Queridos todos:

Yo envié los dos artículos de prensa ('El poder del Opus Dei en la sucesión de la Iglesia' y 'Esperanza realista') objeto de polémica reciente en la web, al oreja de guardia. No le di mayor importancia, eran noticias aparecidas en la prensa que acumulaban información, en una sociedad adulta donde cada uno se va formando sus propias opiniones. Es más, como indiqué al oreja de guardia, ni siquiera estaba de acuerdo con todo lo que se decía en ellos, pero podía servir para ilustrar el hartazgo de una parte considerable de la Iglesia, silenciada por quienes hoy detentan el poder: los movimientos más conservadores, con el Opus Dei a la cabeza.

Varios decenios de servicio a Jesucristo en la Iglesia como sacerdote -con mis pecados y virtudes-, avalan, quizás, mi rectitud de intención. Más aún, me considero un hombre conservador, tanto que me gustaría ver la Iglesia más parecida a las ideas y la vida de su fundador que al iluminado de tuno, Escrivá sin ir más lejos. Me avergüenza pertenecer a una Iglesia que consiente el atropello a los derechos humanos más elementales, que provoca sufrimiento a tantos en lugar de liberación. Me indigna el silencio y el mirar para otro lado de la jerarquía y de la inmensa mayoría de la comunidad eclesial. No soy servidor de la Iglesia, sino de Jesucristo en la Iglesia: Él debe ser mi único Absoluto.

Con afecto:

Jerónimo, sacerdote diocesano.