Hace un par o tres de días, tuve la dicha de compartir una horas con unas chicas simpáticas y guapas. Eramos “very important person” (vips), y nos reíamos, porque disfrutábamos (yo seguro), en una noche lluviosa, de una agradabilísima compañía (mil gracias a ellas). Teníamos en común un pasado, mas o menos reciente, de pertenencia a la prelatura y un presente encarado con optimismo y sin obsesiones ni rencores.

En aquel breve y magnifico encuentro (gracias chicas), comentábamos que esta bien que hablemos, expresemos y escribamos, manifestando todo lo que nos ha “quemado”, pues ello hará que nos liberemos y que esos hechos pierdan la potencialidad de dañarnos durante el resto de nuestra vida.

Recuerdo esto a raíz de algún escrito reciente de la web y, porque creo que la página mas que para discutir sobre el sexo de los Ángeles, está para prestar una ayuda, a quien la pida, a quien la necesite, para encontrar la senda de la recuperación de la normalidad, la vía del retorno a la realidad.

Pienso que esa ayuda y ese recomponernos y recomponer solo será posible si conocemos lo que realmente yace en el fondo de cada regreso al mundo de los vivos, esto es, el motivo desencadenante del basta que cada uno/a dijo el día que decidió volver al mundo.

Solo lograremos el objetivo si no nos come lo anecdótico (que mañana nos producirá risa) de nuestro pasado y procuramos definir la raíz ultima, la causa del “se acabó”.

Sé que todo ello no es fácil, pero también sé que no es imposible, y no lo es si vivimos nuestro presente, el hoy, el ahora y no nos anclamos en un pasado. No es imposible si tenemos presente que valemos mucho (si mucho), que somos libres, que tenemos una vida por delante y que a ellos hay que dejarlos atrás cual curva del camino de la vida que se rebasa con el transcurrir diario. Solo vivir fuertemente en el mundo nos hará descubrir los contrates con ese “mundo” que nos absorbió por años o décadas. ¡Adelante, nosotros somos los vivos!

Pensativo.