Hola amiga Brisas:

Contestas en relación a mi carta del 27.10.2004., empezando bien, porque casi copias mi pregunta, pero acabas con una pregunta que yo no planteo.

De ninguna manera estoy ofendido; solo te digo que el final no se ajusta a mi propuesta.

¿Cómo no voy a saber de las causas de las dificultades de la reintegración de las ex en la vida social, especialemente en lo relativo al trato natural con el otro sexo?

No recuerdo en cuál de las cartas que he ido enviando, pero en al menos una, he calificado de vejatorio el trato a las mujeres en el Opus Dei. Semejante trato deja secuelas de conducta; para muchas ex, irreversibles, pero no voy a entrar ahora en cuestiones clínicas de posible o no posible arreglo.

Ya que estamos, agradezco tu colaboración al revelar más datos sobre la inhumana vida de las numerarias. Ya sabía algo del criterio de la apariencia de las que ocuparan el puesto de recepción; también yo pensé que les faltó poner "y fea", porque el tonillo con que va todo empaquetado... es que casi lo pide.

Me imagino que alguien más te va a contestar diciendo que no has leído bien mi carta, lo cual ha hecho que casi no escriba yo ésta, pero por si acaso, para que otros no se confundan con tu versión, envío yo esta aclaración.

Un cordial saludo, Brisas.

Daniel

P.D.: por cierto Brisas, no sé cuál es la fina y sutil ironía a la que te refieres. He vuelto a leer mi carta, y encuentro que es de las pocas poquísimas en las que no hago juegos de palabras o chistes escondidos o explícitos.

Se ve que soy más gracioso y genial de lo que mi escasa humildad me permite reoconcer. ¡Tú dirás..."aondestá" la ironía!

Te lo pregunto por si hay algo de ofensivo en la carta (que yo no veo), porque de ningún modo ha sido intención mía.