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 Tus escritos: La jerga propia del Opus Dei.- J.M.

070. Costumbres y Praxis
jotaeme :

LA JERGA PROPIA DEL OPUS DEI

Enviado por J.M. el 9 de enero de 2004

Cuando pité como agregado, el director de mi centro me dijo a solas de forma muy ceremoniosa, en esas charlas individuales del ciclo de formación inicial, que el único vocablo que en Casa tenía un significado diferente al de la calle, era precisamente el verbo "pitar". Vamos, que las únicas entradas del DAOL (Diccionario de la Academia Opusina de la Lengua) son la palabreja de marras y sus derivados: pitaje, pitables, despitar (esta última ha sido siempre mi preferida, por su ñoñería rotunda), etc.

En ese momento no entendí bien a qué venía aquella aclaración no pedida: que no había más que esa palabreja esotérica, pues muy bien. Para eso se hizo el Esperanto, para que hablando se entendiera la gente. Que ellos/ nosotros-ya desde-cuatro-días-antes querían/queríamos tener su/nuestro propio codiguillo secreto, pues muy bien también. Fíjate el profe de Natus de Xaloc: yo creo que lo tenía, porque cuando hablaba del ácido desoxirribonucleico y del ciclopentano per-hidrofenantreno, yo las veía pasar sin enterarme (y aun así fui trincado. ¡Ayyy, malpensadillos! ¿veis como no van sólo a por los listos?).

El caso es que a los pocos meses ya sabía el porqué de aquella explicación: ¡porque era mentira! Es decir era la primera de esas afirmaciones que hacían buena la frase de Huxley en la novela "Un mundo feliz": "Cien mil repeticiones hacen una verdad". Pero, ¡qué coño! Cuando despité (¿te das cuenta como tiene huevos el palabro?) le decía al personal cosas como "joé, qué buena está esta cerveza. Es que está de pegada". Llegaba enfadado al súper a hablar con el jefe porque me habían vendido un yogur caducado y les espetaba. "¿Aquí quién hace cabeza? Quiero hablar con él en seguida?" El reponedor lo mismo me soltaba: a mí no me mires, yo chuto con la zurda. ¿Y qué decir de los usos y valores morfosintácticos del verbo "encomendar"? Francamente, Satur, un diez por la glosa de dicho verbo en "¿Alguien sabe qué es el Opus Dei?"/entrega del 23-11-2003. Me he desternillado de risa a las tantas de la noche frente al ordenador, ante la mirada atónita de mi mujer, que me "encomendaba" fuera a ser que me pasase algo chungo.

Total, que después de leer algunas historias de las que publicáis en Tus escritos, en los pocos días que hace que conozco la Página, he disfrutado con un enano con las que tratan mayoritariamente de anécdotas. Las que tienen un trasfondo dramático, obviamente no son en absoluto plato de gusto: yo tengo que dar gracias a Dios -es decir, encomendar- porque mi salida, en el 94 ... ¡anda! Se van a cumplir diez años ya ... fue bastante poco traumática. La brasa "piénsatelo mu, pero que mu bien" durante unos meses, incluyendo de vez en cuando otras del tipo "pero hombre, hasta que no recibas la contestación del Padre deberías seguir haciendo Movimiento Económico" (con ésta última, la verdad es que me daba la risa floja).

Bueno, que no me quiero salir del tema: lo que digo es que muchas anécdotas y explicaciones, quienes hemos estado dentro las contextualizamos mucho mejor porque aún recordamos la jerigonza propia de la Institución (que existe, ¡y no es moco de pavo!). Y aunque los relatos los entiende bastante bastante bien uno de fuera, sobre todo gracias a la labia y talento ensayístico de bastantes de los que escribís (¡Ay, truanes! Si vosotros cuando estábais dentro érais los invitados a las tertulias carcajeantes aquéllas, las del buen rollito y las risas mil, cuando salía el personal diciendo: "tío, pero qué requetebién se está aquí. Hagamos tres tiendas y que me den la estilográfica pero ya mismo"), pienso que no estaría de más el incluir una lista básica de términos para que el personal con sana curiosidad la pudiera consultar en caso necesario. Huelga el decir que quien le quiera meter tijera o ampliaciones para mejorarla, que lo haga. Yo, ya digo, empieza a hacer unos añitos que me salí, con lo que algunos detalles se van haciendo borrosos (¡menos mal!). Además era agregado, con el contexto propio de los mismos, diferente en bastantes cosas del de las otras dos "tranches".

