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 Tus escritos: Los padres de la herejía hipócrita (I) (Cap.5 de 'Nuevas herejías').- Iván

100. Aspectos sociológicos
Ivan :

Los padres de la herejía hipócrita (I)

Quinta entrega de NUEVAS HEREJÍAS

IVÁN, 21 de diciembre de 2004

Cualquier obra tiene un autor. No existe novela, escultura, composición musical, etc., que no haya sido realizada por alguien. Las herejías no escapan a esta ley. Toda herejía necesita un padre que la defina.

Pero cualquier planteamiento herético necesita también a un grupo social, a una estructura, que lo materialice.

La herejía, como todo ser con vitalidad, precisa de un padre que genere el semen de la idea herética y de una madre, una institución, que la nutra en su seno para que así pueda ser implantada en el mundo...



En mis escritos anteriores hemos visto como a través de su comportamiento el Opus Dei se considera como una institución perfecta (por lo que según sus miembros nunca puede ni debe ser criticada negativamente) y, de manera opuesta, con su predicación se presenta ante el mundo como una parte totalmente fiel de la Iglesia.

En el subconsciente de sus miembros la Obra es "La Perfecta", la única voz válida de Dios, la Iglesia Total, razón por la cual la designé como una institución que se vive en la " herejía hipócrita", pues hipocresía es la cualidad de manifestarse de forma contraria a como se siente y se actúa.

Deducciones:

1 - La estructura social y religiosa conocida como Opus Dei es la madre de todas aquellas personas que caen en ese tipo de herejía hipócrita.

2 - Como las enseñanzas, formación y conducta de los miembros de la Obra son absolutamente fieles a las instrucciones de su Fundador y, como hemos visto, la conducta de los miembros de la Obra les hacen caer en la herejía de considerar al Opus Dei como perfecto (lo que sólo ocurre con la Iglesia Total, motivo por el que son herejes), eso solamente se lo puede haber transmitido su Fundador.

3 - Por lo tanto, tan sólo puede ser su Fundador el padre de la herejía en la que incurren los miembros engendrados por él y por la Obra. Por lo que el Fundador del Opus Dei tuvo que considerar a su Fundación, a la Obra, como perfecta, por lo que fue el primero en incurrir en la citada herejía hipócrita y quien se la inculcó a los demás miembros.

4 - Como el obrar sigue al ser, de alguien imperfecto sólo pueden salir obras imperfectas; o dicho de otra manera, una institución perfecta solamente puede salir de alguien perfecto: de Dios. Por eso la Iglesia Total, el impoluto Cuerpo Místico de Cristo, sólo puede haber sido hecha por Dios, por Jesucristo.

5 - Si el Fundador y sus miembros consideran a la Obra como perfecta, igualándola a la Iglesia Total, eso sólo puede ser debido a que su padre, su Fundador, quien la creó, se sentía a sí mismo, en su interior, en su subconsciente, en su obrar, como perfecto, como Dios; ya que tan sólo de alguien perfecto, como por fuerza se tenía que considerar él a sí mismo, podía surgir la Obra, también perfecta.

6- Por lo que el Fundador del Opus Dei vivía en la herejía de considerarse a si mismo como el Hombre-Dios, el mismo Jesucristo.

7 - De lo que se concluye que en el Opus Dei hay dos herejías:

1 - La común a toda la Obra, cuyos miembros y Fundador la consideran perfecta, ajena a cualquier crítica, por lo que la identifican con la única institución que puede ser así: la Iglesia verdadera.

2 - La peculiar de su Fundador, que se consideraba a sí mismo como Dios. Lo que además en moral se tipifica como el más alto grado de soberbia.

Corolarios.

Lo anteriormente demostrado nos permite ver aspectos del Fundador que antes eran difíciles de comprender; ahora, por el contrario, son de una claridad meridiana si los contemplamos desde el aspecto de que él, en su sentirse, se consideraba tan perfecto como Cristo.

Si Jesucristo era austero y mortificado, sí siempre tenía en la boca palabras hermosas y fascinadoras sobre las escrituras y Dios; el Fundador de la Obra también, por considerarse como Él.

