Hola a todos, y en especial a aquellos/as que estáis tratando de sobrellevar los golpes que da la Obra.

En primer lugar, y puesto que la semana pasada debí hacer algo mal y mi correo no llegó a buen puerto, quisiera matizar un poquito mi historia e intentar que no me imaginéis como una mujer enamorada de un numerario (creo que por ejemplo Gregory P. así lo entendió). Pero tampoco pretendo que todos me entiendan, ya que lo que a mí me unía a esa personita es algo muy por encima de una amistad o enamoramiento, algo enormemente espiritual. Seguro que alguno de los que me escucháis, lo comprendéis.

Siento mucho haber herido la sensibilidad de alguien, si al reflejar mis palabras en mi propia historia haya creado malos consejos. Y con esto no pretendo justificarme, puesto que bien se que Malú está profundamente enamorada y en temas tan delicados, quizás se deba pensar dos veces antes de anteponer los sentimientos de uno mismo.

Por una parte, y que sepáis, que llamémoslo "mi personita" se ha ido, y ahora yo trato de recomponer un montón de sensaciones que se han quedado solas. Por ello, os ruego que me perdonéis si no consigo expresarme adecuadamente, pero tengo un pequeño vacío dentro que me invade de inseguridad.

Y se ha ido con la tranquilidad, para mí, de prometerme un huequito en el Cielo, pero con la mirada más triste que jamás he visto. Sereno pero a la vez desbordado por el llanto, apretando fuertemente mi mano y aceptando que algún día recibiremos respuesta, pues Él lo tiene todo estudiado. Pidiéndome "sonríe una vez más" y deseándome que sea feliz.

Duele, chicos, y duele muy dentro, porque algo limpio y bonito, algo que surge entre tres (digo tres, porque en esto el protagonista es el que sueña, crea, regala y arrebata) no tiene cabida en este mundo. Cuando llega un amigo y por lo que sea lo sientes especial, ya tienes la respuesta de por qué han cruzado vuestros caminos: porque ahí estará siempre que lo necesites, porque hay conexiones que acercan almas gemelas... Cuando ese alguien pertenece a la Obra y además es del "sexo opuesto" la cosa cambia, y estás haciendo algo mal. Tiene gracia ¿no?. Sólo espero que aunque se convenza de que su camino estaba "equivocado", jamás tenga que pedir perdón por unos "sentimientos equivocados". Ojalá sea fuerte. Ojalá nunca le falte la generosidad para desnudar su alma, que ello no le pase factura y que la ternura del momento la recuerde con toda la dulzura que entraña. Temo que todo ello le llegue a mortificar si se lo pintan con supuestas y oscuras debilidades.

Tengo esa mirada clavada en mi mente y en cierto modo quisiera borrarla, porque le falta la paz que hasta entonces me ha transmitido. Pero a la vez tengo que conservarla y cuidarla, porque es lo único que me queda.

Gracias por escucharme.

Quizás empecé con mal pie, pero sencillamente... siempre estaré ahí y si no, en el Cielo

Vicky