Hola, amigos:

Benito en su carta del día 24 de noviembre dice que el anterior gobierno de derechas de España, con algunos miembros del Opus, no cambió la ley del aborto. Y achaca eso a una doble moral. En eso estoy de acuerdo con él. Los partidos políticos, los de izquierda y los de derecha, buscan sobre todo ganar las elecciones, más que defender unos valores. Y en eso coincido con la interesante carta de Ana Azanza del 24 de noviembre.

De todos modos, la izquierda no se conforma con despenalizar el aborto, quiere ampliarlo y convertirlo en derecho. Así que el votante cristiano tendrá que elegir lo que le parezca lo menos malo, y en este caso lo menos malo es que se mantenga la despenalización en los tres supuestos que la ley vigente legisla.

Como yo no soy ningún fundamentalista, comprendo que los gobernantes legislan para todos y por eso despenalizan la barbaridad del aborto en ciertos supuestos.

La carta de Ana Azanza es muy bella y reveladora. Coincido con ella en que votar sólo por cuestiones como  el aborto o la eutanasia es una simplificación de la religión cristiana, que es mucho más que una fijación por esas dos o tres cuestiones. Pero luego, Ana, me achacas ser heredero de esa fijación del Opus por cuestiones como el aborto, el divorcio, los anticonceptivos... Yo estoy en contra del aborto, pero no del divorcio ni de la homosexualidad ni de los anticonceptivos. Y si me inclino por la derecha, no es sólo por cuestiones morales, sino porque me convence su teoría del liberalismo económico, justo al revés de lo que me pasaba en el Opus, donde yo me sentía por así decir dividido entre mi rechazo al divorcio, la homosexualidad... y mi inclinación, para compensar, por la socialdemocracia. Ahora me siento más libre: soy de derechas porque me convence la derecha, pero no estoy de acuerdo con la moral sexual de la Iglesia Católica. Así que heredero del Opus, nanay, y si lo fuera, tampoco sería malo.

De todos modos, en muchas cartas, la tuya entre ellas, he advertido la idea más o menos velada de que los ideales de la izquierda casan más con el verdadero cristianismo que los de la derecha, y eso es un prejuicio que quiero desmontar para demostrar que cuando el Opus y la Iglesia se inclinan más por la derecha es con razón, y no sólo por cuestiones como el aborto y la eutanasia:

-Para empezar, CRISTO NO LLAMABA A LOS POBRES A LA REBELIÓN, SINO A LOS RICOS A LA GENEROSIDAD. A la izquierda sin embargo se le llena la boca con sus políticas sociales, pero en los países europeos e hispanoamericanos donde gobierna la izquierda los pobres no están mejor que con la derecha, porque lo que soluciona el problema de la pobreza es la generosidad personal de los ricos, no las supuestas macropolíticas de los gobiernos. Y en ese sentido los católicos con Cáritas y sus misioneros hace mucho más que todos los gobiernos europeos.

-El principio de la subsidiariedad defendido por la teoría social de la Iglesia se compagina mejor con el liberalismo económico de la derecha que con el intervencionismo de la izquierda. Además la derecha defiende tradicionalmente instituciones como la familia y la iniciativa privada, lo cual deja las manos libres a la Iglesia, mientras que la izquierda no defiende tanto a la familia y defiende lo público por sistema frente a la iniciativa privada. Por ejemplo, la izquierda, al menos en España, olvida que son las familias las que educan a sus hijos y el Estado es sólo un auxiliar y si el ochenta por ciento de los padres en España eligen educación cristiana para sus hijos, ¿con qué criterio pretende el gobierno socialista privar a los padres de ese derecho que les pertenece a ellos y no al gobierno? Otro ejemplo: el gobierno socialista dice que a la hora de debatir asuntos como la clonación o la eutanasia hay que hacerlo desde una moral laica sin prejuicios religiosos. Y digo yo: ¿por qué una moral laica y atea tiene que ser el colmo de la neutralidad y la asepsia mientras que la moral de un católico o un budista tiene que estar llena de prejuicios irracionales? La ética no es una ciencia objetiva, sino que es siempre subjetiva, y por tanto tanto derecho tienen a debatir los católicos como los ateos, no los ateos más que los católicos.

Estas son sólo algunas pinceladas para mostrar que la incompatibilidad entre la izquierda y la Iglesia no se limita a un desacuerdo en puntos como el aborto.

Si aun así uno que dice llamarse católico prefiere seguir votando a la izquierda es porque está más preocupado por juzgar la doctrina de la Iglesia desde los presupuestos de su partido que juzgar la doctrina de su partido desde los presupuestos de la Iglesia a la que dice pertenecer. Desde luego, Ana, no es ese tu caso. Tu postura me parece meditada y coherente y la comparto en general, salvo en los puntos que he comentado.

Así pues, aunque no comparto algunas posturas de la Iglesia, en esto, tanto la Iglesia como el Opus, me parece que actúan correctamente.

Saludos.
EPI