No me enrollo más y empiezo:

Administración: ¿Las que llevan las pelas? ¡Meec! Respuesta incorrecta. Más quisieran ellas, brecitas. Son las mujeres pertenecientes a la Obra que cuidan de las tareas domésticas en los Centros de Numerarios u otros lugares, sobre todo Convivencias, donde vive gente de la Obra, aunque sea temporalmente. Son las llamadas Numerarias Auxiliares. Imperdonable para los hombres el interaccionar en cualquier modo y manera con ellas. Si las ves en el momento equivocado, en el lugar equivocado del Centro, te conviertes en una estatua de sal.

Agregado: Las tres modalidades de pertenencia a la Obra son (perdonad que generalice en masculino): Numerarios, celibato apostólico (o sea, que permanecen solteros) y viven en centros de la Obra con otros Numerarios. Agregados, también célibes, pero éstos viven con su "familia de sangre", o compartiendo piso con un compañero (con una compañera es más bien raro) o como sea, pero en cualquier caso más a su bola y menos controlados que los Numerarios. Supernumerarios, éstos no celibatean nada: o están casados, o si son jóvenes pero el Oráculo ha dicho que no tienen vocación de Numerarios o Agregados, se casarán en breve (no obstante, algún Supernumerario he conocido yo ya mayorcete y sin perrito que le ladre). Respecto a "Enterarse" (véase significado), se suele considerar, a veces de modo bastante despreciativo, que los Agregados se "enteran" menos que los Numerarios y que los Supernumerarios son los que menos se "enteran". Otras veces, se reconocerá más o menos de forma velada en una charla que la vocación más auténtica es la de Supernumerario, porque éstos sí que están "in the middle of the world", bregando con cinco críos y tal... Otro crack, llegará y las flores se las echará a los Agregados, porque resulta que doctrinalmente reciben casi la misma formación que los Numerarios (primos hermanos de Sto. Tomás, éstos últimos), o sea que se "enteran" de casi todo, y sin embargo no están viviendo en su Centro en plan flor de invernadero... Vamos, cada cuál dará su versión valorativa, pero ninguna excesivamente fraternal porque favorece la acepción de personas cosa mala.

Bienio: La formación filosófica y teológica de los numerarios se divide, a efectos de clasificación, en un Bienio de asignaturas filosóficas (aristotélicas a machamartillo) y un Trienio Teológico (tomistas simile modo). Son intervalos un poco curiosos, porque, al estudiarse en asignaturas sueltas, los veranos en Cursos Anuales (que por eso se llaman así, porque uno tiene que estudiar y todo) y el resto del año en fines de semana, el Bi-enio suele durar siete u ocho años y el Trienio ni te cuento. Hay variaciones. A los Numerarios, como son "la aristocracia de la inteligencia, sobre todo los varones", se les suele apretar más en el plan de estudios y acaban antes. Además, como dicho plan tiene su culminación en forma de sotana, cuando (supongo que será el Prelado) alguien dice: "a fulanito me le pongas ya el alzacuellos, que ya se lo han acabado de almidonar", se esprinta académicamente y si, pongamos por caso, le quedan quince asignaturas, las acaba sin distracciones mundanas en Cavabianca (Roma capital) si es Numerario o en Navarra Yuniversity si es agregado. Luego encarga las vestes en Sotanna's y ale, a ordenarse.

Celador: Es un personaje propio de los Centros de Agregados, que ayuda "en tareas formativas y de dirección de almas". Vamos, que da charlas y las recibe de la gente.

Centro de Estudios: (también llamado Westpoint en algunos ambientes, pero ése creo que es un localismo con cierta mala uva). Centro donde los Numerarios pasan los dos primeros años después de incorporarse a la Obra con plena validez jurídica, esto es, a los 18, mediante la Oblación. Allí se les enseña a peinarse todos con la raya al mismo lado, qué modelo de mocasines son los corporativos ... Y si en lo externo la uniformización es descarada, en lo interno no te digo nada. Total, que ya se sabe la famosa escena familiar, tan tierna como inexorable: el mismo día del 18 cumpleaños un numerario coge su maleta y se va a dormir a su nuevo dulce hogar, no importa cuántas y cuán amargas sean las lágrimas que derrame su madre no supernumeraria (si la familia es de la Obra, entonces normalmente es al revés: qué alegría, que alboroto, otro perrito piloto, esto es, otra alma entregada plenamente a Dios, etc. Aunque también se conocen rebotes supernumerariles, ya ves tú, contra la benéfica acción del Paráclito en el alma de su retoño). Si es que hay padres muy posesivos. Total, ¿quién ha dicho que se ha roto el vínculo con la familia de sangre? Si ésta va a tener que pagar religiosamente las minutas devengadas por la estancia del nene, al precio que yo te diga.

