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 Correos: A vueltas con la esclavitud.- Melqui

900. Sin clasificar
melqui :

Estimado Cooper:

 

             Intentar aplicar a otras épocas históricas los conceptos y criterios de esta época, y en concreto los de una sociedad configurada como la moderna sociedad española, por ejemplo, puede conducir a falsear los resultados. Quiero decir que, hoy día, la manera de manifestarse la sociedad es la de emitir comunicados cada dos por tres condenando una u otra práctica. Se emite un comunicado de condena de un atentado, un comunicado de condena de la guerra de Irak, se firma un manifiesto sobre la oposición o el apoyo a una cuestión concreta. Es tal la extensión de estas prácticas que los partidos políticos se pueden echar en cara no haber condenado expresamente una determinada práctica. Pero las sociedades no siempre han funcionado así. Por eso, buscar comunicados o manifiestos sobre determinados aspectos sociales en la Iglesia o en otras instituciones en siglos pasados es un error. Cada época hay que mirarla con unas gafas diferentes. Es como si pretendes abrir un archivo PDF con un programa de WORD.

 

            La Iglesia ha efectuado a lo largo de su historia muy pocas declaraciones dogmáticas. Y es que normalmente no ha hablado con contundencia y solemnidad si no ha sido para aclarar la doctrina correcta ante la extensión de una herejía (aunque en la época actual, fiel a los tiempos, hable sin embargo en muchísimas ocasiones sobre temas diversos). Incluso existen muchas verdades que forman parte de la creencia y vivencia tradicional de la Iglesia pero nunca han sido objeto de una declaración dogmática ni incluidas en el Credo (por ejemplo, la existencia de los ángeles). Por lo tanto, no puedes exigir a la Iglesia, en tiempos históricos, una declaración formal (y además al estilo del mundo moderno) sobre cada uno de los aspectos de la vida humana. En estos tiempos modernos son mucho más normales las declaraciones sobre distintos aspectos, tal y como son más normales las declaraciones de otras instituciones de la sociedad. Pero hubo otros modos en las sociedades antiguas, mejores o peores, pero diferentes.

 

            Desconozco completamente las Instrucciones que citas del Santo Oficio de 1866, su rango, contenido y contexto y si estaban o no firmadas por Pío IX. No he encontrado esas instrucciones completas en ninguna fuente fiable, sino sólo referencias parciales en alguna página anti-católica localizada en Google. Sin embargo, sí sé que ese mismo Papa Pío IX al que te refieres, en la bula de canonización de Pedro Claver, se refirió al tráfico de esclavos como “suprema maldad” (summum nefas).

 

            En los primeros tiempos del cristianismo, la Iglesia no atacaba la esclavitud directamente, pero negar que los primeros cristianos aspiraban a una sociedad sin diferencias de esclavos y libres, y que fue el cristianismo el que preparó y abonó el terreno para que fuese posible un día la abolición efectiva de la esclavitud, no responde a una mínima objetividad. Los primeros cristianos no hacían diferencia entre esclavos y libres, considerándolos a todos iguales. Por lo tanto, esta igualdad religiosa suponía la negación de la esclavitud tal y como era practicada por la sociedad pagana de su tiempo. La Iglesia no hacía distinción entre esclavos y libres a la hora de recibir los sacramentos. En la sociedad romana, por ejemplo, no se daba legitimidad al matrimonio entre esclavos, mientras que en la Iglesia el matrimonio entre esclavos es un sacramento. Varios Papas de los primeros tiempos habían sido esclavos, como el papa Pío en el siglo II o Calisto en el siglo III. Los cristianos romanos, al convertirse, liberaban a todos sus esclavos. Y ya en esos primeros tiempos hay condenas explícitas de la esclavitud en San Gregorio de Niza y en San Juan Crisóstomo.

            En la Edad Media, Los Trinitarios, fundados en 1189 por San Juan de Mata y San Félix de Valois, establecieron hospitales para esclavos en Argelia y Túnez y desde su fundación hasta el año 1787 liberaron unos 900.000 esclavos. La Orden de Nuestra Señora del Rescate (Mercedarios), fundados en el siglo XII por San Pedro Nolasco, liberó 490.736 esclavos entre los años 1218 y 1632. Más adelante, la orden de los paúles, fundada por San Vicente de Paul, liberó entre 1642 y 1660 alrededor de 1.200 esclavos.

            En cuanto a los Papas, aparte de la condena explícita que ya cité de Paulo III en 1537, Pío II ya se había referido a la esclavitud en 1462 como “magnum scelus” (un crimen enorme). Y reiteraron la condena de la esclavitud posteriormente Urbano VIII, que la prohibió expresamente de nuevo en 1639, y Benedicto XIV en 1741. Pío VII solicitó al Congreso de Viena, en 1815, la supresión del tráfico de esclavos y Gregorio XVI lo condenó expresamente en 1839. Luego ya viene la condena de León XIII que tú citas, más cercana a nuestros tiempos y, consecuentemente, a nuestros modos.

            Por eso me parece, estimado Cooper, que despachar toda la historia y complejidad de las relaciones de la Iglesia con la esclavitud, que yo sólo he esbozado resumidamente, con la frase de que  la Iglesia condenó la Esclavitud después de haberla admitido durante siglos y sólo después de que la condenase el Parlamento Británico”, es, aparte de falso, extremadamente superficial.

            Un cordial saludo,

Melqui




Publicado el Wednesday, 16 March 2005



 
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