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 Correos: Una anécdota de la vida ordinaria.- Emevé

040. Después de marcharse
Emeve :

En la vida ordinaria que llevo, y siguiendo los consejos de algunos de mis amigos de la web (“ocupa tu tiempo y no pienses en lo que te hizo sufrir”), me metí en una clase de esas que toman los chicos cuando están de vacaciones, tipo “aprende a cocinar tus platos preferidos”, como para ocupar mi tiempo, conocer gente nueva y de paso aprender algo que no sabía. Pues resulta que en la clase que llevo, tenemos una profesora un tanto enojona (dicen mis amigos que es así como seré yo de vieja... así que pueden sacar sus cuentas), pero para que no se moleste más con nosotros tomamos la decisión grupal de “hacerlo todo bien”.

Por mi parte, hice todo lo que tenía que hacer, y lo hice bien, incluso me felicitó (me puso estrellita en la frente y todo) y... ¡se enojó igual!!! ¡Qué frustración! Nos miraba con verdadero desprecio por nuestras juveniles cabezas. Estaba yo desesperada, y pregunté a mis compañeros a la salida, casi al borde del desconsuelo, “¿qué pasó?”. Mis compañeros dijeron con frescura: “es lo lógico, si hicimos todo bien, y ella se molestó igual, entonces es ella quien está mal”. Suena muy irrelevante y hasta estúpido, pero es que la deducción de mis amigos no había sido la mía, la mía había sido “hice todo bien, pero quizá no tan bien, he hecho algo mal”, y me culpaba a mí misma.

Fue exactamente la misma sensación que tenía cuando era numeraria y me esmeraba en hacer todo bien y nada salía, y en la dirección espiritual el santo sacerdote me decía que quizá no lograba (por ejemplo, hacer que las amigas que invitaba fueran a la meditación de San Rafael) porque había sido poco generosa en ofrecer horas de estudio y en las mortificaciones, o porque me buscaba a mí misma en esas actividades en lugar de buscar a Dios. En resumen, no importaba mi esfuerzo, nada salía y encima, en lugar de ganar virtudes (estudio, mortificación, etc.) había sido una bruja egoísta, ¿tiene eso sentido?.

Estoy segura que si les comentara esto a mis compañeritos de clase me dirían con mucha lógica “si te esforzabas en que salga y no salía, es que lo que te pedían era algo imposible de alcanzar, no te atormentes, quien está mal no eres tú, sino quienes te pedían lo imposible”. Qué triste es que en las acciones más tontas, mi “reflejo” siga siendo culparme a mi misma, qué suerte tener esos amigos, que sin querer me hicieron ver que aunque mi mente esté “formateada”, soy una mujer lista que puede aprender y “desformatear” su cerebro en camino a la normalidad.

Sigo con la anécdota, pasada la respuesta inicial, algunos de mis compañeros de clase siguieron diciendo “pues mañana hagamos todo mal, a ver qué pasa”. Eso me recordó a otra reacción común de los “exes”, que en sus años opusinos, al no lograr a pesar de su esfuerzo ser “perfectos”, se convirtieron en “rebeldes” y los más listos se convirtieron en “exes” (gracias a Dios fueron listos). Lamentablemente no fue mi opción, la mía fue presionarme hasta caer enferma de stress y angustia constante, y vista así, me echaron de allí, porque no les gusta cargar con pesos muertos y a las “casualties” –como yo- que se les cruzan por el camino se las aparta y se sigue avanzando. Finalmente, mi amiga sentenció: “no renunciemos, seamos perseverantes”. Y allí sí que se me fue la cabeza: “perseverancia, fidelidad”, palabritas de mis amores, fidelidad... perseverancia... causa de años de tortura personal, y de gastritis, desmayos y angustias. Me impactó tanto volver a escuchar la palabreja que acudí a un ejemplar de camino que conservo para meditar “contrario sensu” (es mi forma de decir que ahora cuando leo “camino” es con sentido crítico y me río con libertad de lo que antes me parecía ridículo, pero “el problema era yo”). Y encontré una frase que, pues... hay que leerla, pero como no me provoca copiarlo todo, digamos que dice un punto de “camino”, que el secreto de la perseverancia es el Amor, y sentencia “- Enamórate y no “le” dejarás”. Eso tiene para largo. Para abreviar digamos que San Fundador se refería a perseverar en una “obra de dios”, y que, si hacías lo posible por “enamorarte” de Dios, no te irías de la “obra”. Habla de “enamorarse”, no de amar. El enamorarse es (hasta donde sé, que sé muy poco) una emoción, que es casi un instinto y se acaba con el tiempo, y a veces da paso al verdadero amor (acto de la voluntad coordinado con la inteligencia) y otras se desvanece en el aire. Para tener ese tipo de emociones es importante estar en contacto con ellas, permitirse tenerlas, pero si en la “obra de dios” no te permiten tener emociones porque son apegos o son un descerrojo a la guarda del corazón, cómo rayos se hace para tener contacto con las emociones y lograr enamorarse de Dios, a quien se le aplica el “ojos no ven, ni oídos oyen”.

Entiendo que a los 17 años (otros a los 14 y medio) te enamoras de la ilusión así como te enamoras de un palo, pero pasado un tiempo, eso se va poniendo cuesta arriba, y lo más normal es que la emoción se te esfume pronto y no se pueda seguir más. A esas alturas sólo te quedas “por amor”, no “por enamoramiento”. Pero ¿qué pasa cuando eres parte de una “obra de dios”, aguantas todo “por amor”, y como premio a tu esfuerzo te dicen “estás enferma, te tienes que ir”? Ahí la lógica de Chemita falla.... Y la mente “formateada” así, piensa: “si yo hice “todo bien”, tal como está en los libretos, ¿qué pasó? ¿por qué Dios me mandó una enfermedad? O quizá no la mandó, sino que me enfermé porque yo lo busqué inconscientemente, ergo, aunque no me fui, sigo siendo una desdichada traidora”. Y claro, buscas que te digan que no lo eres, pero vas a un centro y a otro, buscado una mirada, un “bienvenida, no eres traidora, te queremos igual que siempre”, pero eso no se da nunca.

Al mismo tiempo piensa la mente “quizá no soy traidora, quizá es Dios quien estaba enamorado de mi y ahora ya no, se estuvo divirtiendo un rato conmigo y me abandonó a mi suerte”. Resultado, o te odias a ti misma u odias a Dios (y desconfías de todos los que se te acercan con afán de enamorarte, porque si Dios se burló, qué no hará un hombre). Hace falta alguien que te diga “Dios no estaba allí, Dios te ama y por eso te sacó de un lugar en donde te hacías y te hacían daño y Dios quiere te ames, ames a los demás y lo ames a Él”. Esas voces son las que he oído de mis amigos de la web. Y lo agradezco infinitamente... pero por lo visto la mente tarda un tiempo en “desformatearse”.

Para acabar, sólo les quería decir que hice todo lo que estaba en mis manos por “no pensar”, tomé clases, hice amigos nuevos, pero el tema me persigue, y la mente sigue pensando, y ¿saben qué? ¡No es mi culpa! Es así como soy, y debo encontrar mi propio camino para sanar mis propias heridas.... creo que pensar no es malo... a mi no me es fácil “olvidarme y seguir adelante”, puede ser la salida para algunos, pero no para mi. Y la verdad, me gusta las conclusiones a las que llego y me ayuda mucho pensarlas... y mi camino a la “recuperación” no parece tan cuesta arriba....

Saludos, desde el calor de Lima...
Emevé




Publicado el Friday, 14 January 2005



 
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