Círculo: Charla formativo-doctrinal con un determinado guión o formato, que se da a los señores simpatizantes de la Obra que ya empiezan a dar esperanzas de pasar a mayores. Incluye un speech sobre algún aspecto o virtud concreta de la vida cristiana, MUY desde la óptica de cómo se vive en la Obra, un Examen de Conciencia, parecido a los que nos pone José Carlos, y alguna que otra oración introductoria al "azto". Recuerdo que la primera vez que me invitaron a un "círculo" de formación (se llama oficialmente "de San Rafael"), pensé: "¿un círculo? ¿qué será eso? Yo los círculos que conozco son redondos, o sea, sin principio ni fin, y eso. Sin que ninguna de las partes se distinga respecto al todo, o sea que a lo mejor allí llega todo el mundo en pie de igualdad y da el testimonio que se le ocurre y el resto dice '¡oh, sí, Amén!'. Y mejoramos todos 'poddentro' ". ¡Ay, alma de Dios. Cuanta ingenuidad en tus pensamientos, obras y omisiones! Llegas allí y ves que el que lo imparte habla, los otros escuchan y todo lo más (se lo han visto hacer a alguno de la Obra) alguno escribe en su agenda oportunos comentarios para que luego le ayuden ascéticamente durante la semana (es semanal). Lo que tiene gracia es lo siguiente: con el tiempo vas y pitas. Y te dice el "dire" que ahora tendrás que ir al Círculo fetén, el de verdad, el propio de la gente de la Obra. Y ese se llama Círculo Breve. Tu piensas: pues qué curioso, la super-charla fetén, la que se da a los miembros, la de verdad ... ¿y dura menos que el Círculo de San Rafael? Asistes la primera vez y ves que, mientras que el de San Rafael dura en torno a la media hora, éste suele pasar de los cincuenta minutos. Miras en la sala de estar dónde está la cámara oculta: "mecachis, ya se han vuelto a quedar conmigo". En fin, la paradoja continua, ya sabéis (los que lo sabéis).

Consejo Local: Obviamente, es donde se cuecen las habas a nivel Centro: los que mandan. Lo componen el Director (Numerario siempre, incluso en los centros de Agregados o Supernumerarios), el Subdirector, el Secretario y el cura. El modo en el que se habla sin tapujos de las interioridades más interiorosas del personal, tanto si "es" como si no "es" de la Obra, es legendario y está descrito en algunos de los correos de esta página, por gente que lo conoce más directamente que yo.

Cuidar la vista: Nada que ver con ir al oculista. La expresión completa es "Cuidar la vista, la revista y la entrevista", aludiendo a que no miremos a una mujer con afán libidinoso. Por ejemplo, que es que a lo mejor no lo pillas. Si tienes una compañera de trabajo con la que has de despachar con frecuencia diaria acerca de la producción de tachuelas verde fosforito, porque esa es una exitosa línea de producción que lleva tu empresa, serías un verdusco y un marrano si supieras de qué color tiene los ojos. ¿Tú p'a qué te fijas en esas partes de careto femenino, que ellas usan con redomado instinto seductor contra gente como tú, castos en medio del mundo? ¿ein? Cuando hables con ella cara a cara, pasa secuencialmente de mirarle las fosas nasales a los lóbulos de la oreja en ciclos alternos. No es broma, el Fundador tenía una amiga de hacía bastantes años (?), señora con posibles en los años treinta (qué raro) a la que le hacían un retrato y le dijo al pintor que él no sabía de qué color tenía los ojos. Sale en una biografía, no recuerdo cuál.

Enterarse: Este verbo es toda una institución terminológica. Podría decirse, y quizá es una opinión bastante personal, que uno "se entera" cuando domina todo los aspectos de la praxis, criterios y qué debe y no debe hacer un miembro de la Obra, según sea Numerario, Agregado o Supernumerario. Y fijaos que excluyo aspectos más trascendentes, teológicos o doctrinales profundos. Es decir: un Numerario o Agregado "no se entera" si coge y se va al cine con un amiguete suyo, si le pide los apuntes de clase a su compañera de la "Uni" (porque ya se sabe, los de las niñas están más ordenados, con mejor letra y eso). Pero, por lo que yo pillé, que un señor con muchos años en la Obra captara finamente las más elevadas implicaciones del Espíritu de la misma, eso no tenía nada que ver con "enterarse". En cualquier caso, es un vocablo que daba para bastantes faltas de delicadeza para con los demás (p. ej. para con los Supernumerarios, que a ojos de muchos "no se enteraban" por sistema, o para con la gente recién pitada, como si en el momento de escribir la carta te entrase en la mollera por ciencia infusa todo el carretón de normas y criterios que debe vivir un opusino "com il faut").

Continuará.


Publicado el Friday, 09 January 2004



 
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