces.
Por último pero no por ello menos importante, eso de que hay gente ‘incompetente o torpe’ (cito tus propias palabras) entre los directores del opus dei. Qué sembrada has estado ahí querida, claro que los hay, a manta, si lo curioso es que entre los directores del opus dei el porcentaje de incompetentes o torpes, según se deduce de los muchísimos testimonios de esta Web, es elevadíiiiisimo. Y esa torpeza o incompetencia no pasaría de ser un problema personal de cada cual si no fuese por la cantidad de vidas humanas que destrozan. Vidas. Humanas. Te ha sonado suficientemente grave o tengo que entrar en detalles?.
Queridos orejas del mundo (Elena, tú esto no lo leas): Ya van dos días casi seguidos que empleo mi tiempo (como otros) en contestar a algún opusino que se dedica a mandar mensajes copy-paste para distraer nuestra atención de temas más importantes. Es más, casi seguro que es el mismo que cambia los nombres o lo manda desde distintas cuentas. Desde aquí propongo que se haga un turno rotatorio entre los que quieran para contestar estas sandeces, y el resto a lo suyo. Yo no tengo ningún problema en hacerlo; es más, me lo paso bomba.
Un abrazo para cada uno,
Isabel Nath
