A raìz de una de las ùltimas intervenciones de Ebe sobre «La vocaciòn sacerdotal en la Obra» se volvieron a despertar en mi cabeza unos pensamientos que de vez en cuando ya me habian inquietado con anterioridad.

Por lo que conozco del problema, en las ùltimas décadas, en la Iglesia sòlo se puede conseguir que un sacerdote en crisis de vocación puede volver al estado laical, si demuestra que su ordenación sacerdotal fue inválida. De esta forma, aunque se pare e impida con todos los recursos por las autoridades eclesiasticas la hemorragìa de vocaciones sacerdotales, en la praxis es menester reconocer que la falta de validez en la administraciòn del sacramento del orden es algo relativamente frecuente.

Frente al conocimiento que todos ya tenìamos de las condiciones subjetivas necesarias para recibir el sacramento del orden dentro de la obra, conocimientos aùn màs matizados por el escrito de Ebe e ilustrados anecdoticamente por el testimonio de Guardiola del 17 de diciembre, y por la carta de Antonio Pérez-Tenessa, que dice literalmente: “Me opuse a la ordenación hasta donde pude (le consta a Pedro Casciaro, que era entonces secretario general), pero todo fue inútil” a mi me surge la seria duda de cuántas seràn las ordenaciones sacerdotales inválidas dentro de la obra.

Por supuesto no se puede generalizar. Habrà casos en los que, aunque no se quiera de ninguna forma recibir el sacramento del orden, las disposiciones subjetivas personales y el nivel de libertad interior de cada cual podràn suplir al vicio implicito, pero creo que también la falta de madurez y de libertad interior causados y fomentados de la peculiar formaciòn interna de la obra en mucha gente puedan causar la invalidez de muchas ordenaciones sacerdotales de numerarios y agregados. Y, en plan de hipótesis, cuando uno de estos sacerdotes llegue a la dignidad de obispo y tenga a su vez que ordenar otros sacerdotes… ¿no se va a generar una situaciòn muy parecida a la del clero protestante?

Reconozco no tener la suficiente formaciòn teologal para afirmar que existe este problema, de todas formas, como un “cristiano de tropa”, me hace falta hacer la pregunta en voz alta y esperar a que alguien con mayor conocimiento y doctrina me proporcione una contestaciòn satisfactoria.

Aprovecho la ocasiòn para desear a tod@s una Navida llena de paz, por dentro y por fuera, y que se realicen los deseos de bien y de desarrollo personal que llevamos dentro.

Auguri!

Elena (Aquilina)