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 Correos: De Iglesia y de política.- Melqui

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Melqui :

De Iglesia y de política


Como ya dije en un correo anterior, me parece más útil que en la página se hable sobre el Opus Dei, que de cuestiones generales de religión o política. Sin embargo, ya que de hecho se ha derivado últimamente hacia esas cuestiones y se han generado opiniones con las que no estoy de acuerdo, me he decidido yo también a dar mi opinión sobre este tema.

Con todo respeto y cariño, voy a tomar como punto de referencia la opinión de emejota del domingo 28, por recoger bastantes de los puntos que se han debatido últimamente, y porque, básicamente, no estoy de acuerdo en nada con ella.

Considero un error de partida y de concepto, en primer lugar, hablar de distintas Iglesias dentro de la Iglesia. Una que, según emejota, sería la de la mayoría de los obispos, y otra (¿u otras?) que sería ... ¿la que cada uno se fabrique a su gusto?. Creo que esa visión es anticristiana, ya que supone situarte tú al margen de la Iglesia. La Iglesia, si uno cree que ha sido instituida por Jesucristo y además cree que es Una (si no, no puede rezar el Credo, luego no es católico) es la que es y no la que nosotros nos queramos fabricar. Dentro de esa Iglesia, habrá gente mejor y peor, más o menos pecadora y con mejor o peor fortuna al explicar las cosas, pero es la que es. Y a través de esa Iglesia pecadora y santa a la vez, y a través de la comunión y de la unidad con ella y sus obispos estamos llamados a santificarnos los cristianos. Eso, evidentemente, es una cuestión de fe. Si no se es católico no tiene por qué asumirse.

Ni existe ni ha existido nunca una Iglesia que “de todos los mandamientos del Decálogo, sólo se preocupa por el Sexto”. Si uno se toma la molestia de revisar todos los documentos magisteriales, pontificios o episcopales de los últimos 100 años (perfectamente accesibles desde Internet hoy) le costará encontrar, de entre las miles y miles de páginas escritas, más de alguna breve referencia al sexto mandamiento. A veces ocurre que basta que nos duela un pie para que nos parezca que, ese día, todas las personas con las que nos encontramos se empeñan en pisarnos precisamente el pie malo. Y lo único que pasa es que somos nosotros lo que tenemos especial sensibilidad en ese pie, los demás se comportan exactamente igual que siempre. Así creo que pasa con las acusaciones a la Iglesia sobre la obsesión por el sexto mandamiento. Suele ser quien hace la acusación quien tiene una especial sensibilidad o agobio en ese tema, lo que le hace ver una obsesión ajena donde existe un problema personal.

Me parece demagógico hablar de una Iglesia que “niega la comunión a los divorciados, pero no a los asesinos en el poder”. La Iglesia Católica no niega la comunión a los divorciados. No voy a desarrollar aquí toda la doctrina de la Iglesia sobre ese particular, pero sí decir que es muy abundante y muy matizada. En primer lugar, cualquier persona, si comete un pecado grave, no puede comulgar. Y cualquiera de esas personas, si se confiesa y recibe la absolución sacramental, puede comulgar, sea un divorciado o un soltero, sea Pinochet o Lech Walesa. Otra cosa es que, de un comportamiento externo objetivo, se pueda concluir que no existe un verdadero arrepentimiento o propósito de enmienda, como ocurre con aquellas personas que, públicamente, viven en una situación de convivencia marital irregular (sean divorciados o sean solteros). Igualmente, si a un sacerdote le consta objetivamente que se acerca a comulgar una persona en situación de pecado objetivo, no debe administrarle la Eucaristía, sea ese pecado contra el sexto o contra el quinto. En cuanto a lo que comenta emejota sobre el dictador chileno, yo no le voy a condenar ni a absolver por asesinato, prefiero que lo hagan los jueces.

Dice emejota que “La iglesia, como institución, nunca se ha movilizado por los derechos humanos”. Pero eso no es verdad. En todo el siglo pasado la Iglesia, como institución, ha sido la única defensora de los derechos humanos contra viento y marea en todo el mundo. Hoy en día, la voz de la Iglesia, como institución, y no sólo desde el Vaticano, es la única que alza la voz en defensa de los derechos humanos de todos en todas partes, por encima de ideologías o conveniencias. Y la Declaración de Derechos Humanos sólo ha sido posible desde una perspectiva cristiana del hombre, sin que haya sido posible que surja en culturas ateas, budistas o islámicas.

No conozco ninguna encíclica que ataque la democracia como forma de gobierno, pero si me citas a cuál o a cuáles te refieres en concreto, emejota, las leeré y podremos discutirlas.

No comparto en absoluto que, para defender la abolición de la pobreza y la miseria, tenga que admitirse el divorcio y el matrimonio entre personas del mismo sexo, como parece deducirse del argumento de emejota. Que un pecado sea más grave no justifica el menos grave. ¿O es que para defender que es malo matar, tenemos que dejar de decir que es malo herir?. ¿No se puede decir que es gravísimo que exista todavía hambre y guerras en el mundo (como, por cierto, denuncia continuamente la Iglesia) y que es grave que se destruya la familia con el divorcio, o que se trastoque la antropología del matrimonio admitiendo que lo contraigan dos hombres o dos mujeres?. Porque no todo en la vida es comer, emejota. Si algún día quiere Dios que erradiquemos el hambre y las guerras del mundo, ¿dará igual que, porque la gente ya no pase hambre y no se mate, vivan sólo para comer y beber?. Y quizá en España, donde gracias a Dios hay bastante menos miseria que en otros países, es lógico que la Iglesia se ocupe a menudo de otros temas que afectan al hombre, dado que la gran mayoría tenemos solucionado el sustento.

No sé si es apropiado decir que la Iglesia está siendo perseguida hoy en España, pero desde luego creo que sí acosada. A mí, al menos, así me lo parece al ver que un Secretario de Estado dice que se va a suprimir toda financiación a la Iglesia (aunque luego rectifique), al escuchar a una Directora General animar a no marcar la casilla de la Iglesia Católica en el IRPF, o al ver que se plantea que la clase de Religión se imparta fuera del horario escolar. También me lo parece cuando se quieren adoptar urgentemente, medidas como la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción de niños por estas uniones, o la liberalización total del aborto. Por cierto, emejota, ni el aborto ni el divorcio son pecados contra el Sexto.

¿Que la Iglesia (y los cristianos) debe movilizarse TAMBIÉN a favor de un trabajo y una vivienda dignas?. Totalmente de acuerdo. Una cosa no quita la otra. Lo que ocurre es que, hoy por hoy, quizá en España no se hacen leyes DIRECTAMENTE contra el trabajo digno o contra la vivienda digna, mientras que sí se pretende hacer leyes DIRECTAMENTE contra la vida o el matrimonio.

Por lo demás, ser cristiano no es incompatible con ser de izquierdas ni con ser de derechas, siempre que, el partido concreto, no defienda cosas incompatibles gravemente con la fe de la Iglesia, lo que puede ocurrir tanto con un partido de derechas como con uno de izquierdas. El problema es que la mayoría de los partidos concretos de izquierdas que han existido tradicionalmente en España, han partido de una ideología de base marxista. Y el marxismo sí es una ideología incompatible con el cristianismo, porque propugna una concepción antropológica de la persona totalmente enfrentada con la antropología cristiana.

Un saludo a todos y especialmente a emejota, que espero no se moleste por haberla tomado como referencia al emitir mi opinión, que no pretende ser sino eso, una opinión.

Melqui.




Publicado el Wednesday, 01 December 2004



 
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