Si Jesús es el Redentor y sin Él, fuera de su Iglesia, no hay salvación; pues para el Fundador de la Obra tampoco hay salvación fuera de él y del Opus Dei; lo que manifiestó en frases tales como las siguientes:

"Hijos míos, si no pasáis por mi cabeza y por mi corazón no llegaréis a Dios". (También he escuchado en la Obra esta frase formulada como "Hijos míos, para llegar a Dios antes tenéis que pasar por mi cabeza y por mi corazón".)

Las palabras anteriores son perfectas si son dichas por Cristo, mas no por cualquier otra persona, a no ser que se crea a sí misma Dios. Por otra parte, esa frase lleva implícita la cuestión de que si dejas la Obra ya no pasas por esa cabeza y ese corazón y por lo tanto no puedes llegar a Dios. Comentarios semejantes a los anteriores sirven para los siguientes párrafos.

"No doy un céntimo por el alma de un hijo mío que abandone su vocación [a la Obra]."

"Prefiero que me digan de un hijo mío que se ha muerto antes de que me digan que ha dejado la Obra."

"El que deja la Obra, además de perder su felicidad temporal, muy posiblemente también pierda la eterna."

Si Dios es el dueño y señor de la Historia, el Creador y único Aniquilador posible de lo creado por Él, el Fundador de la Obra también se apropia esos atributos divinos. Así, por ejemplo, suprime de la historia oficial del Opus Dei, "aniquila", a todos aquellos que se han marchado de la Institución. Sobre esto escribe uno de los primeros miembros del Opus Dei:

"Cuando el Padre estuvo con los suyos, refugiado en la Embajada de Honduras de Madrid, acordaron entre todos los que allí estaban, que él debía pasarse a la otra zona. [...] El grupo estaba constituido por el Sr. Escirvá, Paco Botella, Pedro Casciaro, José M.ª Albareda, Tomás Alvira, Juan Jiménez Vargas, Manuel Saiz de los Terreros y yo. En total éramos ocho. Pero como éste último y yo nos salimos más tarde de la Obra, los biógrafos nos suprimieron y desde entones se dijo que habían sido seis.". Miguel Fisac, "Nunca le oí hablar bien de nadie".. Escrivá de Balaguer - ¿Mito o Santo?. Editorial Libertarias Prodhufi.

Si Jesús dijo que no llamáramos "Padre" a nadie sino tan sólo a Dios, pues como el fundador de la Obra se siente Dios, se hace llamar así.

Sí Dios es omnipotente y legislador de los mandamientos, pues el fundador de la Obra también lo es y por ello hace que el fin justifique los medios: que la mentira sea buena si con ella se le beneficia a él o a la Obra, que se puedan violar los derechos humanos más elementales , etc.

Si al darnos la vida Dios gobierna hasta lo más mínimo de nuestro ser y conducta, pues el Fundador de la Obra también lo hace y transforma a sus "cristianos corrientes" en los menos corrientes de los cristianos y los carga con miles de normativas que van desde como han de ir vestidos a misa, en el comedor, por la calle, a que no utilicen zapatillas en los centros, etc.; a que los numerarios no pueden exhibir fotografías de sus padres en sus cuartos; a que no usen literas cuando viajan en tren; a que durante años y años las mujeres de la Obra no puedan vestir pantalones... y así con todo... gracias a su Fundador, los miembros del Opus Dei lo tienen regulado todo, todo, todo, hasta lo más ínfimo.

Jesucristo, por ser perfecto, no puede ser criticado, pues el Fundador tampoco. Era una falta gravísima la menor crítica a su persona, que hizo extensivo al resto de los directores de la Obra, quizás porque la Obra es también perfecta.

