Querido Satur,

es la primera vez en mi larga vida que me dirijo a ti, para hacerte un par de comentarios a raíz del “retablo de curiosidades” que te publicaron el domingo próximo pasado como dicen mis colegas aquí en este país de América, donde el viento canta historias del pasado a través de las quebradas, y vuelan solitarios cóndores sobre la nieve blanca, más allá del azul del cielo, arriba en el silencio. Bueno, a lo que iba, allí van:

1. Desde que me echaron de la Opus de Dei, le he cogido alergias a las charlas, y a las explicaciones teóricas de las cosas, a mi me gusta que me hagan dibujitos y me lo expliquen todo con cancioncitas de Barney (I love you, you love me) de medio minuto y nada más, pero más sin embargo, tu charla sobre eso de que en una misma persona humana cuerpo, se dan el bien y el mal, me ha gustado, aunque no sé, me ha recordado un poco a la opus. Ya sé que en la Opus nadie me lo había dicho y se siente rarísimo que me lo venga a decir un exnume de cuya naturaleza hablan sus propios escritos, digo, ya para qué te digo más si tú lo dices todo de tú.

2. Esta vez le has dado en el clavo a mi problema, muchacho, yo me pensaba que sí, que los pobrecitos hombres tienen que tener errores, y van al baño y se suenan los mocos, y dicen tonterías, y en fin... pero ¿yo? ¿yoooooooooooo? ¡Yo era una elegida! Oséase que yo, sin errores, sin instintos y si iba al baño era porque no lo podía evitar. Y claro, cuando me topé con mis errores, pues lo que ya sabes: crisis. Y ahora le tengo que pagar a una terapeuta para que me haga entender que así como todos tienen errores y yo se los acepto y se los perdono, yo también los tengo y me tengo que aceptar y perdonar.

En fin, que te quería agradecer lo que has escrito hombre, porque alguien me lo tenía que poner así, tipo charla de retiro de cinco días sin hablar, cuando viene la nume más “cool” de la región a hablarte con chistes y ejemplos, porque sino toda la “gentita” se le duerme. Es que si no lo decías así, no me enteraba. Con lo fácil que suena, ¿no?

Saludos a tutti li mundi et li orbi...

Emevé