Siguiente tema: José Carlos, otro que bien baila con su actitud arrogante y ofensiva (con unos modales muy edulcorados, como le dije oportunamente), su visión fundamentalista, estrecha y retrógrada de la Iglesia y su pretendida “lástima” por los que no piensan como él.

¡Nos quedaron temas pendientes desde el mes de Diciembre, José Carlos! No te quise responder porque me tomaba unas largas vacaciones y porque hubiera sido para ir de mal en peor con las cosas que escribiste a posteriori.

Hoy me pongo al día y comienzo por el principio del último mensaje que me dirigiste alrededor del 10 de Diciembre, donde me acusas de confundirte con alguien que me hizo mucho daño en el pasado (en referencia a mi ex marido opusiano, del que relaté en mi primer mensaje en Octubre del año pasado)...

No Josecar, no te confundo con Jorge. Simplemente dije y sostengo, que tenés las mismas respuestas calcadas, el mismo pensamiento “uniformado” (ya aclaré el tema de los militares, a no joder) y las mismas mañas de los que como vos y él, no quieren asumir definitivamente que están fuera y siguen comportándose como si estuvieran dentro.

Se creen perfectos, se creen elegidos, no conciben una Iglesia inclusiva sino exclusiva donde solo tengan cabida los pocos que hagan las cosas como ustedes, se creen redentores de almas y se lo pasan pontificando a su estilo sobre como deben ser las cosas “porque así lo dice el Magisterio”. ¿Qué más? Confunden ortodoxia con restricción mental e intolerancia, se expresan con la autosuficiencia de los que se creen ganadores y muestran condescendencia o mejor dicho: falsa lástima ante el dolor y la impotencia de los buenos sacerdotes como Jerónimo o el Padre Arnoldo de San Nicolás que ven cómo una institución de pocas décadas con apenas 80 mil miembros se ha alzado con todo el poder vaticano, y quiere poner a todo el resto (800 millones de católicos) bajo sus pies y sus reglas, porque su objetivo último nunca ha sido la santificación de lo ordinario ni  la opción preferencial por los pobres, sino el alcance del poder para restaurar la Iglesia preconciliar, y monárquico-imperial que conviene a sus intereses.

Seamos realistas y no confundamos las cosas; serás una persona diferente de mi ex marido, tal vez no golpees a tu mujer como él lo hizo conmigo “en defensa de un bien superior”, pero que apenas te aprietan un poco: te salta el pus por todos lados al igual que a él. Basta leer cómo te pusiste loco por un artículo periodístico donde se criticaba a la Iglesia como institución, que hasta casi exigiste que lo quitaran de la web.

No sé, mmmm... no sé si no te agarrarías a los golpes. Además por lo que cuentas, has tenido la enorme fortuna de casarte con una buena chica, que hasta la fecha parece haberte tenido paciencia ¡santa paciencia! Porque si después de leer los consejos que le diste a Deza y tu comentario que a veces recordar que te saliste del opus te produce desasosiego, la muchacha sigue casada contigo: es porque todavía está cegada por la pasión de los primeros tiempos o porque ya le hiciste “un trabajito de meses”, como quiso hacer conmigo mi ex.

De todos modos, voy a hacer una concesión con mi ex marido: al menos tuvo la decencia y la honradez de no casarse nunca más; asumió que el matrimonio no era para él y no volvió a cagar la vida de otra chica. Ahora vive en un lujoso chalet en un barrio cerrado súper top, rodeado de perros de raza y con un Lamborghini reluciente en la puerta... solterón y solo.

Así que el tema de confusión de identidades, nada que ver. Pero que se parecen demasiado... se parecen.

Y otro tema que no te voy a dejar pasar es: una serie de afirmaciones muy temerarias por cierto, que has hecho respecto de la Iglesia y sus orígenes. Sobre todo un par de frases peyorativas que hiciste respecto de las otras religiones cristianas, que me tocan muy de cerca porque yo estoy casada con un ortodoxo y bajo el rito ortodoxo. ¡Y a mucha honra!

En un mensaje tuyo dijiste muy ufano “  Salvador (21-I) habla de las “Iglesias a, b y c”.  De acuerdo, coincido con él en que sin la Iglesia “b” no hay Iglesia (“ubi Petrus, ibi Ecclesia”).  Creo que ése es uno de los distintivos que nos hace católicos, y no protestantes u ortodoxos.  Sea quien fuere el Romano Pontífice, vaya eso por delante”.

¡Error! Otra postura enfocada desde arriba de tu pedestal, pero te equivocas de medio a medio. Los ortodoxos SON CATÓLICOS, y no son parte de las iglesias reformadas ni separatistas como pretendes hacer creer. Mi esposo y mis hijas fueron bautizados en la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa; y no hay impedimento canónico alguno para que yo como católica romana frecuente sus misas y sus ritos o viceversa. Eso está establecido en el concordato que firmaron Sus Santidades Pablo VI, Romano Pontífice y Athenagoras I, Patriarca de Constantinopla [1] donde ambas iglesias levantaron las anatemas que mutuamente se habían dado desde 1054, dando fin a una enemistad de casi mil años.

