En un correo interesante Ramón ha aclarado, muy bien creo yo, que los teólogos de la liberación no incitan a la violencia como medio para cambios sociales.  Ramón ha mencionado por su nombre a los más importantes de entre ellos: Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Ignacio Ellacuría, etc.

 

Se le responde (José Carlos), sin embargo, que el Magisterio, como detentador único de la Verdad, "tan sólo" ha condenado la invitación a o la participación en la violencia. Quiero sólo observar que aquí se introducen graves malentendidos. En realidad se ha prohibido publicar, impartir lecciones, a más de uno de ellos. Se ha trabajado esmeradamente para arruinar las llamadas comunidades de base (y para tal fin han trabajado activamente arzobispos del Opus Dei). Por otra parte se ha desprestigiado a la teología de la liberación con los adjetivos de "marxista", "anárquica", etc. Es deplorable ver que estos "argumentos" se repiten sin conocimiento de causa.

 

Pero es más grave todavía que se pongan en la misma balanza a las dictaduras asesinas, hambreadoras, y a los teólogos de la liberación que han estado junto con los pueblos que han buscado sacudirse de los yugos y de las tiranías. Como si ambas "violencias" fueran iguales.  Eso sí, seguramente se llora viendo una película de Juana de Arco, cuando liberaba a los franceses del dominio inglés, pero se tildan de "violentas" y "anárquicas" las revoluciones que han emprendido pueblos enteros para quitarse de encima gobiernos criminales.

 

Pareciera, según estos "argumentos", que se repiten irresponsablemente y sin investigación seria de por medio, que son lo mismo los militarotes y los asesinos, que los sacerdotes católicos que están al lado de los pobres y oprimidos. Claro, estos no importan en sí mismos, están muy lejos, en un mundo que apenas puede uno imaginarse desde una hermosa residencia donde se imparten las lecciones de teología ortodoxa. Lo importante es defender con los dientes una "ideología", las "cuatro verdades de chichinabo" aprendedidas en el "Club de Pandy Panda", por citar expresiones divertidas, pero justificadas, de un ilustre participante de esta Web.

 

Respecto de lo que comenta Edmundo sobre la filosofía en las universidades de la Obra. Yo estoy de acuerdo con Ana. Para que una  filosofía de altura pueda desarrollarse, hace falta la libertad. De otra manera no se llega a las personas que realmente piensan.

 

En cuanto a las personas buenas en la Obra, bien intencionadas y con valores en la Obra. Claro que las hay, pero todo eso se deteriora, y va produciendo verdaderos monstruos o gente enferma y doliente, nociva para los demás, como bien ve Dionisio. En cualquier caso, si resta gente buena, es a pesar de la Obra, lo cual muestra más su carácter detestable.

 

Jesús F.