Querido Carbono 14:

Gracias por tu encantador mensaje (04.03.2005). Eres de lo que no hay y realmente me pregunto si eres real, es decir, si vas en serio. Pero, como prefiero confiar en la gente, me animo a responderte. Me alegraría que leyeras uno de mis últimos mensajes (Separación, 25.02.2005) y que nos contaras qué posibilidades ves tú de que se pueda hacer algo.

Sin embargo, tengo que advertirte que me parece que, si has llegado ya al nivel de conciencia que dices, estás expuesto al peligro de que la doble realidad de la Obra te parta interiormente antes de que se llegue a un cambio. Tu situación es, curiosamente, la inversa de la de la mayoría: a la mayoría la realidad nos ha partido interiormente y, sólo después de un largo proceso de "reconstrucción" interna, nos hemos dado cuenta de lo que pasaba; en tu caso, pareces haberte dado cuenta de lo que pasa y, probablemente, esa conciencia acabe por partirte interiormente. Y, si muchos hemos tenido la sensación de tener "los días contados", en tu caso pienso que esa sensación no tardará en surgir y en producirte una ansiedad mucho más intensa.

Porque ése es el problema: Si conservas y utilizas la inteligencia y la voluntad que Dios te ha dado, no sólo serás acusado incansablemente de tener "mal espíritu"; eso se reflejará también en una espiral cada vez más rápida entre "mala praxis" y "arrinconamiento/silenciamiento". Preveo que los directores te van a hacer sufrir mucho porque, al intentar remediar tu pretendido "mal espíritu", estarán atacando, sin darse cuenta, el meollo de tu persona: tu conciencia. La única manera de resistir esos ataques consistirá en bloquear el trabajo de los medios de formación, especialmente el de la charla fraterna, cosa que será difícil que suceda sin que nazca una gran desconfianza con los directores y una separación afectiva de la Obra. Y si llegas a ese punto y todavía no te han invitado a irte, puedes escoger entre ser "numerario temido, superado y auténtico" o "numerario roto/cínico", según la genial clasificación de Manuel/Argentina (19.01.2005; lee, si quieres, mi comentario del 21.01.2005).

Pero, en fin, más allá de los problemas personales que pueda acarrearte una conciencia aguda, uno puede preguntarse qué posibilidades de éxito tienes. No bastará con consultar en la charla o en el consejo local los posibles problemas, escribir estupendos informes y consultas a la Delegación o a la Comisión como el legendario informe de A. G. o la consulta de Topex (23.07.2004) u oponer una resistencia pasiva a órdenes que lesionen los derechos propios y ajenos. O no se te dará respuesta o se te dará una respuesta tranquilizadora (algo del estilo de: "Ya hemos mandado tu informe a Delegación; ahora olvídate del tema") o, en el peor de los casos, se te avisará de que eres tú el que tiene un problema de "espíritu crítico" y "falta de humildad". En mi opinión, si las cosas no han cambiado o cambian, los únicos que pueden presionar en forma de grupo para que cambien cosas son los supernumerarios, como expliqué en mi mensaje (Separación, 25.02.2005). El gran problema radica en que los supernumerarios son los que menor acceso tienen a información de gobierno en la Obra.

Siento no poderte dar muchas esperanzas pero lo que planteas se parece lejanamente a lo que yo viví y, en mi caso, llegó un día en que me dije que no podía gastar más tiempo de mi vida esperando a que al menos se me dejara ser como soy y vivir según me lo pedía mi conciencia. En cualquier caso, te deseo mucho valor personal, mucha gracia de Dios y una buena pizca de suerte: cuenta, al menos, con mis oraciones y quizás con las de algunos más que siguen pensando que se pueden cambiar cosas en la Obra...

Y, para rematar, he aquí el hermoso pasaje del evangelio de hoy (versión larga) que nos viene como anillo al dedo:

"Y dijo Jesús: "Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos."

Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: "¿Es que también nosotros somos ciegos?"

Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: "Vemos" vuestro pecado permanece."" (Juan 9, 39-41)

Un abrazo

Idiota