Estimada Aquilina:

Nada desdeñables son, desde luego, los escritos de Jacinto Chozas (otro viejo amigo) y los restantes que citas. Por supuesto, merecen ser leídos con atención.

Sin embargo, disiento de tu opinión sobre "lo esencial" de esta página. Es más: me parece muy oportuno que nuestros dialogantes salten fuera del asunto Opus Dei en su puridad y ramifiquen la conversación hacia la política, la moral sexual y, si es caso, hacia la canaricultura o el noble deporte del mus. Verás por qué dos razones pienso así:

Uno de los graves problemas de esa institución es su terrible endocentrismo, u ombliguismo. Dentro parece que lo de fuera carece de importancia alguna; se ignora o se descalifica por sistema. De hecho, aquellos "cristianos corrientes en medio del mundo" parecen subsistir en una burbuja de inmaculada perfección, lo que resulta nocivo a todas luces. Por delante de la casa cruza la pena de muerte, las atrocidades cometidas por las dictaduras en América Latina, la condena a morir de hambre que pesa sobre África... ¿Qué te diré que tú no hayas experimentado? Bajo la capa de un pretendido espiritualismo se oculta, en mi opinión, un volverse de espalda a la realidad. Incluso se hace chacota de los cristianos e instituciones cristianas comprometidas con la realidad. Véase Padre Llanos e, incluso, Concilio Vaticano II.

En este sentido, creo que es bueno que veamos al Opus Dei encuadrado en un amplio panorama, que engloba a la cristiandad y, sobre todo, a la humanidad en su conjunto, tanto en la perspectiva individual como en la colectiva.

Por otra parte, me parece terapeútico para los que aquí acuden en busca de su reinserción en la vida corriente y moliente. Es bueno que rompan su caparazón mediante una mirada amplia y, si es posible, algo irónica, sobre una realidad mucho más interesante y comprensiva que la limitadísima a que se hallaban sujetos dentro de aquella cerradísima organización.

Respeto tu opinión, no obstante y te envío un cordialísimo saludo.

Aprovecho para pedir a los orejas que proporcionen mi dirección a Bastián y a Hércules. Me apetecería comunicarme con ellos. Un abrazo para todos.

Antrax