Las Sagradas Escrituras profetizan sobre Jesucristo y su Iglesia, pues en la Obra no es así: el Espíritu Santo habló pensando sólo en el Fundador y en su Opus Dei. En la Obra se predica mucho utilizando los Evangelios, textos de los santos Padres, etc., pero siempre para después aplicar lo dicho a la Obra, a la vocación y a la figura del Fundador. El siguiente ejemplo está tomado del punto 41 de la carta de fecha 19 de marzo de 1992 del entonces Prelado del Opus Dei Alvaro del Portillo, me he permitido poner entre [] una aclaración mía; en negrita las referencias bíblicas que emplea el autor y en itálica y subrayado las extrapolaciones que hace de ellas para referirlas a la Obra:

"Porque nos queremos de veras, sobrenatural y humanamente, y estamos unidos, notamos como un desgarrón en el alma si alguien no persevera en la vocación. Nos hace sufrir, pero no tambalear. El mismo Jesucristo experimentó la amargura de la traición de Judas, y ese dolor, ofrecido a Dios Padre, fue también medio para redimirnos. Sigamos nosotros su ejemplo y curemos la herida de la infidelidad con el bálsamo de nuestra entrega.

Judas era un Apóstol, había recibido esa vocación y Jesús no se equivocó al llamarle, pero aquel hombre prefirió la infidelidad. Traiciona al Señor con un beso; él, que había recibido el beso de una llamada divina. ¡Qué trágica mentira cuando la infidelidad se pretende camuflar bajo apariencia de amor! Judas traicionó al Señor por dinero. Demás abandonó a San Pablo por los placeres de esta vida... en el fondo, siempre es el egoísmo, la soberbia, es el yo desorbitado el que impide la fidelidad.. Para nosotros, la fidelidad a nuestra llamada significa fidelidad a la vocación cristiana: al Amor de Dios [se refiere a la vocación al Opus Dei]. Se entienden por eso las palabras fuertes de nuestro Padre: si alguno de mis hijos se abandona y deja de guerrear, o vuelve la espalda, que sepa que nos hace traición a todos: a Jesucristo, a la Iglesia, a sus hermanos en la Obra, a todas las almas. .Detrás de las tentaciones contra la fidelidad, siempre se cela alguna de las concupiscencias, o las tres, que el diablo trata de aprovechar para que cambiemos la perla preciosa de la vocación por cualquier baratija. De ordinario, tras la resistencia a seguir al Señor al ritmo de nuestra entrega, no hay más que eso: concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida. Se ha puesto el corazón en los encantos de una vida mundana, y en lugar de servir, se ansia sólo triunfar; en lugar de darse, tener; en lugar de Amor, egoísmo; y al fin, en lugar de negarse a uno mismo, se niega a Dios. Entonces, donde había entusiasmo y alegría, aparecen el aburrimiento y la tristeza mala, porque se ha olvidado que quienes son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias."

Como podemos comprobar hay una alternancia de textos sagrados y su exclusiva traducción para aplicarlos a los fines de la Obra, con lo que con esa interpretación es como si se hicieran de nuevo las Sagradas Escituras, ahora escritas tan sólo para el Opus Dei. Por ejemplo, de ese fragmento se desprende que Judas, el apóstol traidor, y alguien que deja el Opus Dei son una misma persona. Lo que don Alvaro nos está diciendo implícitamente es que la Obra es la Perfecta Iglesia y por tanto su Fundador es el Hombre-Dios, y que ello implica que quien los abandona a ambos tan sólo puede ser un Judas. Y lo mismo que hemos observado en este fragmento se puede inferir de cualquier texto sagrado que se emplea en cualquiera y en todas las predicaciones que se dan dentro del Opus Dei.

No me voy extender más en la multitud de facetas y ejemplos de "Hombre-Dios" en los que se vivenciaba a sí mismo el Fundador de la Obra. Para más ampliaciones nos basta con tener la pauta que nos permite descubrirlo y que consiste en observar cualquier atributo de Dios (omnipotente, redentor, sabio, justiciero, etc.) y comprobar como Josemaría Escrivá de Balaguer lo manifestaba en su conducta, de forma autónoma, al margen de la Divinidad, haciéndose a sí mismo Dios.

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Publicado el Monday, 20 December 2004



 
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