Entre las afirmaciones que hace Andrés en su correo de ayer (20-2), hay alguna  que, como mínimo, me atrevo a calificar de ligera.

En concreto, decir que Carmen Tapia, en su libro "... mezcla verdad y fantasía quizá tanto como el código Da Vinci.", me parece que es una frivolidad, pero además es falso.

Una de los argumentos que Andrés indica para intentar disminuir la credibilidad del testimonio de Carmen Tapia es el de que "... en lo que narra en sus primeros contactos afirma que en 1948 ya había supernumerarios".

Por una cuestión de rigor me parece importante dejar claro que, como muy correctamente afirma Carmen Tapia, efectivamente en 1948 ya había supernumerarios.  Así lo confirma Vázquez de Prada en su biografía del fundador (Cfr. Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei, tomo III, pag.153-163)

Los problemas de tipo jurídico para la incorporación de supernumerarios no quedaron resueltos hasta 1948. Había, sin embargo, desde varios años antes un grupo "con vocación matrimonial", que se dirigía con Escrivá, y que cuando éste marcha a Roma, deja a cargo de Amadeo de Fuenmayor:

"...en particular a los tres jóvenes profesionales - Tomás Alvira, Víctor García Hoz y Mariano Navarro Rubio - admitidos de hecho en el Opus Dei y en espera de poder  incorporarse de derecho". (op.cit. pag.156)

Finalmente a lo largo de 1948 se logró el mecanismo necesario. Y así:

"Los tres primeros - Tomás Alvira, Víctor García Hoz y Mariano Navarro Rubio -, que no habían podido incorporarse anteriormente a la Obra, por falta de cauce jurídico, lo hicieron el 21 de octubre de ese año de 1948." (op.cit. pag. 163)

Por tanto, cuando Carmen Tapia dice en su libro (Cap.3):

"Pregunté si no podría ser yo un miembro del Opus Dei, pero de los casados, ya que en el Consejo de Investigaciones Científicas había hombres del Opus Dei, pero casados."

está haciendo una afirmación perfectamente correcta, puesto que desde varios años antes existían esos miembros supernumerarios "de hecho", y a partir del 21 de octubre de 1948, también de derecho.

Sobre las otras supuestas "fantasías" del libro, no puedo afirmar nada porque no estaba allí, pero lo que si puedo decir es que una de las características que más me llamó la atención de "Tras el umbral" es el detalle en la descripción de nombres, fechas y lugares, que proporciona al texto una verosimilitud muy grande. Nada que ver con esa "mezcla de verdad y fantasía" que indica Andrés.

Saludos,
Ottokar