A fines de 2003, el Papa Juan Pablo II visitó Grecia y pidió perdón públicamente por los saqueos y crímenes cometidos en contra de los hermanos ortodoxos, por sus pares romanos; incluso en un gesto de buena voluntad se devolvieron reliquias bizantinas que estaban en poder de Roma a sus legítimos dueños. Ese mismo año el Patriarca Ecuménico de Constantinopla Su Toda Santidad Bartholomeo I concelebró la misa en rito bizantino junto a Su Santidad Juan Pablo II, como muestra de acercamiento y hermandad de ambas barcas: la de San Pedro y la de su hermano San Andrés protoapóstol, mártir crucificado en Constantinopla.

Sigo, en ninguna escritura está el hecho de que Jesús fundara la Iglesia Católica Apostólica Romana, como le respondes a Ramón en mensajes subsiguientes. Jesús le dijo al apóstol que le había negado tres veces “Simón Bar Joná, tú eres Pedro y sobre esta piedra edificarás mi iglesia”. Ese fue el origen del cristianismo y no hay pasaje bíblico que establezca el inicio del catolicismo romano como vos querés imponer desde tu perspectiva. La palabra "católico" proviene del griego καθολικος, kazolikós, que significa “universal” y fue pronunciada por primera vez en oriente por San Ignacio de Antioquía aproximadamente en el año 70 DC.

Por doquier aparezca el obispo, ahí esté el pueblo; lo mismo que donde quiera que Jesucristo está también está la Iglesia Católica  -carta a los de Esmirna c. VIII,2.

La Cristiandad estuvo unida hasta mediados del siglo XII D.C. La Fe Cristiana confesada y explicada por los Concilios Ecuménicos (Sínodos) fue la misma sin sufrir alteración, tanto en el oriente como en el occidente, en otras palabras: la Europa Occidental fue también Ortodoxa. Todos los Obispos del Oriente y del Occidente participaron en los 7 Concilios Ecuménicos, al mismo nivel, y ninguno de ellos pretendió la totalidad de la Iglesia. Por lo tanto, todas las decisiones de los Concilios Ecuménicos fueron formados en común acuerdo, y no fue arbique hasta principios del siglo IX cuando en el occidente se empezó a introducir ciertas innovaciones concernientes a los principios dogmáticos y eclesiológicos.

Entonces, vos no sos quien para deformar o mal interpretar a tu arbitrio, lo establecido por dos Santidades después del Concilio Vaticano II.

Tanto Roma como Constantinopla mantienen sus diferencias respecto al dogma de la infalibildad papal, incluido por los romanos en 1870 (habían pasado más de 800 años del gran cisma), la inclusión del “filioque” en el Credo en el sentido que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo (versión romana) y no del Padre directamente (versión bizantina), el celibato de los sacerdotes (introducido por Roma después del cisma, que es relativo ya que los curas católicos romanos de rito bizantino como los coptos, maronitas, etc. pueden casarse y siguen en comunión con Roma mediante un status especial); pero en sí lo originalmente establecido por Jesús (los sacramentos, la profesión de fe, la canonización de los santos, la celebración de la eucaristía, entre otros) se mantienen intactos.

Probablemente a vos te hubiera encantado tener a los ortodoxos en la vereda de enfrente, pero lamento decirte que aunque naveguen distintas barcas con otros tripulantes; navegan el mismo mar y con el mismo destino: Dios. Así que en lo sucesivo, cuídate muy bien antes de pronunciarte “ex cátedra” sobre aspectos de la iglesia, que si tuvieras realmente una formación seria y completa (no parcializada, cerril y tendenciosa) no te aventurarías a ofender a tus otros hermanos en la fe.

Para terminar coincido contigo en una cosa (no soy tan mala y peleadora, al fin y al cabo) el Bautismo no quema el cerebro, pero sí lo queman las doctrinas mal enseñadas, el fundamentalismo y la falta de discernimiento individual. Dios nos dio la capacidad de pensar y de razonar, nos dio una personalidad que se manifiesta en nuestra conducta; anular todo eso creyendo servir a un fin superior es ofender al Señor y su generosidad como creador.

Saludos cordiales,

María Cristina

[1] PABLO VI y ATENÁGORAS I, Declaración común Pénétrés de reconnaissance (7-XII-1965), n. 3: AAS 58 (1966) 20. Las excomuniones fueron recíprocamente levantadas en 1965: «el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I en su Sínodo (…) declaran de común acuerdo (…) que es de deplorar también, y de cancelar de la memoria y del seno de la Iglesia, las sentencias de excomunión» (ibid., n. 4); cf. también PABLO VI, Carta Apostólica Ambulate in dilectione (7-XII-1965): AAS 58 (1966) 40-41; ATENÁGORAS I, Tomos Agapis (7-XII-1965), Vatican-Phanar 1958-1970 (Romae et Istanbul 1970) 388-390.